- Ordeñó impuestos federales
- SAT intervendrá Veracruz
PASAMANOS: La última de Javier Duarte, el prófugo de la justicia, es, sería la siguiente: el SAT, Sistema de Administración Tributaria, le pondrá lupa a Veracruz por irregularidades en el cobro de los impuestos federales.
Y cuando llaman irregularidades se refieren al (presunto) desvío del erario, de igual manera, como por ejemplo, aplicara con las participaciones, aportaciones y fondos federales y que sólo hacia el año 2014 significaban 35 mil millones de pesos.
Y es que a través de convenios con la Federación, los estados “pueden cobrar impuestos federales y retener parte del recurso cobrado, que al final les corresponde por transferencias” (Reforma, Gonzalo Soto, 24 de diciembre, 2016).
Sorpresas que da la vida: otro exgobernador que también habría incurrido en el mismo delito que Duarte es su clon Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, a quien, además, el CEN del PRI también ha expulsado, además de estar en la mira de la procuraduría General de la República, PGR.
Y estar en la mira por los mismos delitos, a saber, delincuencia organizada, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y peculado.
El administrador general de Fiscalización del SAT, Ernesto Luna, dice que mantienen una vigilancia constante a los gobernadores del país sobre los convenios de cobro.
Pero hay seis estados que, por lo pronto, son objeto de una indagatoria profunda, entre ellos, Veracruz y Q.R.
La corrupción de que es acusado Duarte resulta insólita, pues meterse con los recursos federales son palabras mayores.
Malo, claro, desviar el impuesto estatal, pero de allí a usufructuar con sentido patrimonialista el dinero federal manifiesta un desorden mental, porque tarde o temprano por algún lado “brincará la liebre”.
El caso es que a otros ex gobernadores más ha alcanzado el destino, entre ellos, Guillermo Padrés de Sonora, Rodrigo Medina de Nuevo León, Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández de Tamaulipas, y Andrés Granier, de Tabasco.
BALAUSTRADAS: El último trastupije de Duarte expresa una codicia sin límites. Nunca como hoy la frase célebre de Fidel Herrera alcanza su plenitud. “No tenía llenadera”.
Se fregó las participaciones federales de los presidentes municipales. Tres mil millones de pesos en el último recuento según el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga.
Se fregó los fondos federales de las secretarías del gabinete legal para apoyos específicos, entre ellos, y por ejemplo, el del Fondo Nacional de Desastres Naturales.
Se fregó el dinero de los hospitales públicos y de la educación, etcétera.
Y, de ñapa, se habría fregado los impuestos federales.
Por eso mismo, el SAT acaba de anunciar que en base “al nuevo convenio de colaboración administrativa, y de encontrarse las irregularidades (que olfatean), el SAT tomaría hasta por un año el ejercicio de comprobación, administración de impuestos y la sanciones que correspondan”… en Veracruz.
¡Ah!, pero el SAT también precisa que Veracruz ni Quintana Roo fueron tomados al azar, sino que existió una verificación inicial para seguir la pista durante varios meses y tal cual es el dictamen.
Incluso, la intervención fiscal fue aplicada en el año 2015 en Sonora al panista Guillermo Padrés, quien privado de su libertad enfrenta un proceso penal, ni más ni menos, que por las mismas razones, es decir, por retener parte del recurso federal cobrado.
El día cuando el gobierno de Estados Unidos detectó la evasión fiscal de Al Capone su imperio y emporio descarriló, no obstante el número de muertos en el camino y el tráfico de alcohol y droga.
Nada más terrible en la vida privada, y más, mucho más, en la pública, que meterse con la secretaría de Hacienda y Crédito Público y con el SAT y con la Auditoría Superior de la Federación y con la PGR.
Javier Duarte desafió a todas ellas.
Creyó que el trono imperial y faraónico del gobierno de Veracruz era el derecho de picaporte para “ordeñar la vaca” hasta dejarla anémica y desnutrida.
Y lo peor, el silencio atroz del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso local, y los tres Contralores y los seis secretarios de Finanzas y Planeación.
Yo renuncié, dijo Tomás Ruiz González, cuando me di cuenta que no me pelaba, ajá, pero volvió al gabinete, en la SIOP.
Yo le decía, dijo Antonio Gómez Pelegrín, que estaba mal desviar recursos, pero no me hacía caso, pero ahí siguió.
ESCALERAS: La parábola de Agustín Cartens (Banco de México) sobre Donald Trump aplica “al pie de la letra” con Javier Duarte.
En la campaña electoral con tantas denuncias en su contra de los siete candidatos a gobernador la población asistió a unos cortos cinematográficos de una película por estrenar.
Y varios meses después se asiste a una película de triquiñuelas y trastupijes, horror y terror, en la que cada semana aparecen nuevas fechorías.
El simple hecho de que hoy cumpla 72 días huyendo resulta insólita, aun cuando si recordamos que Mario Villanueva, ex gobernador de Quintana Roo, anduvo huyendo durante dos años, se entendería que todavía falta mucho tiempo para que el guión cinematográfico siga reescribiéndose.