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Expediente 2016: Los Yunes

LUIS_VELAZQUEZQuizá el único fuego que estaría echando chispas en la campañita de los precandidatos a la mini/gubernatura del PRI y de la alianza electoral es el fuego cruzado. Y a tiro por viaje.

En un principio, diciembre 2015, el rojo aseguraba que por ningún concepto escucharía las voces de las sirenas camino a su Itaca, igual que Ulises.

Pero un mes después cambió de opinión y ahora, con su estilo humorístico, lanzó sus cardos y dardos en contra del primo hermano y por tanto, es recíproco.

Claro, se ignora si a diferencia de Caín y Abel, el incendio sea fingido como, por ejemplo, aseguran que fingida es la enemistad entre los gemelos diputados, Cuauhtémoc y Tonapriuh Pola Estrada, quienes en privado se tratan como hermanitos que son.

Si así fuera, ¡vaya reality-show! y ¡vaya ejercicio democrático!, y por tanto, sería mejor pusieran una obra de teatro basada en los hermanos Karamazov.

El caso es que cada uno trepado en su precampaña ha llevado a que el candidato rojo dijera en Boca del Río, el feudo de los azules, que es “el único que puede componer a Veracruz”.

Tal cual, y ante los seis precandidatos, resulta una temeridad política y social que reproduce, por ejemplo, el dicho clásico de “Yo soy la verdad absoluta”, y/o también el dichito de Luis XIV cuando a los 19 años de edad anunciara al mundo y a sus enemigos y adversarios que “Yo soy el Estado”.

Se entendería a partir de que están en campaña. Pero al mismo tiempo, manifiesta el estado anímico del rojo en un estado protagónico, pues en política, afirmaba Juan Maldonado Pereda, QEPD, “no hay hombre sin hombre”.

Y, bueno, el equipo político alrededor del candidato rojo siembras muchas, demasiadas sospechas y dudas.

Y más, como en el caso, cuando horas antes, el candidato rojo ya mostró su espada desenvainada y tumbó al ingeniero Marco Antonio Torres Hernández, pepista confeso, como delegado federal de la SAGARPA para encumbrar a su amigo Octavio Legarreta, quien desempeñara el mismo cargo en el Fidelato.

 

DE CAÍN Y ABEL A LOS YUNES

 

Días anteriores, el candidato rojo habló de un código de ética, háganos favor, para su equipo de colaboradores, cuando la mayoría han caminado en la vida pública y están más allá del bien y del mal, con viejos, antiguos hábitos, difíciles de erradicar y/o cambiar, pues la vida siempre les ha funcionado así y así han de continuar.

Y en respuesta, el precandidato azul le armó su código de ética como una especie de obra satírica, en que se burla de todos los códigos éticos y morales de la vida y acorrala a su primo hermano en el duartismo insoslayable.

Por ejemplo, entre otras linduras en sus diez mandamientos hectorizados le llama un mentiroso, un usurpador, que “fingirá que quiere cambiar al sistema para engañar a los ciudadanos y lograr que todo siga igual”.

En el sexto mandamiento que en la biblia dice que “no se deseará a la mujer del prójimo” le pronostica que “negarás la complicidad de Javier Duarte con la delincuencia organizada”.

Peor tantito: en el octavo mandamiento insiste en que el candidato rojo “usará en sus campañas políticas (la suya y la de los candidatos priistas a diputados locales) recursos públicos, dinero del presupuesto, para quedar atados a quien paga, que es quien realmente manda”.

Mientras los mandamientos de la ley de Dios significan un camino al paraíso celestial, el decálogo escrito por el candidato azul para el rojo, su primazo del alma, devela la peor corrupción política de que se tenga memoria en la historia de las campañas electorales.

Verdad o mentira, medias verdades y medias mentiras, cizaña o aproximación a la realidad, el decálogo expresa la tirantez consanguínea a que uno y otro han llegado, luego de que apenas unas semanas anteriores se juraban cariño y respeto eterno.

Lo mismo pasó con Caín y Abel horas antes de su infierno.

 

LOS YUNES EN EL COLISEO

 

El candidato rojo se metió a Boca del Río, la plaza del candidato azul, y en donde luego de presumir (una vez más) su virilidad, acuñó a su primazo la siguiente frase bíblica, que manifiesta su edad neurológica:

“PAN y PRD cacarean un huevo de totol… como si fuera de avestruz”.

 Y luego de un atracón de mariscos aportado por el ex priista y perredista y otra vez priista alcalde de Alvarado, Tavo Ruiz, el candidato rojo le envió el siguiente saludito cariñoso:

“No todos tenemos manchas. Ni hemos sido señalados. No tengo un pasado vergonzante. Soy diferente. En mi pueden confiar. Pongo mi honor y experiencia por delante. Nunca he sentido vergüenza de pertenecer al PRI”.

Tal cual, digamos, un retrato del expriista y panista.

Pero, bueno, las campañas electorales todavía están en lista de espera, y uno y otro han convertido la pasarela en un fuego amigo, como si ambos compitieran para entrar al reino de los cielos en vez de la mini.

Se ignora si la población electoral se divierta con tales dimes y diretes. Se ignora si a cada elector le interesará que uno y otro se madreen y se digan sus verdades. Se ignora si el fuego amigo incidirá en las urnas. Se ignora si con tales devaneos el millón de indígenas y los dos millones de campesinos tendrán una vida mejor. Se ignora si con tales predicamentos la seguridad mejorará y la impunidad llegará a su fin.

Lo único cierto es que ninguna esperanza tienen de una vida digna los seis de cada diez paisanos de Veracruz que según el CONEVAL están atrapados y sin salida en la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre, la migración a Estados Unidos y la prostitución.

Los candidatos rojo y azul se han confinado en un reality-show en que el hígado les ha ganado y a los dos puede alcanzarlos la tragedia de Morris West, en “El arlequín”, donde uno y otro magnate, peleando el mercado, se matan y matan a sus familias, y un tercero sale ganador.

Del pleito milenario entre Miguel Ángel Yunes Linares y Fidel Herrera Beltrán todos quedamos y estamos hasta la eme para que ahora el rencor y el odio se estén anidando entre los primitos hermanos.

Preferible que se confronten en el coliseo como unos gladiadores para que todos les aplaudamos, pues más que promesas de un Veracruz mejor, el pueblo quiere pan y circo, y el cirquito que se traen con habladurías resulta insuficiente.

 

Las ideas y opiniones expresadas por el autor de ésta columna periodística, no reflejan necesariamente el punto de vista de Crónica de Xalapa ©️

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