Secreto revelado: los ácidos grasos de la piel crean “perfume embriagante” que atrae a los mosquitos

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  • Los investigadores clasificaron a los participantes en atractores altos y bajos, y luego se preguntaron qué los diferenciaba; el estudio se llevó a cabo durante un periodo de tres años en donde se pidió a ocho participantes que usaran medias de nylon sobre sus antebrazos durante seis horas al día, repitiendo este proceso durante varios días.

En un estudio dado a conocer por la Universidad Rockefeller se pudo demostrar que los ácidos grasos provenientes de la piel pueden crear “un perfume embriagante” al que los mosquitos no pueden resistirse.

En dicho estudio, Leslie B. Vosshall, jefa del Laboratorio de Neurogenética y Comportamiento de Rockefeller y Maria Elena De Obaldia, una ex postdoctorada en su laboratorio, se dieron a la tarea de explorar la teoría principal para explicar el atractivo variable de los mosquitos: variaciones individuales de olores relacionadas con la microbiota de la piel.

“Hay una asociación muy, muy fuerte entre tener grandes cantidades de estos ácidos grasos en la piel y ser un imán para mosquitos”, dijo Vosshall.

La Universidad Rockefeller detalla que en el estudio llevado a cabo durante un periodo de tres años, publicado en la revista científica Cell, se pidió a ocho participantes que usaran medias de nylon sobre sus antebrazos durante seis horas al día, repitiendo este proceso durante varios días.

Durante esos años, los investigadores probaron las medias de nylon entre sí en todos los maridajes posibles a través de un “torneo” de estilo round-robin, método para seleccionar todos los abstractos en un grupo de manera equitativa y en un orden racional, normalmente comenzando por el primer elemento de la lista hasta llegar al último y empezando de nuevo desde el primer elemento.

Las expertas explican que utilizaron un ensayo de olfactómetro de dos opciones que consistía en una cámara de plexiglás dividida en dos tubos, cada uno de los cuales terminaba en una caja que contenía una media.

Para las prácticas se colocaron mosquitos Aedes Aegypti -especie vectora principal del Zika, el dengue, la fiebre amarilla y el chikungunya- en la cámara principal y observaron mientras los insectos volaban por los tubos hacia uno o el otro de nylon.

Las investigadoras cuentan que, con mucho, el objetivo más convincente para aquel mosquito fue el sujeto 33, que era cuatro veces más atractivo para los mosquitos que el siguiente participante más atractivo del estudio, y sorprendentemente 100 veces más atractivo que el menos atractivo, el sujeto 19.

Secreto revelado: los ácidos grasos de la piel crean “perfume embriagante” que atrae a los mosquitos

La universidad neoyorquina aclara que las muestras en los ensayos no se identificaron, por lo que los experimentadores no sabían qué participante había usado qué nylon.

A pesar de ello las investigadoras se dieron cuenta de que algo inusual estaba en marcha en cualquier ensayo que involucrara al sujeto 33, porque los insectos se acercarían hacia esa muestra. “Sería obvio a los pocos segundos de comenzar el ensayo”, dice De Obaldia. “Es el tipo de cosas que me emocionan mucho como científico. Esto es algo real. Esto no es cortar pelos. Este es un efecto enorme”.

Los investigadores clasificaron a los participantes en atractores altos y bajos, y luego se preguntaron qué los diferenciaba. Utilizaron técnicas de análisis químico para identificar 50 compuestos moleculares que estaban elevados en el sebo (una barrera hidratante en la piel) de los participantes de alta atracción. A partir de ahí, descubrieron que “los imanes de mosquitos” producían ácidos carboxílicos a niveles mucho más altos que los voluntarios menos atractivos. Estas sustancias están en el sebo y son utilizadas por las bacterias de nuestra piel para producir nuestro olor único del cuerpo humano.

Para poder confirmar lo anterior, el equipo de Vosshall inscribió a otras 56 personas en un estudio de validación. Una vez más, el sujeto 33 fue el más atractivo, y se mantuvo así con el tiempo, asegura la universidad en su comunicado.

“Algunos sujetos estuvieron en el estudio durante varios años, y vimos que si eran un imán de mosquitos, seguían siendo un imán de mosquitos”, dice De Obaldia. “Muchas cosas podrían haber cambiado sobre el tema o sus comportamientos durante ese tiempo, pero esta era una propiedad muy estable de la persona”.

Más a detalle, las expertas explican que los humanos producen principalmente dos clases de olores que los mosquitos detectan con dos conjuntos diferentes de receptores de olores: los receptores Orco e IR.

Posteriormente, para ver si podían diseñar mosquitos incapaces de detectar humanos, las investigadoras crearon mutantes a los que les faltaba uno o ambos receptores. Los mutantes Orco se sintieron atraídos por los humanos y capaces de distinguir entre imanes de mosquitos y atrayadores bajos, mientras que los mutantes IR perdieron su atracción por los humanos en un grado variable, pero aún así mantuvieron la capacidad de encontrarlos.

La casa de estudios estadounidense dijo que estos no eran los resultados que las científicas esperaban. “El objetivo era un mosquito que perdería toda atracción por las personas, o un mosquito que tuviera una atracción debilitada por todos y no pudiera discriminar al sujeto 19 del sujeto 33. Eso sería tremendo”, dice Vosshall, porque podría conducir al desarrollo de repelentes de mosquitos más eficaces. “Y, sin embargo, eso no fue lo que vimos. Fue frustrante”.

La Universidad Rockefeller explica que estos resultados complementan uno de los estudios recientes, también ejecutado por de Vosshall, y publicado también en Cell, que reveló la redundancia del sistema olfativo exquisitamente complejo de Aedes aegypti. Es un fallo seguro en el que la hembra de mosquito confía para vivir y reproducirse. Sin sangre, ella tampoco puede hacerlo. Es por eso que “ella tiene un plan de respaldo y un plan de respaldo y un plan de respaldo y está sintonizada con estas diferencias en la química de la piel de las personas que busca”, explica Vosshall.

En conclusión la experta sentencia que la aparente inquebrantable del rastreador de olores de mosquitos hace que sea difícil imaginar un futuro en el que no seamos la comida número uno en el menú de estos insectos, pero una vía potencial es manipular nuestros microbiomas de la piel. Es posible que remasar la piel de una persona de alto atractivo como el sujeto 33 con sebo y bacterias de la piel de una persona con bajo apeto como el sujeto 19 podría proporcionar un efecto de enmascaramiento de mosquitos.

“No hemos hecho ese experimento”, señala Vosshall. “Es un experimento difícil. Pero si eso funcionara, entonces podrías imaginar que al tener una intervención dietética o microbioma en la que pones bacterias en la piel que son capaces de cambiar de alguna manera la forma en que interactúan con el sebo, entonces podrías convertir a alguien como el Sujeto 33 en un Sujeto 19. Pero todo eso es muy especulativo”.

Ella y sus colegas esperan que el estudio inspire a los investigadores a probar otras especies de mosquitos, incluido el género Anopheles, que propaga la malaria, añade Vosshall: “Creo que sería realmente genial averiguar si este es un efecto universal”.

Tomado de Aristegui Noticias.