Ray Donovan, agente de la DEA que tiene como trofeo una camisa de “El Chapo” en su oficina

0
753

El agente de la DEA posee enmarcada la camiseta beige que el exjefe del Cártel de Sinaloa llevaba puesta cuando fue extraditado el 19 de enero de 2017

Antes de ser condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, la leyenda de Joaquín «El Chapo» Guzmán había crecido tanto como la del colombiano Pablo Escobar y su reputación de inatrapable era enorme.

No solo había sido un dolor de cabeza para las autoridades mexicanas, a quienes se les escapó en dos ocasiones de prisión. También para la inteligencia estadounidense era un tema pendiente en su combate contra las drogas.

Uno de los que tenía una obsesión con la captura del narcotraficante mexicano era Ray Donovan, zar antidrogas de Nueva York. No descansó hasta verlo tras las rejas en una cárcel de su país.

Su obsesión se puede ver reflejada si uno entra a su oficina, donde tiene enmarcada como un trofeo la camiseta beige con el número de preso 3912 que el exjefe del Cártel de Sinaloa llevaba puesta cuando fue extraditado el 19 de enero de 2017.

No es para menos. Su investigación duró un poco más de siete años y logró identificar a sus proveedores, socios, a sus sicarios, abogados y amantes, información que condujo a sus capturas en 2014 y 2016, supervisadas por el mismo Donovan.

«Capturar al Chapo y procesarlo en Estados Unidos (…) es hacer justicia, pero no solo para nosotros, sino para México», expresó en entrevista con la AFP hace unos años.

La sentencia de «El Chapo» a cadena perpetua y su encarcelamiento en una prisión en medio del desierto montañoso de Colorado «completa el círculo», dice Donovan.

«Creo que no mucha gente creía que lo atraparíamos, porque existía este mito de que era casi intocable», dijo.

Una derrota momentánea

En febrero de 2014, como jefe de la división de operaciones especiales de la DEA (agencia antidrogas estadounidense) en Virginia, Donovan supervisó una operación que condujo al arresto del capo de 62 años en el balneario de Mazatlán, en el estado natal del Chapo, Sinaloa.

Pero el capo sinaloense volvió a escaparse en julio. La primera vez había sido dentro de un carrito de ropa sucia y esta vez por un túnel de 1,5 kilómetros construido hasta la ducha de su celda, por donde huyó en una motocicleta sobre rieles.

«Nos sentimos muy derrotados», contó Donovan. Pero tenían tanta información sobre el narcotraficante, que éste fue recapturado por marines mexicanos en Sinaloa en enero de 2016.

El agente de la DEA calificó a los marines como héroes nacionales. “Si no fuera por ellos, su alianza, su voluntad de colaborar con nosotros, el Chapo no estaría en Colorado hoy. Su compromiso llevó a su captura no solo una vez, sino dos», destacó.

Atrapar al Chapo requirió el esfuerzo coordinado de 22 agencias estadounidenses y mexicanas, de cientos de personas que «dejaron atrás sus egos» con un objetivo común: arrestar al capo acusado de traficar o intentar traficar más de 1.250 toneladas de droga a Estados Unidos durante 25 años, según Donovan.

Según el jefe de la DEA, el Chapo también «fue muy influyente en exponer a Estados Unidos al fentanilo, combinando fentanilo a la heroína para hacerla más adictiva», una de las variables que llevó a la actual epidemia de opiáceos.

¿Cómo ocurrió su fuga del Penal del Altiplano?

A través de una obra con túneles de alrededor de un kilómetro y medio de largo, «El Chapo” logró darse a la fuga del Penal del Altiplano la noche del 11 de julio del 2015 cuando se metió a la ducha de su celda y desapareció de la nada.

De acuerdo con la BBC, tres años después del suceso se dieron a conocer los detalles de cómo fue que el Chapo logró escapar a través de túneles que llevaron más de seis meses construirse, pues Dámaso López, un hombre de confianza del capo, fue quien reveló todo al respecto cuando testificó en su contra.

Según detalló López, también conocido como «El Licenciado», el líder del Cártel de Sinaloa recorrió la obra de túneles en una moto conducida por un ayudante que lo llevó a una bodega en obra negra.

Al salir, lo esperaba otro cómplice con un cuatrimoto que lo transportaría a un lugar cercano. Lo esperaba una camioneta que tenía como destino Juan del Río, Querétaro, donde estaba «Cachimba», el piloto que lo llevaría hasta Sinaloa.

 ¿Guerra contra el narcotráfico?

Donovan aseguró que las pruebas de la culpabilidad del Chapo son tan abrumadoras que, si el gobierno de los Estados Unidos las presentaba todas, el proceso «hubiese demorado ocho meses» en vez de tres.

Aunque señaló que “vale la pena perseguir a un criminal» que causó tanta devastación como el Chapo, reconoció en aquel entonces que el Cártel de Sinaloa sigue activo y controla la distribución de droga en el país.

«Si hay algo que los capos del narcotráfico temen más que nada, es el sistema judicial estadounidense. Así que si podemos hacer esto una y otra vez, tal vez cambiemos lo que sucede en México (…) Como con Colombia, la extradición es el camino a seguir», opina.

Curiosamente, el agente estadounidense no ve una «guerra contra las drogas», como lo planteó el expresidente mexicano, Felipe Calderón, en su dura estrategia de seguridad que ahora ha desembocado en un contexto de enfrentamientos, asesinatos y desapariciones incontrolables.

«En la DEA no vemos una guerra contra las drogas, vemos crímenes federales, están quebrando la ley, el código penal estadounidense (…) Pero en México es diferente, ahí las guerras son reales. Un cartel, una organización contra la otra, por la ruta hacia Estados Unidos», dijo en la entrevista de hace varios años.

¿Cómo vive “El Chapo” a 6 años de su captura?

«Desde su llegada a Estados Unidos, el señor Guzmán ha sido mantenido en la prisión en unas condiciones crueles e inhumanas, equivalentes a una tortura física y mental», escribieron los abogados de El Chapo a las autoridades judiciales, en un documento recogido por varios medios locales.

El hombre que dirigiera el temido cartel de Sinaloa pasa la mayor parte del tiempo en una celda de unos 2 metros de ancho por 3.5 de largo, excepto dos horas a la semana en las que es trasladado por los guardias de la cárcel a un patio de 9 metros cuadrados.

Entre otras quejas, los abogados de El Chapo aseguran que su cliente sólo habla español y que los funcionarios únicamente se dirigen a él en inglés. Sostienen que le han negado el acceso a canales en lengua española y a programas de educación.

La calidad y cantidad de la comida y la limpieza de su celda son otras de las quejas del narcotraficante que ya mostró anteriormente su disgusto por las condiciones de su confinamiento.

Ante las repetidas quejas de sus abogados, que en junio de 2019 pidieron que su cliente pudiera pasar dos horas en el patio de dicha prisión. El juez Brian Cogan rechazó la demanda, asegurando que su confinamiento tenía «el legítimo objetivo de evitar que escape de la prisión o que ordene cualquier ataque contra individuos que cooperaron con el Gobierno».

Tomada De El Heraldo De México