“Si el miedo nos detiene, el crimen gana la batalla”

0
370

ÚLTIMA PARTE

POR MARCELA SERRANO

Los sociólogos por la UNAM, Balám Solís, y Javier Pulido Biosca, explican cómo fue que llegamos a esta situación de miedo e inseguridad, qué nos espera y qué podemos hacer al respecto los ciudadanos

 

El verdadero problema de la violencia es la impunidad, la incapacidad para sancionar a los grandes delincuentes

 

“LA ESPERANZA ES EDUCAR”
-Entonces, si es algo que viene de tan arriba, los ciudadanos comunes, ¿podemos hacer algo?

-Creo que es muy difícil. El poblador común no puede combatir esa corrupción, porque está en las más altas esferas del país. Ahí tienes el caso de Oceanografía donde hay algunos políticos mezclados: se genera un hoyo de silencio y nadie sale sancionado. Aquí tienes un gobierno municipal que está diciendo que no hay dinero pero que no informa peso sobre peso en qué se ha gastado el presupuesto, ésa es su obligación. Tu a tu contador le exiges números porque es tu empleado. Todos esos funcionarios son nuestros empleados y están obligados a entregarnos cuentas, para sancionarlos si no cumplen. El ciudadano los llama autoridades, cuando la Constitución señala que la autoridad, la soberanía radica en el pueblo. Los funcionarios están ahí puestos para funcionar. Entonces ya desde ahí estamos torcidos los mexicanos. Son siglos de estar con esa visión de que el que gobierna es una autoridad.

-Entonces… ¿nada?

-La esperanza es educar, que el poblador -¡hasta los menores!- sepa exigir su derecho, de buena manera, no con groserías ni con insultos, ése no es el camino. Entonces, no puedo hacer nada, pero sí puedo exigirle al Estado en todos sus niveles, que resuelva.

 

La primera violencia es que no se respeta ninguno de los derechos. No puedes tener un país en donde el salario mínimo alcanza para comer un kilo de tortillas y un arrocito. No puedes pagar trasporte ni nada más con eso. Los mismos expertos dicen que eso va a provocar una gran inflación. Ahí se violenta los derechos económicos, garantizados en la Constitución. Detrás de todo esto, encuentras a las empresas multinacionales que dicen: “necesito mano de obra barata”, entonces aprueban esos salarios, quedan bien con alguno que otro funcionario (porque son sobornos, ni siquiera es dinero que entre a las arcas públicas), y ésa es la violencia más fuerte.

Ahora, en los derechos sociales, tú observa la gran mayoría de los trabajadores que laboran en una empresa más o menos estable: no hay prestaciones, jubilaciones ni seguro médico, todas las instituciones están llenas de esa violencia.

Sin embargo, esto no es privativo de México. El sistema no tiene fronteras, es un sistema internacional. Muy fácil se libraría estas crisis si no fuera porque las empresas multinacionales buscan salarios muy bajos en Latinoamérica. Las mismas empresas pagan bajito en México o en Brasil, y la gente emigra para trabajar. Entonces ahí tienes tu mano de obra barata. Por otra parte está el jaloneo político, eso de que la migración se prohíbe es una ficción: al contrario, ¡se fomenta!, pero decir que se prohíbe sirve para que el patrón diga: “no te puedo pagar igual que a mis trabajadores porque como no tienes papeles, eres ilegal”. Entonces esa mano de obra es cautiva, barata y desechable: cuando ya no quieres a los trabajadores, les echas a la migra y los deportan. En el caso de México el narcotráfico también sirve para eso…

 

“TODO ESTÁ LLENO DE TRAMPAS”

-¿Entonces, el narco no es el verdadero motor de la violencia?

-El tráfico es de mano de obra, esto es la esclavitud moderna, el narcotráfico es el pretexto. Lo generaron para controlarlo. Fox dice muchas idioteces, pero en cuanto a las drogas creo que acierta cuando dice: “hay que legalizarlas”. El problema no es el tráfico de drogas sino el tráfico de mano de obra. Es una trampa y todo está lleno de trampas. El verdadero problema de la violencia es la impunidad, la incapacidad para sancionar a los grandes delincuentes y todavía dotarlos de la mano de obra que requieren para sus operaciones. Ve lo que pasa con el Grupo México y la contaminación del río Sonora, ahí lo que sucede es que hay una empresa que no cumple con la normatividad. Los representantes le dan vueltas y no imponen sanciones económicas. Si dijeran: “vamos a sancionar lo suficientemente fuerte para que ningún empresario omita esos cuidados”, se sentaría un precedente. Compáralo con el caso de Chevron, la empresa petrolera a la que le han exigido miles de millones de dólares como indemnización por daños ambientales en Ecuador, pero en México les va a ser muy fácil no pagar nada y darle dinero al juez. Ante ese escenario, que toleren eso, nos dice que vienen cosas peores, al entrar esas compañías tan corruptas, los resultados van a ser cada vez peores.

-¿Peores que lo que estamos viviendo?

-Peores…

-Qué horror, ¿cómo no tener miedo así…?

-Bueno, el miedo no te lleva a nada. Hay que tener cautela. Uno no busca la confrontación con la autoridad; en un momento dado sí hay que exigir, de manera firme, pero respetuosa. Sobre todo se trata de crear la idea de comunidad, de crear ciudadanía. En las comunidades hay cero delincuencia, ¿por qué? Porque la gente se organiza. Ese modelo habría que imitarlo, ponerle freno a la violencia desde lo personal (porque si le pegas a tu esposa en casa, ¿cómo dices que quieres cambiar las cosas?) y tejiendo con la familia, con los amigos.

-A mí me gusta creer que realmente es cierto, que por fin la gente se está uniendo y organizando contra la inseguridad…

-¡Ojalá fuera cierto! (Risas) Sería muy bonito, pero hay que ser un poco cínico en estas cuestiones. Si fuera cierto, muchos problemas ya se hubieran resuelto. Lo que se ha logrado con las autodefensas en la sierra, en las ciudades no se puede por esa visión de las clases medias que es individualista, egoísta, temerosa y muy ignorante. Es muy difícil hacer una sinergia conscientemente: es difícil, aunque no imposible y no hay peor lucha que la que no se hace (sonríe).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

: