Más bragado era Francisco I. Madero- Peleó con Javier Duarte
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Si Francisco I. Madero, 1910, se hubiera rajado en su lucha democrática ante el dictador Porfirio Díaz Mori.
Y si Álvaro Obregón hubiera dado marcha atrás en su lucha contra Venustiano Carranza y sus candidatos presidenciales en 1920.
Y si el general Juan Andrew Almazán, 1939, hubiera declinado su candidatura presidencial independiente ante Lázaro Cárdenas.
Y si el general Miguel Henríquez Guzmán, 1952, se hubiera agachado ante el candidato oficial, Adolfo Ruiz Cortines.
Y si Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano hubiera retrocedido ante el aparato gubernamental con Carlos Salinas en 1988.
Y si Andrés Manuel López Obrador se hubiera doblado ante Felipe Calderón Hinojosa y Roberto Moreno Pintado en el año 2006 y en el año 2012 ante el priista Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota.
Y si Jaime «El bronco» Rodríguez, su héroe, se hubiera arrugado ante el aparato gubernamental priista.
Entonces, la historia estaría llena de vergüenza social, cívica, política, moral y democrática.
Pero, bueno, Gerardo Buganza Salmerón ha revirado en su decisión de la candidatura independiente a la mini, reproduciendo la historia de José Vasconcelos, quien se enfrentara al Pascual Ortiz Rubio de Plutarco Elías Calles y que a la hora decisiva salió huyendo a Estados Unidos, dejando a todos vestidos y alborotados.
Sólo así, y a la luz de la historia, entre otros tantos casos, se entienden, digamos, las razones, más bien los pretextos banales de Buganza para declinar la candidatura ciudadana.
No obstante, una vez más se inmola en la hoguera pública deseando parecerse a Jesús crucificado en el Gólgota.
Yo soy honesto, dice.
Yo lucho contra las camarillas políticas y las mafias que han enfermado a Veracruz.
Yo entré a la política, clama, para servir y no servirme.
Yo nunca, reitera, he cedido a componendas.
«Ya no podemos dejarnos atrapar por la hipocresía, la mentira y las apariencias» advierte al mundo
Tal cual, con todo y su formación cristiana, católica, apostólica y romana de la que alardea, y ante la injusticia electoral, dice, mejor renuncio a la candidatura independiente.
¡Ay, Jesús de Nazareth, a Buga le faltó escuchar el discurso del Papa Francisco en Cuba a los jóvenes del mundo!
«No se arruguen» les dijo.
Buganza, con todo y el apoyo manifiesto de Javier Duarte, se arrugó.
Ni hablar, la biblia dice que «de los arrepentidos se vale Dios».
2
En la percepción ciudadana, en el imaginario colectivo, en el alma popular, estaba claro un hecho:
Buganza era el candidato independiente de Javier Duarte.
Y si de pronto renuncia, entonces, muchas dudas, interrogantes, preguntitas, asaltan a las neuronas.
¿Javier Duarte lo dejó solo?
¿Lo habrán acalambrado desde la secretaría de Infraestructura y Obra Pública de Tomás Ruiz González con el faltante millonario de los Juegos Centroamericanos cuando estuviera en la SIOP?
¿A poco de veras renunció… porque hay injusticia electoral?
Entonces, ¿también declinarán Juan Bueno Torio y Elías Miguel Moreno Brizuela?
¿Habría Héctor Yunes y/o su equipo convencido a Buganza pa’renunciar y unirse, por tanto, a su equipo, y levantar la mano a Héctor de igual manera como se la levantó a Duarte en el año 2010 para derrotar a Miguel Ángel Yunes Linares, que de eso «me encargo yo» dijo?
¿O es que de veras lo doblaron con la amenaza de exhibir sus trapitos al sol?
Y de ser así, entonces, ¿cuál es el origen del presunto pleito con Javier Duarte?
¿Renunció Buga porque se puso al brinco a Duarte y Duarte lo apretó y lo dobló?
La cartita de renuncia de Buga siembra muchas, demasiadas suspicacias en el alma colectiva.
3
A menos, claro, y en efecto, que consciente de que como candidato independiente ni a la esquina llegaría, igual que su berrinche en el 2010 en que renunciara al PAN por nominar a Yunes Linares como candidato, ahora repita el show y las pláticas con Héctor Yunes y/o su gente estén avanzadas para que de pronto aparezca entre ellos.
Total, y según la fama pública, desde Fidel Herrera Beltrán ha sacado jugo del árbol priista.
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De por sí el duartismo (y siempre Buganza estuvo enterado) apuntaló demasiados candados a las candidaturas independientes.
Incluso, quedó claro su doble, triple juego de promover a varios independientes, digamos, como una estrategia para restar votos a Yunes Linares en caso de que uno de sus «compañeros de proyectos» (Jorge Carvallo, Érick Lagos, Adolfo Mota y Alberto Silva) salieran candidatos priistas a la mini.
Y ahora, cuando, ni modo, el destino lo alcanzó y sus cuatro diputados federales quedaron descarrilados, de pronto, zas, Buga renuncia.
Ninguna duda hay, entonces, de que Buga está mintiendo en su carta renuncia y omite las razones auténticas por las cuales declinó, al cuarto para las doce, y sobre todo, boletinando su dimisión en la madrugada, la hora cuando los ladrones suelen entrar a las casas y los negocios.
Semanas anteriores, uno de sus auxiliares reveló que entre Buga y Duarte se estaban dando conflictos de intereses, al grado de que le había cerrado la llave, luego que en Casa Veracruz ambos sostuvieron una juntita con un estratega electoral para planear la precampaña y la campaña.
Incluso, las malas entrañas aseguran que ahí Duarte entregó la mitad de los honorarios al estratega.
En todo caso si, como afirma Buga, los dados de la balanza están cargados en contra de los independientes, ya se verá la reacción de Bueno Torio y Brizuela.
Si sus héroes son Francisco Madero y Álvaro Obregón y le entran al toro por los cuernos, o Vasconcelos, y huyen al desafío político y electoral que enfrentan.