Periodistas, taxistas y evangélicos despiden a Moisés Sánchez

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Moises sanchez

Desde Medellín de Bravo, en la calle Violetas, una arteria sin pavimentar, sin drenaje y fuertemente custodiada por policías estatales, taxistas, evangélicos, periodistas y guardias vecinales encabezaron, junto con la familia de Moisés Sánchez, su cortejo fúnebre.

Medellín de Bravo.-Después 34 días, Moisés Sánchez Cerezo, reportero de “La Unión” regresó a despedirse de los suyos: Su familia, sus amigos taxistas, sus vecinos, con quienes fundó las guardias vigilantes y de sus colegas periodistas. En un féretro gris, el reportero medellinse fue velado la madrugada de este viernes, hoy, al caer la tarde, sus restos fueron trasladados a su última morada, el Panteón Particular del puerto de Veracruz.

En el último reducto de la calle Violetas, de la colonia Gutiérrez Rosas, en la congregación “El Tejar” en Medellín, en una humilde vivienda, cuyo distintivo es una ventana de lamina, donde se despachan abarrotes y productos de la canasta básica, hay un cartulina distintiva, cuyo distintivo da pie a pensar que es la morada de Moisés Sánchez: “La Unión, la voz de Medellín”, de ahí, los 6 hermanos del reportero medellinse y demás acompañantes salieron a cortejar la última morada de “Moy”.

Acompañando a los deudos, una veintena de policías estatales, a bordo de 5 patrullas custodiaban los alrededores.  Desde la casa de Moisés Sánchez, 4 cámaras conectadas a los sistemas de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) también seguían los pormenores del cortejo fúnebre. Los artefactos tecnológicos fueron colocados, 4 días después del “levantón” de Sánchez Cerezo.

Mientras los hermanos de Moisés Sánchez -6 en total- y su único hijo, Jorge Sánchez cargaban el féretro y las ofrendas florales, Axel Sánchez, de unos 6 años, nieto del reportero de “La Unión” no dejaba de jugar y custodiar la cámara Minolta de su abuelo. Desde su casa, hasta el panteón, no soltó ni un momento el artefacto, hasta que la depositó en el féretro.

La Minolta y la Handycamp, fueron las últimas ofrendas, alusivas al oficio periodístico de Moisés Sánchez, antes de que su cuerpo fuera depositado bajo la tierra.

“Moisés murió por sus ideales, el será recordado como un héroe en el Tejar y en Medellín. Apoyar al pueblo y hablar por el pueblo le costó la vida”, señaló uno de los taxistas en el sitio conocido como “Moreno”.

En dos autobuses suburbanos, en medio centenar de taxis –quienes fueron sonando el claxon todo el camino- y en autos particulares, los dolientes de Moisés Sánchez llegaron al Panteón Particular. Con recelo, los peones del camposanto, veían de forma inusual, como una veintena de fotógrafos y camarógrafos seguía a detalle el adiós de Moisés Sánchez.

Los restos de Sánchez Cerezo, el onceavo periodista asesinado en lo que va del sexenio de Javier Duarte -50 meses transcurridos, 22 por transcurrir-, fueron depositados esta tarde en el Panteón Particular, de la zona oriente del puerto de Veracruz.

“Nunca tuvo miedo, nunca se calló, nunca se silenció. Mi padre me decía que sí teníamos miedo no íbamos a cambiar nada”, expresó, con los ojos vidriosos, Jorge Sánchez Ordoñez, hijo del reportero medillense, secuestrado por un comando armado el pasado dos de enero y asesinado el mismo día.

“La Unión –señala Jorge Sánchez-, me decía mi padre, nació para darle voz a esa gente que no tiene voz, nosotros alguna vez le dijimos que era peligroso, pero él nos decía que vivir con miedo no era una opción. Estoy seguro que hasta el último momento de su vida, mi padre se sintió orgulloso de lo que fue”.