La lucha libre, con una caída desde la tercera cuerda, por el Coronavirus

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Tres luchadores con trayectoria en la mítica Arena Xalapa han muerto por Covid-19: Full Contact -quien falleció apenas el jueves-, El Mercenario y Gabrielo-Gabriela. Ante la ausencia de funciones, los luchadores xalapeños han tenido que ponerse a vender comida, a trabajar de manera informal, a ser comerciantes. Los menos, a trabajar en un proyecto de una escuela de Lucha Libre en Xalapa, instrucción en la que ya hay 27 jóvenes capitalinos trabajando.

Texto y fotos Noé Zavaleta   

La última función de lucha libre que hubo en Xalapa antes de la pandemia fue el 15 de marzo del 2020, recuerda con cierta nostalgia Caballero Negro. Las luminarias del coloso de Sayago sólo han prendido por las tardes y noches para orientar a los automovilistas que salen del estacionamiento. Uso secundario del inmueble, desde hace ya varios años, habilitado por la crisis económica. La Arena Xalapa también se renta incluso para habilitar bazares, eso, mientras vuelve el glorioso grito: “Lucharán de dos a tres caídas sin límite de tiempo”.

La pandemia por el Coronavirus vino a colapsar muchas actividades económicas, pero a la lucha libre la tumbó en una sola caída. Han pasado casi 13 meses, desde que luchadores, cubeteros de cerveza, mascareros, referís, comerciantes y boleteros dejaron de tener un ingreso del arte del pancracio.

“Más de treinta familias dependían del ingreso que daba la lucha libre aquí”, expone Caballero Negro, quien señala que varios se tuvieron que ir a vender comida, a ser parte del comercio informal y a ganarse la vida de otra forma que no fuera dando hurracanadas, llaves y patadas voladoras.

El Coronavirus también ha dejado muerte y luto en la lucha libre veracruzana, de gladiadores con presencia en la Arena Xalapa, han muerto de Covid-19, Full Contact -pereció en el Centro de Especialidades Médicas el pasado jueves-, El Mercenario y Gabrielo-Gabriela.

.-¿Cuándo podremos volver a ver una función de Lucha Libre en Xalapa?

.-Va a tardar, quisiéramos que fuera pronto, pero yo creo será cuando estemos todos vacunados. A diferencia de otros deportes y espectáculos, una función de lucha se tiene que aperturar al cien por ciento, al treinta, al cincuenta, menos de esa capacidad, por donde le busques no es costeable.

.-¿Por falta de patrocinadores?, ¿Por el ingreso?

.-No es costeable. Una arena con aforo máximo del treinta por ciento, con cinco luchas, tendrías que vender el boleto a mil pesos o un poco menos. ¿Quién va a pagar eso?, se cuestiona Caballero Negro, mientras atrás de él, reposan los cinco mil espacios de capacidad que tiene la Arena Xalapa.

El veterano gladiador explica que los luchadores se las han visto negras para allegarse de un ingreso, “los burócratas no tienen problemas, ellos tienen su quincenita puntual”, pero -reprocha- los gladiadores han tenido que hacer marometa y media para llevar el sustento a casa.

.-Oiga, en campañas electorales, la Arena Xalapa era una pasarela de políticos de todos los partidos, quienes literal venían a hacer campaña durante las funciones, la clásica foto con los enmascarados. ¿Ahora nadie se ha acercado a apoyarlos?

.-Caballero Negro ríe con sorna y sopla aire para soltar su respuesta: “Nadie, ni uno solo, y menos del actual gobierno. Aquí nosotros hemos luchado solos.

Una escuela, un proyecto

En la parte más alta de la Arena Xalapa, en los otrora palcos, un ring profesional retumba una y otra vez en sus maderas y colchonetas. Ocho jóvenes reciben su instrucción, para en un futuro, sí se les ve vocación volverse luchadores profesionales.

El más joven ensaya con enjundia como rebotar con los pies en la tercera cuerda del ring. Dos jóvenes se enfrascan en ensayar el resorte para salir catapultado por los aires; en match limpio, dos más, pugnan en una vencida para ver quien será el gladiador que quede de espaldas al ring.

Ninguno tiene máscara, pero algunos ya no se aguantan la vocación y portan cubrebocas de luchador. Caballero Negro presume orgulloso que la escuela de Lucha Libre apenas va a cumplir tres meses. Su alumno más pequeño tiene siete años, el más grande pasa de los cincuenta.

“Ésta escuela quiere recuperar los valores del luchador, pero también desfogar a los jóvenes, que no anden perdiendo el tiempo en la calle. Alguien quien entrena lucha libre, se ejercita sí, pero también se forja en disciplina y se vuelve respetuoso”.

Y es cierto, cualquier joven que llega , dá las buenas tardes a conocidos y desconocidos, saluda de puño a propios y extraños. Todos se hablan con respeto, y por muy fragoroso que termine el combate, están prohibidas las mentadas de madre.

“Mientras vuelve la lucha libre, tenemos que dignificar la profesión. Xalapa fue cuna de grandes luchadores: El Forastero, El Mercenario, Universo, muchos otros… al jugador estelar de la Ciudad de México le gustaba venir a luchar aquí, queremos recuperar eso”.