Lalito enfurece por no poder regresar a su escuela; tiene trastorno del espectro autista

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Los menores con autismo han padecido cambios drásticos en sus emociones por el encierro y la falta de sus actividades escolares y recreativas.

Lalito es un niño xalapeño que enfurece y se deprime por no poder regresar a sus clases presenciales. Tiene siete años y padece el trastorno del espectro autista, mismo que le causa problemas en la interacción social y la comunicación.

Desde hace más de un año, la pandemia del SARS-COV-2 (COVID-19) le arrebató toda convivencia con profesores y compañeros del preescolar, la cual es esencial para su desarrollo intelectual y emocional.

Su madre, Rosa, está preocupada por los cambios drásticos y emocionales que ha percibido en su hijo, derivado del encierro y de la emergencia sanitaria.

“Mi hijo ha tenido una serie de modificaciones en sus conductas, incluso en su estado de ánimo, a él le molesta muchísimo no poder tener esa parte social y esa parte educativa, extraña mucho la escuela”, narra.

En todo este tiempo de pandemia, a Eduardo se le ha complicado aprender y aplicar los protocolos de higiene y cuidado para evitar la propagación del coronavirus.

“Ha hecho un enorme esfuerzo en todo este tiempo para aprenderse todas las cuestiones de higiene y cuidado para sí mismo y para el otro, es bastante respetuoso”.

URGENTE REGRESO A LAS AULAS

Para su mamá, es de suma importancia que el pequeño regrese a los espacios educativos, toda vez que las actividades escolares son indispensables para que mejoren sus capacidades de convivencia con otras personas.

“Creo que ha sido muy desafortunada la forma en que se ha manejado la cuestión escolar para todos los niños, pero los niños en el trastorno la están pasando mal”.

Los menores con trastorno del espectro autista han tenido que acoplarse a la rutina de un adulto, lo que resulta perjudicial para ellos y para su temperamento.

Lalito se ha vuelto más irritable, más intolerante. Los ruidos lo alteran con frecuencia; grita de desesperación, situación que había logrado sobrellevar, gracias al entorno escolar.

“Lo que no se practica de una manera organizada, como es en la escuela, van perdiendo habilidades escolares y de muchas formas”, relata su mamá.

Para el niño es imposible seguir las clases en línea, porque tiene déficit de atención y las distracciones en casa son notorias.

“No puede permanecer en clases en línea, no puede seguirlas. Le cuesta mucho trabajo mantener la atención en una clase en línea. Con tantas distracciones que hay en la casa, que él conoce, con todos los recovecos, le cuesta mucho seguir las clases en línea”.

RETROCESO

Lalito no ha tenido un año escolar productivo por la pandemia. Pero ha sido aún más considerable la pérdida de habilidades emocionales y de convivencia que ha padecido.

“La escuela también es convivir con los compañeros, aprender a compartir, entender el funcionamiento hasta de los cumpleaños donde se cantan las mañanitas, esperar turnos, hacer fila para el baño, son muchísimas cosas”.

Rosa sostiene que durante la contingencia sanitaria quienes resultaron mayormente afectados fueron las niñas y los niños, toda vez que han tenido que permanecer en casa encerrados o asumir la rutina de sus padres.

“De toda esta historia de la pandemia, para mí los grandes perdedores son los niños, porque todo el mundo ha vuelto, todo el mundo ha regresado de una u otra manera, vimos cómo salían a manifestarse todos los que luchaban por sus trabajos, por regresar, por poder abrir”.

Refiere que no todos los padres ni madres de familia tienen la posibilidad económica para contratar un instituto privado que pueda recibir a los niños y brindarles la atención que requieren.

“Ya es momento de que se ponga atención porque no todos los padres tenemos la posibilidad de pagar algún instituto privado que pueda darles el servicio”, dice Rosa.

MAESTROS A FAVOR DEL RETORNO

Algunos profesores están a favor del regreso a clases presenciales, siempre y cuando, las escuelas cuenten con la organización y el protocolo sanitario para evitar un rebrote de coronavirus.

“También las escuelas deben contar con agua y jabón, ya que es de suma importancia seguir teniendo las precauciones y los cuidados de estar lavándoles constantemente las manos”, opinan.

Consideran que, aunque se trabaje en línea, es necesario que las clases vuelvan a la normalidad, toda vez que el nivel de aprendizaje sería mayor, estando en las aulas.

“Jamás van a ser iguales las clases en línea que las clases presenciales. Los niños rompieron una rutina, desde los horarios que hay para comer, para realizar actividades, hay un horario de descanso y se ve en las clases que se han tenido y los esfuerzos que se han hecho por las diferentes escuelas, de tomar diferentes estrategias”.

Mencionan que algunos padres de familia tuvieron que sacrificar horas de trabajo para estar pendientes de que sus hijos accedieran y cumplieran con su actividad académica en línea.

“Los padres se han visto afectados. Ya sea que ellos se iban a trabajar y los alumnos se quedaban solos o tuvieron que pedir un apoyo”.

Destacan que los centros escolares también son espacios de socialización, donde se fomenta el desarrollo motriz y los aprendizajes lúdicos, mediante la práctica, el ensayo y el error.

“Entonces el hecho de que se dé una clase por zoom, por una televisión, por un video grabado, jamás va a ser lo mismo, no van a tener esa práctica realmente lúdica que se puede llevar a cabo en una clase presencial, por ello es de suma importancia que se regrese a clases presenciales”, insisten.

SEMÁFORO

Cabe recordar que el gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez, ha informado que las clases presenciales sólo serían posibles en los municipios donde el semáforo epidemiológico sea color verde, de riesgo bajo de contagio.

Sin embargo; en Xalapa, la capital del estado, el semáforo es naranja, donde el riesgo aún es alto.

A partir del lunes 7 de junio, Veracruz retrocedió en el semáforo epidemiológico del color verde al amarillo, quedando un riesgo medio de contagio.

Además, cinco municipios se encuentran en semáforo naranja, 34 en amarillo y 173 en verde.

Por ese motivo, Lalito y los demás estudiantes tendrán que seguir sus clases desde casa, aunque no sea lo mejor para ellos y para su desarrollo.