Secuestraron a mi hijo y «me quitaron parte de mi vida»

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Dorian

  • Dorian Javier Rivera Zurita, de 30 años, tenía el futuro asegurado en el negocio de bienes raíces en Córdoba
  • Iba con un amigo cuando se lo llevaron el 11 de octubre de 2012
  • Tres años y medio después, la impunidad como hermana gemela de la inseguridad en el Veracruz de Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo Contreras

 

Ignacio Carvajal, Paso del Macho

blog.expediente.mx

 

Dorian Javier Rivera Zurita tenía 30 años y un futuro asegurado en el negocio de bienes raíces cuando desapareció el 11 de octubre de 2012, en Córdoba. Marcela Zurita Rosas, su mamá, cuenta que por esos días, Dorian estaba afinando los últimos detalles para iniciar su primer programa de vivienda.

El día que desapareció estaba acompañado de un amigo, Vicente. Marcela supo por la madre de Vicente, quien la fue a ver el día 12 para preguntar si su hijo estaba en casa, ya que el día anterior, presuntamente, los dos habían quedado para vender una casa que había conseguido Vicente.

Con la visita de la mamá de Vicente, Marcela se percató de que Dorian no había pasado la noche en casa. «Mi hijo no estaba y tampoco su coche. Me fui a buscarlo por todos lados, a hospitales, a la Cruz Roja, en esos momentos pensaba en un accidente, pues los frenos de su cochecito no andaban bien.

«El coche apareció en un corralón, lo había dejado allí la policía con reporte de abandonado» relató.

Este es uno de los detalles que no cuadra dentro de la investigación 1388/2102, MP sector Norte, de Córdoba: «Mi hijo salió de casa ese día pasado el mediodía, el coche, según la bitácora del corralón, fue ingresado pasadas las dos de la tarde, o sea, unas cuantas horas fueron suficientes para que la policía lo determinara como abandonado. No. Eso es cuando ya pasaron días, meses».

El vehículo fue incautado por la autoridad en una gasolinera de Córdoba, allí se presume que ocurrió algo que derivó en la desaparición de los dos agentes de bienes raíces.

En base a las investigaciones que ella misma ha realizado, los dos chicos al parecer fueron víctimas de desaparición forzada por elementos de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR).

Marcela Zurita Rosas así lo ha asentado en la denuncia ante el MP del fuero común y ante la Procuraduría General de la República (PGR), que ofrece una recompensa de millón y medio de pesos por datos que ayuden a dar con los dos jóvenes.

«Mi hijo es mi amigo incondicional, mi confidente, mi compañero de trabajo, el que siempre me presumía donde quiera andaba yo con él. Somos tan iguales, nos gustaba ir a bailar, las compras, el cine, y juntos siempre al gym» recuerda Marce.

Actualmente, Dorian Javier Rivera Zurita tiene 34 años de edad. Cuando «pasó», se encontraba cursando el tercer semestre de la carrera de Derecho, divorciado, sin hijos, se había entregado por completo a aprender todo lo relacionado con el negocio de su mamá, a quien volvió su cómplice:

«Los dos amantes del ejercicio, todos sus amigos lo aprecian y las chicas más…de buen carácter, no era de problemas, pero sobre todo, un buen hijo a pesar de que somos tan amigos respetaba mucho mis órdenes; siempre sabía dónde andaba cuando no salía yo con él al antro».

Más de dos años la carpeta con la investigación de Dorian y su amigo Vicente quedó en el olvido en alguna oficina ministerial en Córdoba. 

«Durante ese tiempo no hicieron nada, ni sábanas de llamadas ni las imágenes de las cámaras en la gasolinera en donde pasó todo. Nadie quiso hablar», lamenta.

Después de eso, con las ilusiones rotas y sin ganas por la ausencia del amigo, «dejé de hacer ejercicio, me olvidé mucho de mí y de mi vida. Nada valía la pena, pero de apoco me tuve que levantar y seguir adelante, me puse a estudiar de leyes, a saber de derecho y sobre criminalística».

Marcela Zurita Rosas se tuvo que organizar en un colectivo de madres en la zona centro del estado pues la autoridad no escuchaba el dolor de quienes parieron a los ausentes. «Ahora tengo muchos más hijos que tampoco encuentro, hijos de mis demás hermanas, hermanas en dolor. Ya el dolor vive conmigo».

«Quiero que sepan que no hay arte de magia porque no existe, nadie desaparece a mi hijo, está allí en algún lugar».

Actualmente es una de las madres más aguerridas en las tareas de los colectivos y seguirá en su lucha por dar con Dorian o con alguno de los demás muchachos que están reportados como ausentes.

«Ya regresé al gimnasio, me cuido y hago todo lo posible por estar bien. Es algo que le debo a mi hijo… necesito estar bien cuando lo encuentre que me vea bien como siempre le gustó».