«Los pueblos originarios tenemos nuestra propia voz, no necesitamos que hablen por nosotros»: Juan de la Cruz, danzante y mascarero tének

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Hablante de lengua tének, danzante, mascarero, escritor, y activista de rescate de danzas en su comunidad y CDMX, así fue presentado al inicio de su conferencia, por el moderador, el maestro Bonifacio Hernández, para impartir su charla «Una lengua no sólo se habla; una lengua se danza , se vive y se saborea», Juan de la Cruz Hernández ‘Maska de la Cruz’ en el Kalli del Conocimiento dentro del evento «Altar del Día de Muertos más grande del mundo, de los pueblos originarios de Veracruz», realizado en esta capital.

«Los pueblos originarios tenemos nuestra propia voz sin necesidad de que hablen por nosotros», así, el también productor de documentales, inicia su charla, relatando cómo por años, otros han ocupado espacios hablando de la cultura de los pueblos, cuando los habitantes tienen voz propia, y mucho que compartir.

Maska de la Cruz relata que al entrar al jardín de niños, se dio cuenta que dominaba dos lenguas, el tének y el español. Y en la cultura tének, había muchas tradiciones que él quería entender, pero que los abuelos, celosos de sus saberes, no siempre explican: «Yo quería saber, ¿Porqué danzamos? ¿Porqué ofrendamos?».

Cuenta que fue un niño curioso, y siempre preguntó a los abuelos, para saber, y para poder explicar a sus hijos cuando los tuviera.

«Cuestionar a los abuelos me llevó a saber cómo y porqué, y así fui entendiendo la relación danza, lengua y gastronomía», explica Juan.

Juan de la Cruz es originario de la comunidad de Zaragoza, municipio de Naranjos en la huasteca veracruzana, cuenta que en su comunidad hay cinco danzas, y estas danzas se comparten entre comunidades. Él danza desde muy pequeño.

 

Kij´lab, el espíritu de la danza

Hay un relato, que se ha transmitido por generaciones, sobre el día que una señora, Doña Teresa, recibió por parte del Kij´lab (Espíritu de la danza) las instrucciones sobre las danzas.

Cuenta Maska, que la señora entró en un estado de trance y agarró un violín, y dijo «Ashe ti son ne´ka tenchin anchana» que en español se traduce: «Este son lo vas a tocar así», lo mismo con las pisadas de la jarana, y lo mismo con los pasos de cómo se danzaría: «Ashé ti son nestín bixom anchana», que es: «Este son lo vas a bailar así».También dio indicaciones de la ofrenda, atoles de masa, bolín, piques, tamales.

 

In ajíp an chemelom “La fiesta de los muertos”

Aprovechando la ocasión, el activista también relató sobre la cosmovisión de la muerte en su pueblo: «Para nosotros, la muerte no es el fin de la vida, los antiguos abuelos tének pensaban que la tierra se los llevaba, que el ciclo de la vida no terminaba cuando alguien fallece», explica.

Es por eso que cuando alguien muere, sus cuerpos son preparados por las mujeres de la casa, con una plancha de chaca, y cada difunto lleva un morral en el que lleva su «Chinil» (su comida para el trabajo), que incluye siete bocoles, o siete tamales, y además siete granos de maíz rojo, que significa que bajo la tierra, seguirá trabajando, seguirá sembrando.

La celebración de los difuntos en Zaragoza y los pueblos vecinos de la huasteca veracruzana, es distinta a como actualmente se ha comercializado en todo el país, los arcos, que no se llaman altares, sino arcos, son preparados de manera distinta, y algo que no puede faltar en la ofrenda, es un morral para rellenar el que se llevó el difunto cuando fue sepultado.

Los sepelios los hace la gente del pueblo, como no hay funerarias, ni sepultureros, los mismos hombres del pueblo cavan la fosa, mientras que las mujeres preparan el cuerpo y la comida para todos. Y si el difunto es un danzante o músico tradicional, o un abuelo , el sepelio es una fiesta grande de más de tres días, donde toda la comunidad a través de la música y la danza despiden , sólo de este plano al difunto.

 

Xantolicismo

Algo en lo que fue muy enfático el conferencista en esta charla, es sobre la «folklorización» de las fiestas. Juan de la Cruz explica que no toda la Huasteca celebra el Xantolo. Explicó que en los pueblos de la Sierra de Otontepec desde Tepetzintla hasta Tantima y Tamalín, existen tradiciones menos conocidas que por generaciones han realizado en honor a los muertos.

Recientemente, Juan de la Cruz, produjo en conjunto con la arqueóloga Sheccid Azucena García Azuara, el documental «Ochavarios, Tradición de la Huasteca Veracruzana» que fue estrenado a través de Radiotelevisión de Veracruz por televisión abierta y por redes sociales, en él, a través de testimoniales de la gente de su comunidad, se relata detalladamente la tradición de el Ochavario, que es una ‘fiesta’ que consiste en ir al cementerio a adornar las tumbas y convivir con danzas, música y comida.

«Las comparsas de Xantolo son muy vistosas y actualmente pareciera que están reemplazando a las danzas tradicionales, se ha ‘folklorizado’ y hasta esculturas de Coco y concursos de catrina hay en algunos municipios, no digo que esté mal, pero esas no son nuestras tradiciones, y hay que enseñar a los niños y jóvenes nuestra cultura, que se impregnen de ella, y no adopten otras por moda, uno no puede amar lo que desconoce y menos defender lo que no amas», suscribe Juan de la Cruz.

La charla tuvo que terminar por falta de tiempo, pero los asistentes se quedaron con ganas de ver el documental completo, y de seguir escuchando todo lo que Juan de la Cruz, tiene para compartir.

Recientemente, lanzó el libro de relatos Chakam Pulik Inik, un homenjae a través de la palabra a su cultura y a las personas que a lo largo de su vida le han dejado algo en él y en varias generaciones de su comunidad, así que sí quieres conocer más puedes adquirir el libro directamente con él, en su red social @Maska De la Cruz (Huasteloko), el documental se encuentra disponible en el siguiente link: