Periodistas de todo el país clausuran oficinas de la PGR por tanta impunidad

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Foto: Noé Zavaleta
Foto: Noé Zavaleta
Foto: Noé Zavaleta

Una bandera negra, con el lábaro patrio desdibujado ondea por el aire retando a uno de los tantos inmuebles de la Procuraduría General de la República (PGR), aquí en el centro histórico donde despacha la Feadle y reina la impunidad.

La bandera de 25 metros de largo por 12 de ancho oculta bajo su manto, siluetas de gis y manchas rojas, que representan los más de 130 periodistas asesinados en lo que va de los últimos dos sexenios, el reclamo es unánime, no más impunidad y justicia.

Alrededor de 400 periodistas de las 32 entidades del país clausuraron simbólicamente las instalaciones de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión (Feadle).

Cintas amarillas de «peligro» y «precaución», cartulinas rojas reclamando tanta impunidad, y en el reclamo colérico y lacrimógeno, un centenar de rostros de los periodistas asesinados y desaparecidos en los últimos diez años.

Ahí están pegados 3 Regina Martínez, 4 Rubén Espinosa, 8 Javier Valdez, 3 Miroslava, 2 Gregorios, 2 Moisés Sánchez, y comunicadores asesinados de todo el país.

En la dependencia federal cerraron ventanas, y desactivaron el detector de metales, dos policías interbancarios fueron los sacrificados para resguardar la entrada y evitar desmanes.

Insuficientes para evitar que la pared quedara grafiteada y rallada de coraje, de frustración, de dolor, pero apelando a no olvidar.

En los mensajes, periodistas de Sinaloa, Veracruz, Guerrero, Michoacán y demás, el reclamo fue el mismo: periodistas a merced del narcotrafico, fotoperiodistas intimidados por cuerpos policiacos y células criminales, y un estado autista, sordo, indolente, ciego, incompetente.

Un mes se ha cumplido desde el asesinato del periodista de Javier Valdez, el periodista que durante 25 años cubrió narcotrafico, pero también se recordó que ya pasaron cinco del asesinato de Regina Martínez, casi dos del de Rubén Espinosa, y que la justicia, no ondea, no con la fuerza con la que se agita la bandera mexicana, hoy vestida de luto.