Desde lo alto de la loma invadida de tumbas, la madre de Ángel Gabriel, asesinado hace dos años en la colonia magisterial observa el último adiós a Kevin Jafet Pérez Sánchez.
Ella, recuerda como hace 2 años, su hijo fue víctima de la violencia que desborda a la entidad veracruzana, Ángel Gabriel también fue asesinado a medio día a punta de balazos.
Al fondo, se escuchan los gritos y de una madre desconsolada, que como ella en su momento, abraza la ataúd que alberga el cuerpo de su hijo de tan solo 20 años de edad sin vida.
Kevin Jafet Pérez Sánchez, conocido como “Kevin Kiss” o “chinos locos”, fue asesinado dentro del negocio de “Barber Shop”, el pasado 22 de abril alrededor de las 13:00 horas, ubicada en la colonia Agua Santa 2, a lado de su amigo y jefe, quien también perdió la vida.
Este día, su familia y decenas de jóvenes entre los 18 y 25 años acudieron a darle el último adiós en el cementerio de Bosques del Recuerdo, a quien se presumía soñaba con ser modelo de revistas.
Un grupo de músicos cantaba, “Amor Eterno” mientras la hermana de Kevin Pérez, preguntaba a gritos el porque de su muerte y sus padres desvanecían ante un imponente e inexplicable dolor.
En la mano de los jóvenes que hacían fila había un cartucho o una margarita blanca, uno a uno pasaban a lazar la flor, con lagrimas en los ojos y dolor en el corazón a la ataúd de Kevin que ya había sido colocada en donde descansarán sus restos por lo que queda de vida.
Kevin Priss y Ángel Gabriel son víctimas de la escalada de violencia que impera en el estado de Veracruz, el primero fue asesinado en la administración actual de Cuitláhuac García Jiménez; mientras que Ángel Gabriel, fue arrebatado de la vida el 23 de abril del 2017, en la administración de Miguel Ángel Yunes Linares.
Si bien, las cifras aportadas por la Fiscalía General del Estado (FGE) indican que desde el 1 de diciembre del 2018 han muerto más de 720 personas por homicidio y se registran por lo menos, 90 feminicidios, los asesinatos no han cesado.
La madre de Ángel Gabriel, recuerda a su hijo como alguien alegre, trabajador y que dejó a un hijo de un año, al que cuando vivía el dinero no le alcanzaba para comprarle pañales.
Las investigaciones de su caso fueron cerradas, supuestamente porque no había manera de obtener más información de los hechos, además de que ya no hay abogado que siga el caso de oficio.
A su hijo se le señaló de haber estado vinculado con el crimen organizado; sin embargo, el joven ni siquiera trabajaba en la ciudad de Xalapa.
“Tenemos un deficit de justicia, no hay leyes, no hay quien investigue, los involucran, dicen que ellos estaban en malos pasos, pero yo habló por mi hijo, él me pidió para pañales y la leche, porque cuando andan metidos en eso no se preocupan por dinero”.
Ahora, solo espera que en el caso de Kevin Kiss, haya justicia.