Narco recluta niños: Segob

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En 2008 se contabilizaron 266 muertes con arma de fuego en niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, esto representa un aumento de 255% en la utilización de armas de fuego.

 

Cada vez más menores de 8 a 12 años ingresan a las filas del crimen organizado, reconoce.

 

La incapacidad del Estado de ofrecer a los jóvenes alternativas para su futuro los ha hecho caer en las manos del crimen organizado desde los 12 años o incluso 8 años, reconoció José Manuel Azpiroz Bravo, director general adjunto de la subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.

“Por eso es tan importante que atendamos este grupo, no como un grupo vulnerable o como un sector de la población, sino como un eje fundamental del programa nacional de prevención social de la violencia y delincuencia”, dijo.

Los jóvenes son los que se están yendo al crimen organizado, los cárteles no están reclutando mayores de 50 años, están reclutando jóvenes de 12, 13, 14 años para involucrarse y lo hacen porque el Estado no ha tenido la posibilidad de ofrecerles un futuro y otras alternativas”, indicó.

En este contexto, detalló que las acciones de prevención que se trabajan en coordinación con los gobiernos estatales van desde la recuperación de espacios públicos, rehabilitación de centros comunitarios, espacios deportivos, canchas, bibliotecas, casas de cultura hasta la creación de talleres para jóvenes y espacios de capacitación y formación para el trabajo.

 

CADENA DE SEMIESCLAVITUD

Estimaciones conservadoras se considera que unos 30 mil adolescentes -entre los 15 y 17 años- son víctimas de narcoexplotación, advirtió el secretario ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), Juan Martín Pérez García.

La cifra fue obtenida con ayuda de académicos basada en el número de adolescentes que pudieron estar implicados con pandillas, pues la delincuencia organizada encuentra que la manera más eficaz de cooptar a jóvenes es cuando ya están organizados en bandas.

La forma en que operan es convencerlos entregándoles un teléfono celular con dinero para que puedan usar el aparato. Mientras los muchachos usan sus redes sociales, reportan sobre la policía, Ejército o lo que se enteren. “Los convierten literalmente en parte de un sistema de inteligencia”.

Además existen otros niveles de implicación como cuando los chicos forman parte de las familias que tienen una tradición de vínculo con el narcotráfico o el sector que se ve presionado por supervivencia para ser parte, sobre todo en un nivel escolar de secundaria o bachillerato.