Luis Velázquez
23 de diciembre de 2019
De reina de la belleza en su pueblo tuxtleca, la Fiscal General de Veracruz estaría pasando a la bruja mala de la película. Por ejemplo, ha descargado en contra de su antecesor, Jorge Wínckler Ortiz, toda la pasión volcánica anidada en un corazón humano.
Uno. Si Javier Duarte fue declarado por Enrique Peña Nieto el político más corrupto del país, Wínckler fue el peor Fiscal, no de Veracruz, sino de la república amorosa.
Según la Fiscal, Wínckler tenía trescientos “aviadores” en la nómina, incluidos reporteros y hasta trabajadoras domésticas, digamos, de su casa, y/o de las casas de algunos familiares y/o amigos y/o funcionarios públicos.
Y, bueno, de acuerdo con la rendición de cuentas, la Fiscal está obligada a detallar los nombres y los cargos públicos y/o el destino laboral y los salarios usufructuados de los aviadores durante los dos años del bienio yunista, considerando que si lanzó tal bombardeo nuclear, entonces tiene, más que “los pelos de la burra en la mano, la burra completa”.
De hecho y derecho, emitir una acusación tan audaz y temeraria resulta fácil, pues como dice el viejito del pueblo, “la lengua no tiene huesos” y ni modo de quebrarlos con una mentira, una calumnia, una difamación, un daño moral.
Y en el tiempo de la Cartilla Moral, si el fuego candente fue lanzado contra Wínckler, entonces, la población electoral necesita conocer al detalle todos y cada uno de los 300 “aviadores”.
De lo contrario, la denuncia mediática quedará en un simple fuego pirotécnico, además de la manifiesta comprobación científica de que la calumnia algún daño hace.
Es el caso, por ejemplo, del secretario de Educación quien ha pasado las semanas y los meses hablando de aviadores en la SEV de su antecesor, Enrique Pérez Rodríguez, sin documentar cada caso, incluidos los aviadores del COBAEV, donde, señaló, está o estaría involucrada la diputada local priista, Érika Ayala.
MOCHES DE FISCALES
La Fiscal también aseguró que Wínckler cobraba una cuota fija mensual a los Fiscales de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Y en la misma tesitura de los 300 aviadores, está obligada política, moral, social y presupuestalmente a documentar el nombre de los Fiscales que aportaban su mochada mensual así como la cantidad y el concepto.
Además, si los Fiscales entregaban su mochada a Wínckler, como jefe máximo que era, entonces la sucesora (“Aquí mando yo” dijo cuando tomó posesión) está obligada a documentar la procedencia del (presunto) dinero que los Fiscales daban de manera puntual, cada mes, al patroncito, “el oaxaqueño chaparrito” como le llamó Javier Duarte.
Y es que a todas luces pareciera una locura inverosímil que el exfiscal, prófugo de la justicia desde el 4 de septiembre cuando fue separado del cargo, tuviera tantos “aviadores”.
Y más, y entre ellos, a miembros de la Real Fuerza Aérea de la Fiscalía a trabajadores de la información, tiempo aquel cuando el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, el santo protector de la Fiscal, dijera que Wínckler tenía un Cartel Mediático a sus órdenes.
La Fiscal documenta los hechos, o de lo contrario, necesitará leer el Eclesiastés en su primer párrafo cuando dice que antes, mucho antes de hablar cualquier persona “ha de amarrarse la lengua”.
Por ejemplo, la mitad de la población electoral y la otra mitad se preguntan las razones por las cuales tres meses y tres semanas después, la Fiscal ha sido incapaz de detener a Wínckler y su profesor, Marcos Even Torres Zamudio, el ex Fiscal Anticorrupción, prófugos de la justicia.
Nadie duda la posibilidad de que, en efecto, Wínckler tuviera “aviadores” a partir, digamos, de que a la salida de Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador, su equipo político quedó a la deriva y según afirman los conocedores, la Fiscalía se convirtió en el centro neurálgico de la operación política para acoger a los yunistas urgidos de un salario.
Pero, bueno, hablar de trescientos aviadores es como asegurar que el diablo existe y que un elefante puede pasar por el ojito de un alfiler.
“TIRAR LA PIEDRA Y ESCONDER LA MANO”
Los secretarios de Educación y de Salud pasaron un año denunciando presuntas tropelías de sus antecesores en la yunicidad, el duartazgo y el fidelismo, y con todo y denuncias penales ninguna al momento ha sido aterrizada con hechos concretos y específicos, como por ejemplo, detenidos, aun cuando, claro, solo hay uno, ex funcionario de SEFIPLAN, internado en el penal de Pacho Viejo.
Y si Wínckler se fue de largo con 300 aviadores, entonces, en automático la Fiscal habría iniciado el procedimiento jurídico para someterlo a un nuevo juicio.
Pero para hacer creíble la versión, cada ciudadano interesado en el destino social necesita conocer la listita del oprobio y la corrupción.
Y más, ahora, cuando la bandera ideológica de AMLO, el presidente de la república, gira alrededor de un par de ejes comunicantes.
Uno, enfatizar todos los días desde las mañaneras que todos los Morenistas, incluido Manuel Bartlett, director general de la CFE, son honestos, honestos, honestos.
Y dos, que el gobierno de MORENA combate día y noche la corrupción de sus antecesores.
Por eso, incluso, la campaña de escarnio de la Fiscal y de los secretarios de Educación y Salud en contra de los panistas y duartistas.
Pero…, el simple hecho de “tirar la piedra y esconder la mano” de nada sirve sin la lista detallada de los trescientos “aviadores”.
Un día, los vecinos dejaron de creer en el pastorcito anunciando la llegada del lobo.