- Duarte con esposa e hijos
- La habitual rueda de prensa
EMBARCADERO: Es lunes 29 de febrero… En la mañana… Palacio de gobierno en Xalapa…. Javier Duarte ofrece la habitual rueda de prensa… A los lados, el gabinete legal… Los diputados locales y federales… Ningún senador priista… A la diestra, su esposa, y sus tres hijos, el más pequeño, en brazos, a quien la madre le toma del brazo… El Jefe Máximo de la Revolución Priista hecha Gobierno se defiende, porque al momento, ningún colaborador ha “tirado su espada en prenda”, y si la ha tirado, a nadie han convencido, ni siquiera, vaya, a las mismas hordas priistas… Estamos en tiempo electoral, dice, insiste, porfía… Y por eso, observa, a tiro por viaje lo rafaguean, y aun cuando ningún nombre pronuncia, se refiere, claro, obvio, lógico, al Yunes azul, pero también, ¡qué caray!, al Yunes rojo… Y más, porque en la última semana ha recrudecido su discurso, a grado tal que “Javier Duarte es un lastre para mi campaña”, dice, que nunca, jamás, se atrevió, por ejemplo, el general Álvaro Obregón, candidato presidencial, en contra del presidente Venustiano Carranza, quien tenía a otros favoritos para la sucesión, entre ellos, al general Pablo González, quien entrara a la historia porque uno de sus generales subalternos, Jesús Guajardo, tendió una emboscada a Emiliano Zapata y lo mataron varios soldados agazapados en la azotea de la hacienda… Tal cual, el Jefe Máximo se “desgarra las vestiduras” y se inmola en la plaza pública… Aquí está, parece decir al Yunes rojo, tu Cristo, y pégale, pégale, pégale como a una piñatita infantil… Con todo, el Jefe Máximo había descarrilado y al día siguiente avisó al mundo por su Twitter, que tanto ama, que devolverá cachetada por cachetada, madrazo por madrazo, golpe por golpe, vía Internet, a quienes despotriquen en su contra…
ROMPEOLAS: Pero entonces la noticia del momento es otra… El hijo más pequeño del Jefe Máximo está impaciente… Bebé, apenas dando los primeros pasos, ansioso de conocer y explorar el mundo, desea caminar… Y su madre lo toma del brazo y le permite unos pasitos… Y el niño camina, mide, calcula el paso… Y en tanto el padre, habla y habla, algunos de los miembros del gabinete legal, prefieren centrar la vista, los oídos, la atención, en el tercer hijo del Jefe Máximo… Y sonríen… Sonríe Flavino Ríos Alvarado, el cuarto secretario General de Gobierno, con su risa de chinito… Sonríe Antonio Gómez Pelegrín, el sexto titular de Finanzas y Planeación, con su sonrisa siniestra… Seriote, adusto, cacique huasteco al fin, solo mira, sin sonreír, Ricky García Guzmán, el contralor del alemanismo y el contralor del Fidelismo… Mira, observa, sin sonreír, digamos, a la expectativa, la tercera secretaria de Educación, la profe Xóchitl Adela Osorio… El cuarteto, pues, quizá, acaso, porque ene número de veces ha escuchado el mismo discurso rollero del Jefe Máximo, prefiere mirar y admirar a su hijo, explorando el mundo con sus pies titubeantes, sostenido el brazo de su madre, la presidenta del DIF estatal, la compañera de mil batallas de Javier Duarte, JD… Así, y en el lenguaje político se diría que el cuarteto mira al bebé, por si las dudas, en un descuido, JD los mira a ellos que miran a su hijo, y/o en todo caso, Karime Macías los mira a ellos y quedaría, digamos, agradecida, porque el benjamín de la familia Duarte Macías es el epifoco de su interés… Sin duda, el cuarteto tendrá nietos, y por tanto, miran al bebé de JD y recuerdan a los nietos, y como dijera Flavino Ríos, sacrificó a sus nietos para servir una vez más a la población de Veracruz… Además, siempre estará vigente la frase bíblica de Jesús, “Dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos”…, etcétera, etcétera… Días después, en Tierra Blanca, la madre de uno de los 5 jóvenes levantados y asesinados por los policías de Javier Duarte y Arturo Bermúdez, se resignará al crimen de su hijo y exclamará: “Me he quedado sola. Todo se lo dejo a Dios…, si Dios existe”…
ASTILLEROS: Según la fama pública, Édgar Spinoso Carrera, Oficial Mayor de la SEV entonces, en el ojo del huracán de la Auditoría Superior de la Federación, ahora diputado federal, señalado por el Yunes azul de tener aviones y helicópteros, le regaló a JD un escritorio igualito al que John F. Kennedy tenía en la Casa Blanca cuando fue presidente de Estados Unidos y en la alberca solía esperarlo desnuda Marylin Monroe, mientras a un lado se enfriaban unas botellas de cogñac… En una foto histórica de la época, Kennedy está en aquel escritorio revisando papeles, pluma en mano, mientras uno de sus hijos, el mayor, entonces de unos cuatro, cinco años, está encuclillado abajo del escritorio, jugando, travieso, solito, con él mismo… Por eso, quizá, JD llegó a la pasarela mediática del día lunes con el gabinete, pero más, mucho más aún con su esposa y sus tres hijos… Y el bebé, el centro del mundo de algunos secretarios, aquellos que solitos se acomodaron en primera fila para, digamos, salir en la foto… Al fin y al cabo, el viejo del pueblo dice que el único patrimonio de un hombre son la familia, que siempre estará al lado en las buenas, pero más en las malas, y los amigos, algunos de los cuales suelen bajarse del barco y traicionar cuando olfatean los vientos huracanados…