Cortan cuero de los pies a delincuentes

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Foto: Carol Suárez
Foto: Carol Suárez
Foto: Carol Suárez

Pobladores de Xico defienden a sus familias y su patrimonio de delincuentes. Les han robado tanques de gas, dinero y sobre todo caballos.

La piel de los talones de los pies es cortada con cuchillos a quienes roban y asaltan en comunidades de Xico, municipio localizado a 30 minutos de Xalapa.

Los delincuentes también son obligados a caminar en terracería hasta caer y no poder levantarse.

Se trata de una técnica adoptada de zonas rurales del Estado de Puebla para reducir la incidencia delictiva. La gente ha aprendido a cuidarse por su cuenta.

En la localidad Chivería, a unos 13 minutos de San Marcos de León, sólo seis varones defienden a sus familias y su patrimonio.

Esto ante la deficiencia, incapacidad e ineptitud de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a cargo de Jaime Téllez Marie.

El señor Avelino Pérez es uno de los cuidadores. Nació en Puebla, pero ha vivido más años en Veracruz. Se siente jarocho.

Porta machete y en su casa guarda una escopeta, mismos que usa sólo en caso de emergencia.

Su sombrero, botas, camisa tipo charro y su tupido bigote, lo caracterizan. Toda la gente del pueblo y zonas aledañas lo conocen.

En el día, labora en San Marcos y, por la noche, permanece alerta; a la espera del llamado para aplicar los protocolos de seguridad.

Se dice un luchador social que busca la tranquilidad de sus familiares y su pueblo. Por ello, ha contribuido a la detención de cuatro delincuentes en el camino San Marcos-Chivería.

RUTA DE ESCAPE

6.1 kilómetros debe recorrer para llegar a su comunidad. Las patrullas no entran. No hay pavimento. Es un solitario camino de terracería, utilizado como ruta de escape por la delincuencia.

Camionetas sospechosas han sido observadas en la zona, tratando de esquivar a la ley. La policía nunca los detiene. El terreno favorece a los delincuentes. Se esconden entre la naturaleza.

Los cafetales y bananeros adornan el paisaje. Hectáreas y hectáreas de cultivos lucen cercadas. Después de las seis de la tarde, las palapas para quienes cortan el aromático están vacías.

La presencia de un vehículo desconocido, alarma a los pobladores. Sólo entre ellos se saludan, porque se conocen.

La zona está abandonada. Carece de servicios básicos. No sólo falta seguridad, sino también, salud, obras, alumbrado público y otras cuestiones.

Sin embargo, para ellos, vivir tranquilos, sin delincuencia, es una prioridad. Desconfían en las corporaciones policiacas. Creen que están coludidos con los ladrones.

Las personas viven de sus cultivos y de las chivas, gallinas y otros animales que crían para autoconsumo.

Muchas veces detectaron a sujetos desconocidos, robando su ganado o más pertenencias, pero todo quedó en la impunidad.

POLICÍAS COLUDIDOS CON LA DELINCUENCIA

Acudieron a la caseta de la Fuerza Civil más cercana, localizada a la altura de la desviación rumbo al municipio de Rafael Lucio, donde fueron rotundamente ignorados.

Los policías argumentaron que nada podían hacer contra los delincuentes por falta de pruebas. Incluso, exigían dos, tres y hasta cinco mil pesos para atraparlos. Los agraviados dejaron de recurrir a ellos.

La gente carece de redes de telefonía. La señal celular para marcar los números de emergencia 911 y 066 es deficiente.

Las pocas veces que las patrullas atendieron el llamado, alertaron a los ladrones con su torreta. Los «rateros» huyeron entre las fincas, donde los policías no ingresan por temor a sufrir una mordedura de serpiente.

Nauyacas de cinco metros de largo y 15 o 20 centímetros de ancho, han sido observadas en el lugar. Cuando ingresan a las casas son asesinadas a escopetazos por los pobladores, para proteger a sus hijos pequeños.

«Cuando un delincuente anda en su apogeo, nos demuestra la ley que no pueden. Vamos a intervenir y nos vamos a organizar en brigadas de seis u ochos en puntos donde se ponían ellos y estar listos con radio o teléfono. Les cerramos y entramos nosotros porque la autoridad no puede», comentan.

