“Muerte contra mis enemigos”, rezo en el campo de exterminio de Los Zetas en La Gallera

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Foto: Carlos Hernández
Foto: Carlos Hernández
Foto: Carlos Hernández

La Gallera, el campo de exterminio de Los Zetas en la zona norte de Veracruz, donde los sicarios y cocineros rezaban a la Santa Muerte para pedirle protección y “muerte a mis enemigos”. 

En este predio, las autoridades dieron por concluidos los trabajos de exhumación, hoy fueron descubiertos seis puntos positivos de restos óseos, ropa, zapatos y cenizas. 

El campo de exterminio es uno de los quince que existen en la zona norte del estado de Veracruz, donde Los Zetas “cocinaban” a sus víctimas; las desaparecían con ácidos, químicos y diésel y en este predio en particular, se presume fueron incinerados en un horno de zacahuil, comida tradicional de la zona. 

Durante el sexto día de trabajo de campo de la Quinta Brigada Nacional de Búsqueda, ingresaron la mañana de este martes al predio “La Gallera”, donde se suponía tenía que estar resguardado por Fuerza Civil de Veracruz, acusaron los familiares de desaparecidos. 

“Si ven un policía del estado o uno de Fuerza Civil, favor de reportarlo de inmediato. No caigamos en sus provocaciones”, alzó la voz una de las coordinadoras de la brigada. 

Ante el abandono de rancho, la yerba crecida y la hojarasca no impidieron el hallazgo de los primeros restos óseos en el patio trasero de la casa, lugar que en 2018 fue exhumado un cráneo en la zona de potreros del predio; en marzo de 2017, fue la primera exploración donde hallaron seis fosas clandestinas con igual numero de restos. 

La brigada que ahora recorre los municipios de Poza Rica, Papantla, Tihuatlán, Coyutla y Tuxpan, exhibió el trabajo deficiente de la Fiscalía General del Estado. 

Con el sol cayendo a plomo, medio centenar de brigadistas tomaron picos, palas y azadones para emprender los primeros hallazgos. 

Foto: Carlos Hernández
Foto: Carlos Hernández

La barda que rodea el horno de zacahuil está cubierta por cenizas  con restos óseos, puntos dónde los binomios caninos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) confirmaron que se trataba de restos humanos. 

En uno de los pozos del rancho también fueron localizados restos óseos que estaban cubiertos por el lodo y la hojarasca. 

“En la brigada hemos venido hablando de cocinas (sic), campos de exterminio donde se utilizaban diésel, químicos, gasolina y maderas. Aún no podemos dimensionar lo que sucedió aquí en La Gallera, solo podemos hablar del horror que aquí sucedió”, dijo Mario Vergara, quien busca a su hermano Tomás desde el 2012, desaparecido en Huitzico, Guerrero, “pero podría estar aquí”. 

Foto: Carlos Hernández
Foto: Carlos Hernández

Los brigadistas provenientes de 21 estados del país se quejaron que hubo cuatro incursiones previas del gobierno estatal y federal y que fueron por concluidas las exhumaciones. 

“Ahora el problema es hacer entender al gobierno que los restos óseos, los fragmentos también son huesos, también son humanos; para el gobierno si no hay huesos en un predio, en una fosa, no hay desaparición”, señaló Vergara. 

En los recorridos y marchas de sensibilización en los municipios del Totonacapan y la Huasteca Veracruzana, los mismos pobladores señalaron 15 puntos donde los sicarios de Los Zetas cocinaban a sus víctimas. 

Durante casi 12 horas de jornada en La Gallera, los brigadistas discernieron las cenizas y encontraron más restos óseos de los ya localizados por debajo de la hojarasca. 

María Herrera Magdaleno, quien busca a sus hijos Jesús Salvador, Raúl desaparecidos en Guerrero desde 2008 y posteriormente en 2010, Luis Armando y Gustavo, levantados por elementos policiacos de Veracruz, ofreció un “Padre Nuestro” frente a horno, donde rompió en un llanto desgarrador al que se sumaron las demás buscadoras; ella levantó las cenizas y encomendó a Dios, “aquí pueden estar nuestros hijos (…) escúchanos padre, eres el único, tú puedes darles la luz al cielo”. 

Las desapariciones en Veracruz se originaron desde el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, hoy preso, y durante la gestión de Arturo “Capitán Tormenta” Bermúdez Zurita, quien actualmente enfrenta en libertad un proceso penal por desaparición forzada de personas. 

Desde entonces, la omisión e impunidad de las autoridades, tanto estatales como federales, las familias exigen justicia de quienes aquí fueron asesinados.