- En los cinco años y dos meses…
- Es atentar contra la UV
PASAMANOS: El último año del duartismo camina igual que los primeros años turbulentos. Veracruz, campeón nacional en el asesinato de reporteros, activistas sociales y abogados. Pero también de desaparecidos, secuestrados, asesinados y fosas clandestinas. Y todavía de ñapa, el gran movimiento social que en su contra sigue hirviendo en la Universidad Veracruzana.
En las últimas horas, la efervescencia social y académica como un tsunami.
Marchas pacíficas en el sur de Veracruz. Desplegados periodísticos de académicos y alumnos y consejeros estudiantiles. Barras de abogados solidarias con la UV, llamando a una movilización en los próximos días. Vice/rectores tirando su espada en prenda por la rectora, doctora Sara Ladrón de Guevara.
La rectora, cabildeando con la ANUIES, que aglutina a las universidades públicas de la república, para perfilar una protesta nacional.
Algunos legisladores federales, y hasta los precandidatos a la mini/gubernatura, con la mano tendida para lo que sea necesario.
Incluso, desde ex alumnos y ex académicos hasta el Frente Estatal en Defensa del Instituto de Pensiones clamando, “ni un paso atrás”, el pago de los 2 mil 76 millones 844 mil 705 pesos, y de paso, lanzándose a la yugular de la 63ª. Legislatura en contra de “recortar el presupuesto” como lo han anunciado.
“Nuestra absoluta disposición para defender siempre… la dignidad y autonomía de muestra alma máter, en cualquiera de sus ámbitos” advierten los consejeros estudiantiles de todas y cada una de las más de 60 facultades de la UV.
Y “en cualquiera de los ámbitos” significa lanzarse a las calles y avenidas de Xalapa en una manifestación sin precedente que desafiaría por completo la ley Ampudia, que sataniza con cinco años de cárcel a quienes bloqueen las vías de comunicación.
Camina así lo que la rectora llamara “la revolución silenciosa”, donde todas las expresiones de inconformidad tienen el mismo sello de casa.
Y más, porque han sido muchas, demasiadas las tomaduras de pelo de Javier Duarte en contra de la UV, la última el fin de semana en la que los secretarios de Gobierno y de Finanzas y Planeación una vez más hablaron de una calendarización de pagos, como la vez anterior, incumplida por todos lados.
El duartismo, al que todo le vale, ha despertado al Veracruz bronco.
Y si continúan montados en su casa de marfil, una vez más incendiarán a Veracruz.
Nadie les perdona el atentado económico, social y educativo en contra de la máxima casa de estudios.
BALAUSTRADAS: El discurso duartista se ha endurecido.
De desviar los más de 2 mil millones de pesos a otros programas, a otras regiones, quizá al jineteo bursátil, acaso a otros bolsillos, hasta chingarse el subsidio federal (más de $400 millones).
De tomar el pelo a la rectora yendo a su oficina a tomar café para garantizar el pago pronto y expedito hasta la feroz campaña mediática asegurando que si la SEFIPLAN debe a la UV, la UV también está atrasado en el pago al IPE.
Y luego, de pronto, la semana anterior, recular, y decir que están al corriente del pago, como si tal fuera un pleito infantil.
De “fumar la (presunta) pipa de la paz” hasta la resistencia, mejor dicho, tozudez, capricho y berrinche para abonar una partecita significativa.
Ahora, el Veracruz bronco ha despertado, y por fortuna.
Si el filósofo de la comunicación social, el Fiscal General, que imparte justicia en base a las redes sociales y las notas y columnas periodísticas, lo advierte, registrará que cada vez aumenta el número de desplegados solidarios con la rectora, exigiendo “la total entrega del monto adeudado” como lo especifican los consejeros estudiantiles en su comunicado del 13 de febrero, 2016, en La Jornada Veracruz.
Los desplegados anuncian un apocalipsis callejero.
ESCALERAS: Gregorio Marañón, el estudioso del emperador Tiberio, diría que Javier Duarte es un joven político bipolar, irascible, berrinchudo y caprichudo, influenciable, vengativo y rencoroso que gobierna con el hígado.
Y, por eso mismo, dueño del poder político, económico y social, legislativo, judicial y policiaco, enfurece cuando alguien le contradice y/o lo evidencia, y/o tiene amistades y hasta familiares que lo irritan.
Y todavía, de ñapa, la indolencia que lo ha llevado a ejercer el poder con desprecio y menosprecio a la población (des)gobernada.
Por eso, la ley Ampudia. Y la fallida ley Bermúdez. Y la rara y extraña desaparición de “El oaxaco”, que se le enfrentara. Y el inusitado presupuesto para Seguridad Pública, que tanto se necesita para apalear a los pensionados, los estudiantes de la UV, los profesores y los indígenas, como si viviéramos la guerra sucia de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, con su operador Fernando Gutiérrez Barrios.
En un Veracruz con 6 de cada 10 habitantes jodidos según el CONEVAL…
Con una migración imparable a la frontera norte y Estados Unidos…
Y en donde la prostitución ha perfilado a la tierra jarocha como la productora y exportadora número uno de trabajadoras sexuales que han de vender su cuerpo para llevar el itacate a casa…
Y en donde la UV representa la única posibilidad para la educación superior de los hijos de las clases baja y media, el peor agravio del duartismo es el desvío del subsidio millonario.
Nadie le perdonará jamás el número de feminicidios, desaparecidos y asesinados.
Tampoco la impunidad.
Ni menos el dolor y el sufrimiento humano en cientos, miles quizá, de hogares y familias.
Pero tampoco nunca le perdonarán las tropelías con los recursos que de manera legítima, aprobados por el Congreso, corresponden a la UV.