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Expediente 2016: Reality-show

LUIS_VELAZQUEZSi el lector es priista, pero además, priista recalcitrante, digamos, adorador de los tlatoanis del PRI, adorador de Moctezuma, Cuitláhuac y/o Cuauhtémoc, los hijos que heredaron el poder de Ayaxacatl, los hijos del priista Pedro Páramo, el hacendado de la famosa novela de Juan Rulfo, entonces, creerá a ciegas, estará seguro, segurísimo de lo afirmado el domingo 7 de febrero por el candidato rojo a la mini/gubernatura.

Y, por tanto, convencido de que «dos años son suficientes para que Veracruz resurga en todo su esplendor».

No obstante, y si creemos al CONEVAL, entonces, ni en cien, ni en 200, ni en 300, ni en 450 años, cuando Hernán Cortés desembarcara en las playas de Chachihuecan, la tierra jarocha ha alcanzado «su esplendor» … con todo y las canciones de Agustín Lara y Pepe Guízar. 

Tal cual, se llegaría a una sola conclusión: uno es el precandidato, otro el candidato, otro el candidato ganador, otro el gobernador electo y el otro en gobernador en funciones y el otro el gobernador de un año y el góber de dos años.

Y si nos atenemos al pasado, partiendo de 1824 con Guadalupe Victoria el primer gobernador jarocho, entonces, peor tantito, pues el CONEVAL lo ha dejado clarito: 6 de cada 10 habitantes de Veracruz son pobres y miserables y están jodidos.

Y menos, mucho menos, cuando y como asegura el politólogo Carlos Ronzón Verónica, de los 24 meses de la mini, unos 17 meses se irán en la rebatinga para la elección de presidentes municipales, síndicos y regidores, y del gobernador de 6 años.

Por eso, cuando el candidato rojo habla de que «quiero escuchar a los pensionados y reunirme con las madres de los desaparecidos y los jóvenes que no han tenido una oportunidad para alcanzar sus sueños y hacer de la UV un orgullo de México» (que, por cierto, ya lo es, si «toda alabanza en boca propia es vituperio», entonces, el candidato rojo se está echando su reality-show número mil, de tal forma que ni siquiera la militancia priista le ha de creer, incluidos los 5 escoltas, los 10 achichincles y los 20 busca-chambas que el corresponsal de Proceso, Noé Zavaleta, cuentan lo siguen día y noche.

 

QUE 30 AÑOS LO CONTEMPLAN… 

 

El candidato rojo dijo en el inicio de su precampaña por la candidatura a la mini que tiene «más de 30 años que me he dedicado a servir a la gente».

Ok.

Habría, sin embargo, de aplicar un examen a la militancia y a uno que otro miembro de la cofradía y elite tricolor si conoce y recuerda algún beneficio social concreto y específico que el precandidato haya generado en más de tres décadas para un pueblo, una región, y lo ideal, para el estado de Veracruz.

Una parte de su vida, por ejemplo, en el dantismo la pasó becado en Europa, con cargo al impuesto pagado por el contribuyente, tiempo aquel cuando lo acompañó en su, digamos, aventura académica (nadie conoce los títulos académicos extranjeros) con Teddy Palacios, uno de los más famoso porros estudiantiles de la época, él mismito que le tomara la rectoría de la Universidad Veracruzana a Fernando Gutiérrez Barrios el primer día como gobernador.

En dos ocasiones fue subsecretario de Gobierno, con Miguel Alemán y el góber fogoso, y sabrá Jesús de Nazareth, en cuyo nombre los evangélicos bendijeron a Javier Duarte en palacio, su trascendencia social en la población menesterosa y precarista, pobre y jodida, los pobres entre los pobres.

Fue diputado local y federal y una partecita senador, y en nombre del optimismo, sería saludable conocer, primero, las iniciativas de leyes que haya presentado al pleno, pero además, aprobadas, pero más aún, la forma en que han aterrizado para enaltecer y dignificar la vida cotidiana de norte a sur y de este a oeste del país.

En contraparte, en su discurso ya mostró su identidad excluyente. 

«Iré, dijo el precandidato rojo, «a encontrarme con… todos aquellos organizados bajo las siglas del» PRI.

Si así es, entonces, está dejando fuera a los militantes de otros partidos, pero además, a los incrédulos y agnósticos, y al millón de indígenas que, por ejemplo, ninguna membresía partidista tienen, porque nunca, jamás, han recibido un beneficio social ni del candidato priista ni tampoco de los gobiernos tricolores.

Significaría, entonces, que su objetivo está centrado en la familia priista, y como dicen los agrónomos, «ni un centímetro fuera del pavimento».

Lo anterior también se llama fundamentalismo. «Estás conmigo o estás contra mí», lo mismito en que terminó atrapado y sin salida Javier Duarte. 

 

MUCHO DESENCANTO Y DOLOR SOCIAL 

 

El mundo sabe que en Veracruz hay dolor y sufrimiento. Secuestrados, desaparecidos, asesinados, fosas clandestinas.

Además, irritación social azuzada por la inseguridad y la impunidad y la indolencia duartista.

Y también coraje popular. Seniles estafados, pensionados apaleados, estudiantes madreados, profesores golpeados, indígenas y campesinos intimados.

«Comparto, dice el candidato rojo, el dolor de» la población de Veracruz.

Ok.

De entrada es el discurso que cada ciudadano, cada contribuyente, cada elector… necesita escuchar ahora.

Pero del discurso a los hechos existe una distancia incalculable, el agua y el aceite, el cielo y la tierra, el paraíso y el infierno, a tal grado que entre oficios y profesiones, los políticos están confinados en el mismo espacio de credibilidad y confianza que los policías, y también que los reporteros, es decir, en el sótano.

Si un sexenio fue atroz para Veracruz, porque significaron 6 años de autismo político fue con Miguel Alemán Velazco.

Y el precandidato rojo permaneció ahí como subsecretario de Gobierno.

Si un sexenio fue desgarriate administrativo y financiero, con manifiesta corrupción política, fue con Fidel Herrera Beltrán.

Y el precandidato rojo ahí estuvo y hasta fue diputado local y coordinador de la bancada priista en la Legislatura.

Se dirá, claro, que el candidato rojo, como el plumaje de Salvador Díaz Mirón, «cruzó el pantano y nunca se manchó».

Puede ser.

Pero al mismo tiempo, el hecho de permanecer en el par de sexenios «dejando hacer y dejando pasar» para, digamos, mantenerse en el cargo público manifiesta su identidad.

Y, bueno, eso de que «el PRI es el partido más cercano a la gente», caray, si el precandidato habla del partido de Gabriel Deantes, Vicente Benítez, Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Alberto Silva, Fidel Herrera, Javier Duarte, Ricardo Ahued, Jorge Moreno, Felipe Amadeo Flores Espinoza, etcétera, ¡vaya consuelo!, pues resultaría interesante que cada uno fuera investigado para conocer el origen de sus fortunas.

 

Las ideas y opiniones expresadas por el autor de ésta columna periodística, no reflejan necesariamente el punto de vista de Crónica de Xalapa ©️

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