La autoridad no hace nada por combatir a la delincuencia. La gente se dice cansada de la corrupción e impunidad y no sólo se preocupa, se ocupa.

Y es que los intrusos han robado hasta sus tanques de gas o su dinero adquirido tras largas jornadas de trabajo en el campo.

OPERATIVOS CIUDADANOS

Don Avelino, a sus 60 años, continúa enseñando a sus vecinos las técnicas que aprendió en su lugar natal para repeler delincuentes.

Los cuatro delincuentes atrapados por los pobladores habían robado caballos. Se dirigían a la ciudad de Tepeaca, Puebla, pues el camino mencionado también lleva a ese lugar.

Sin embargo, los ladrones no volveriero a pisar su territorio. Entendieron a la perfección el mensaje: «si regresan, les quitamos el cuerito de los pies».

Los seis cuidadores emprendían operativos para detener a los delincuentes. Corretearon a varios que habían intentado robar los tanques de gas y el recurso obtenido con la venta de naranjas.

Al que alcanzaban, lo golpeaban. Lo ataban de manos y pies, y lo presentaban a la policía; sin embargo, en dos o tres días, ya gozaban su libertad y se convertían en reincidentes.

«Agarrábamos a un ratero y lo llevábamos amarradito, lo presentábamos con la autoridad y al tercer día ahí andaba, bien feliz, a robar de nuevo, al pueblo vecino, ahí lo agarran de nuevo y al tercer pueblo. Nos cansamos y llegó el momento de pensar qué hacerles, los quemamos, o lo lazamos y paseamos en el pueblo, muchas ideas entre todos porque le entregamos a la policía y ya están sueltos al tercer día».

Los pobladores de Chivería también han identificado a «halcones», menores de 17 años que abandonaron el pueblo y se relacionaron con bandas delictivas o del crimen organizado.

Seis comunidades se encuentran en el trayecto de más de ocho kilómetros, que comprende el camino de terracería.

LINCHAMIENTO

La gente ha optado por linchar a los «rateros», ante las omisiones por parte de las autoridades correspondientes.

Esto ya ocurrió en Tonalaco, donde el pueblo golpeó con brutalidad a tres personas por presunto robo de ganado, abigeato.

Sin embargo, uno de ellos perdió la vida, pese a que elementos de la policía acudieron a su rescate.

Los habitantes están molestos de «tanta demagogia» por parte de los gobernantes, sobre todo del mandatario estatal Miguel Ángel Yunes Linares y su antecesor Javier Duarte de Ochoa.

«Dice Miguel Ángel, vamos a capacitar más (policías), que capaciten más a los delincuentes, ¿Cuántos preparados no son delincuentes? Qué hacemos manteniendo a tanto policía, ese dinero se debe ir para obras, para cosas que si funcionen, para gente que realmente lo necesita, ahí debe llegar el dinero; a la flora, al campo, a los ríos, que el petróleo llegue a su lugar porque se lo llevan extranjeros», repudia don Avelino.

CRECE ABIGEATO

Y es que el abigeato es uno de los delitos que han incrementado en Veracruz, año tras año.

El portal de transparencia del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revela que de enero a finales de octubre se registraron 542 casos en los 212 municipios de la entidad.

En marzo y mayo se contabilizó el mayor número de estos robos, 86 y 81 , respectivamente.

Lo anterior, con base en el Informe de Incidencia Delictiva del Fuero Común 2017.

Se trata de delitos registrados en averiguaciones previas o carpetas de investigación iniciadas o reportadas por Fiscalía General del Estado (FGE), a cargo de Jorge Winckler Ortiz.

Y es que durante todo el año 2016, las autoridades estatales reportaron solo 502 casos.

En el primer año del gobernador Yunes aumentó el problema, pues todavía falta poco más de un mes para que concluya el 2017 y a la fecha ya fue rebasada la cifra del año anterior.

En los 365 días del año 2015, se registraron solo 378 casos de abigeato, según cifras oficiales.

Lo que muestra que el robo de ganado es cada vez más común en la sociedad veracruzana, sobre todo en zonas como Xico, donde la actividad es indispensable para la economía y la presencia policiaca es casi nula.