Elizabeth Morales García fue derrotada en las urnas como candidata a diputada federal por Xalapa y luego premiada con la delegación federal de la Profeco, donde hay suficiente materia prima para chingar.
Ana Guadalupe Ingram Vallines fue derrotada en las urnas para la curul federal y premiada con la delegación federal de la SEDESOL, donde tendrá presupuesto para hacer y deshacer negocios lícitos e ilícitos.
Olivier Aguilar Yunes fue derrotado como candidato a diputado local y federal y muchos meses después premiado con un cargo público en el SAT de Xalapa.
Alberto Silva Ramos ha sido premiado con la alcaldía de Tuxpan, la SEDESOL, la vocería, la curul federal y la presidencia del CDE del PRI, como un capricho berrinchudo de Javier Duarte para encaminarlo a la candidatura priista a la mini, que perdió.
Érick Lagos fue premiado con la presidencia del PRI, la subsecretaría y la secretaría General de Gobierno y la curul federal, como una posibilidad para quedarse con la candidatura priista a la mini, y de igual manera, solito se hundió en la tendencia de la encuesta histórica, atrapado y sin salida en el sótano.
Adolfo Mota fue paseado de la Secretaría de Educación a la curul local; pero por el distrito de Xalapa rural, porque en Coatepec la mitad del pueblo lo odia y a la otra mitad le vale, y aun cuando estuvo perfilado para la mini, tampoco jamás levantó.
Jorge Carvallo Delfín (“el hijo más ruin que he tenido”), pasó por la curul local, la presidencia del CDE del PRI, la secretaría particular, la Secretaría de Desarrollo Social y la curul local, y como “quien nace para maceta del corredor no pasa”, perdió la mini.
En contraparte, Carolina Gudiño Gorro fue derrotada en las urnas como candidata a diputada federal por el distrito de Boca del Río, y ningún premio le han dado, quizá, porque en el fidelato fue todo en menos de un sexenio. Directora del Instituto de la Mujer, diputada local y federal, que botara, y alcaldesa, donde tenía un presupuesto a sus pies, compartido con “Los hermanos Macana”.
Además, nunca formó parte del duartismo, y por el contrario, en el Fidelato, encumbrada en el corazón como reina única, declaró la guerra a Javier Duarte, y ni hablar, en el pecado sigue llevando la penitencia.
DEJAR DE SER POBRE…
La anterior relatoría explica una vez más en la lógica de la historia política que basta y sobra la amistad con el Jefe Máximo en turno para alcanzar “la plenitud del pinche poder” que significa cargos públicos, salarios de excelencia, viáticos, presupuesto, camionetas blindadas, escoltas, vida principesca, camino a la santidad económica y camino al paraíso fiscal.
Un sexenio, un trienio, bastan y sobra para dejar de ser pobre y quizá hasta para resolver el pendiente económico para varias generaciones futuras.
Elizabeth Morales y la Ingram Vallines (y también la Gudiño), por ejemplo, perdieron la curul federal, a pesar, incluso, del gasto millonario con cargo, como hipótesis primaria y única, al gobierno de Veracruz, que se deriva del pago del impuesto cubierto por el contribuyente, y además, sin rendir cuentas absolutamente a nadie.
Y no obstante que todo el dinero público invertido en sus campañas se fue al vacío, es decir, quedó en la nada, por obra y gracia de Javier Duarte han sido premiadas con un cargo público “donde hay” para así restituir la herida política de sus derrotas y de paso, seguir construyendo su fortuna personal.
Tan es así que luego del debut y despedida de la Barbie de “Los tigres del norte”, Dominga Xóchilt Tress, en la dirección de Espacios Educativos como una ideóloga pedagógica (pedagógica por sus fotos en internet), está lista para la candidatura priista a diputada local por su distrito sureño.
También es el caso de Corintia Cruz Obregón, quien irá por el distrito de Xalapa rural, y de Ana Rosa Valdés, presidenta municipal de Paso de Ovejas, con una campaña mediática millonaria para posicionarse en el imaginario colectivo y brincar a la curul local por Emiliano Zapata, y por añadidura, heredar la diputación usufructuada ahora por su esposito.
Todo, gracias, al derecho de género, el derecho de paridad.
LOCURA GAY DE UN EMPERADOR ROMANO
Tal cual el estilo personal de gobernar y ejercer el poder del góber fogoso es reproducido por el duartismo, es decir, el reino de las barbies y las reinis.
Por fortuna, el tiempo histórico del emperador Adriano fue rebasado, porque aquél perdió el control de su vida con un efebo de nombre Antínoo, de 17 años, y tanto enloqueció que le construyó una ciudad con el nombre de Antínoo, las calles fueron bautizadas con el nombre de Antínoo I, II, III y así de manera sucesiva, en cada calle levantó una estatua con la figura de Antínoo y acuñó monedas con la silueta de Antínoo.
Un día, en un desfile, pasó enfrente un joven soldado del que Antínoo se enamoró y salió corriendo atrás de él dejando al emperador Adriano en la más devastadora soledad, y entonces, para consuelo, regresó a su esposa a su tálamo y a quien había enviado al otro extremo del reino para vivir su locura biológica a plenitud.