- Desaparición forzada
- Vuelve la guerra sucia
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Si una de las características del terrorismo es secuestrar inocentes y padecer a policías al servicio de los narcos, a quienes entregan las personas secuestradas, entonces, en Veracruz vivimos un Estado Terrorista.
Si el terrorismo era, en tiempo del generalato en América Latina, desde Rafael Leónides Trujillo en la República Dominica hasta Augusto Pinochet en Chile, tirar a las personas al fondo del océano, los cuerpos amarrados a una piedra para evitar que flotaran, en Veracruz se vive el terrorismo de la desaparición forzada, primer lugar nacional.
Pero además, el terrorismo de las fosas clandestinas, donde antes, mucho antes cuando se hablaba de pozoleados en Ciudad Juárez y parecía un lugar tan distante, ahora, ya está aquí, en Veracruz, con el caso Tierra Blanca, por ejemplo.
Si el terrorismo en tiempo de Hitler consistía, además, con su Ministro de Información, Joseph Pablo Goebbels, en la calumnia y la difamación mediática, (Goebbels llegó a fundar periódicos tanto en Alemania como en el extranjero), Veracruz ha entrado a las grandes ligas hitlerianas.
Si la guerra sucia del terrorismo en México en tiempo de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría consistía en desaparecer a personas incómodas, entonces, aquí, desde el caso de “El oaxaco” tenemos la reproducción de la guerra sucia.
Si en el siglo pasado, y todavía hoy, el terrorismo era secuestrar y asesinar niños como estrategia para sembrar el terror, el Veracruz de Arturo Bermúdez (la inseguridad) y de Luis Ángel Bravo Contreras (la impunidad) ha entrado a la historia.
Si el terrorismo, en la Independencia, pero de igual manera en el Vietnam de Richard Nixon, era colgar los cadáveres de los árboles a orilla de carretera, en la tierra jarocha somos discípulos fervientes de aquellos tiempos, pues aquí los decapitan y los tiran en la vía pública, en medio de cañaverales y en los ríos Blanco y Coatzacoalcos para que floten.
Javier Duarte, JD, el discípulo de Francisco Franco, entrando a las páginas de la historia.
2
En el Antiguo Testamento, igual que en la cultura indígena, hablaban del consejo de ancianos.
Los viejos de las tribus que por su edad, experiencia, camino en la vida, fogueos, la prudencia y la tolerancia en la plenitud, significaban, además del consejo habitual para tomar decisiones, la última palabra.
Así, entre los consejeros de JD están, entre otros, Carlos Brito Gómez (82 años, aunque dice tener 80), Enrique Jackson, José Murat y Rubén Valenzuela, el exjesuita y ex guerrillero centroamericano y filósofo de la comunicación social con aquello de lo que “el presidente (Vicente Fox) quiso decir”.
Claro, otro de los consejeros es Ricky García Guzmán, el Contralor por segunda ocasión, el verdugo de Mauricio Audirac Murillo, pero, bueno, el cacique huasteco es joven al lado, digamos, de Carlos Brito, y que al lado de JD tiene un contrapeso en el dentista Ramón Ferrari Pardiño, el bufón de palacio desde Miguel Alemán Velazco.
Y no obstante, dado “el desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política” de la que habla el senador Pepe Yunes, significaría que el consejo de ancianos de JD ha fracasado.
O en todo caso, son figuras decorativas, pues aun cuando aportaran la necesaria reflexión al sexenio, el Jefe Máximo del Priismo, bipolar, irascible, rencoroso y vengativo, a nadie escucha, a nadie hace caso, a todos echa el cabezazo.
3
En sus tuits -el nuevo estilo de los políticos para ejercer el poder en el mundo-JD se queja del des(gobierno) de Fidel Herrera en materia de violencia, entre otras cositas.
Pero, bueno, con todo, JD se mantuvo ahí como subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación y diputado federal y candidato priista a la silla embrujada de palacio, y nunca marcó la raya ni la distancia.
Tampoco, claro, dimitió al fidelato.
Ahora, se queja.
Ingrato, todos los cargos públicos que ha tenido y su estado de bienestar logrado al cobijo del poder… se los debe a Fidel Herrera.
Y a nadie más.
Tal cual, el mismo Veracruz del fogoso en materia de seguridad se ha reproducido ahora.
Peor tantito: de la inseguridad con Fidel al terrorismo con Duarte.
Un dato lo enmarcaría: con el fogoso fueron asesinados cuatro reporteros. Raúl Gibb, Hugo Barragán Ortiz, Roberto Marcos García y Luis Daniel Méndez Hernández.
Con JD van 17, tres de ellos mujeres, más 3 reporteros de la fuente policiaca desaparecidos, el primero el 17 de septiembre, 2011, el primero, y de los que nada se ha conocido al momento.
Tantito peor, y solo para abundar en el Estado Terrorista alentado por JD, los 16 de los 17 reporteros ejecutados en el llamado sexenio próspero han sido por ligas con el narcotráfico según ha dicho el mismo Javier Duarte.
4
El mundo se asusta del Estado Islámico, que lleva a los yihadistas a decapitar a las víctimas.
En el duartismo también hay decapitados.
En la Colombia de Pablo Escobar Gaviria (el terrorismo en su más alta expresión en América Latina), los narcos llegaban a políticos, como en Veracruz.
Y los políticos con sus cuerpos policiacos se aliaban con los carteles, como en Veracruz.
Y los narcos presos manejaban los penales y aportaban el diezmo, el doble diezmo, el triple diezmo, a la autoridad, como en Veracruz.
En el terrorismo, los capos han sido dueños del manejo de la droga hasta los cobradores del derecho de piso al comercio semifijo hasta los chupa-ductos, como en Veracruz.
Un Estado Terrorista, pues, que ha rebasado al Estado de Derecho, con todo y que JD asegure que en el sexenio han encarcelado a 123 jefes de carteles (hasta con sus apodos), lo que resulta inexplicable para entender las razones por las cuales predomina la zozobra y la incertidumbre en el diario vivir.
Patricio Chirinos (el reino de José Albino Quintero Meraz), Miguel Alemán (el poderío de Quintero Meraz, tanto que era su vecino) Fidel Herrera (la llegada de otros carteles) y Javier Duarte (tres carteles disputando la plaza, Zetas, Jalisco Nueva Generación y Del Golfo, según la PGR y la DEA), jodieron a Veracruz.