Secuestrado en un antro

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mario

  • Manolo Espinoza desapareció en enero de 2014 dejando una novia embarazada y a una madre sin su mejor amigo 
  • Su pareja, mamá soltera, es enfermera y cuida enfermos a domicilio 
  • Indolencia de Arturo Bermúdez y el Fiscal para buscar su paradero 
  • Un día su mamá le reclamó a gritos a Javier Duarte

 

Ignacio Carvajal

Coatzacoalcos

blog.expediente.mx

 

Mario Manuel Espinoza Llinas desapareció a los 22 años, su novia tenía tres meses de embarazo cuando la ausencia del joven empleado de un antro de Boca del Río fue reportada por su madre, Cyntia Llinas Romero.

La foto de Mario Manuel Espinoza Llinas pende de una pared en la casa de Cyntia Llinas, tiene unos 4 años de edad. Su madre la contrasta contra la del nieto que ya nació hace varios meses y sin conocer a su padre: “Los dos son igualitos, ni para que diga que no es hijo de mi bebé, se parecen un montón”.

Cyntia Llinas Romero es enfermera y mamá soltera, cuidando enfermos fue que pudo sacar adelante a “Manolo”, su único hijo. “No sé por qué se lo llevaron, si tenía problemas con alguien, pero las autoridades no han hecho nada por encontrar al paradero de mi muchacho, ni el de muchos compañeras que estamos organizadas.

El joven presuntamente fue sustraído el 12 de enero del 2014 cerca de su trabajo, en la zona de antros de Boca del Río, las autoridades mostraron una dilación olímpica para reunir elementos que ayudaran a encontrar a su muchacho; nunca pudieron…Pasaron meses y ni si quiera consiguieron videos de las cámaras de vigilancia aledañas al punto de la sustracción.

Mario Manuel Espinoza Llinas cursó una carrera técnica en el puerto de Veracruz con el apoyo de su madre, no tenía ánimos de estudiar más, por eso desde muy joven se metió a trabajar en el ambiente de los antros en Veracruz y Boca del Río.

Le gustaba mucho que nos fuéramos a bailar, él es mi compañero, mi todo, siempre dispuesto a ser caballeroso con su mamá. Nos habíamos acostumbrado tanto los dos a llevar una vida juntos, prácticamente como amigos, mucha confianza.

Manolo no lo sabe, pero su madre se ha peleado casi con todas las autoridades para conseguir que lo busquen. En alguna ocasión le gritó en su cara al mismo gobernador Javier Duarte de Ochoa para exigirle la búsqueda.

En esos días, cuando Duarte aún era respetado por el pueblo, hubo quienes le criticaron por haber increpado al gobernador, y hoy, al paso de los meses, demostrada la incapacidad del cordobés, sabe que el tiempo le dio la razón.

“¿Dónde estás, Manolo? ¿Comes? ¿Duermes? ¿Tienes frío? ¿Tienes sed? son algunas de las preguntas que por las noches asaltan a Cyntia en medio de pesadillas que poco a poco son más lejanas.

“A veces creo, bueno, pienso, que lo han de tener trabajando de manera forzada en algún lugar, es lo que siento dentro de mí, a mi hijo no lo siento muerto como muchos otros padres que ante ese pensamiento ya se han resignado para encontrar un poco de tranquilidad” relata.

La madre se imagina ranchos lejanos, enclavados en el monte, cubiertos con la complicidad de las autoridades en donde docenas de hombres en edad laboral son explotados en tareas forzadas para llenar las bolsas de codiciosos delincuentes y cómplices en la política. Piensa que en alguno de esos lugares no descubiertos ha de estar Manolo y muchos otros.

Manolo Espinoza tiene que volver -cuenta- para que sea el padre presente en el desarrollo de su pequeño. Cyntia Llinas no quiere que el nieto crezca sin un padre, como le ocurrió a Manolo después de que su papá se mató en un accidente automovilístico en el norte de Veracruz.

Manolo va regresar un día para conocer a su hijo, cuyo crecimiento ha sido notorio en las últimas fechas, ahora él “es mi razón de ser, el músculo que me mueve a soportar la ausencia de Manolo, es como si Dios me hubiera dado otra oportunidad de sentir amor de madre.