Héctor AD Quintanar, cambió su fotografía para mostrar la verdad

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Fotos: Festival Internacional de Fotografía Distancia Focal
  • El reconocido fotógrafo participó con su exposición “La guerra llegó en invierno” en el Festival Internacional de Fotografía Distancia Focal, en la Biblioteca Carlos Fuentes

Desde su infancia, Héctor ha estado cerca de la realidad más cruda de México: la violencia. A pesar de que Iztapalapa lo vio nacer, él ha pasado la mayor parte de su vida en Veracruz, exactamente en Coatepec.

Antropólogo, maestro de la UV donde ejerce la licenciatura como docente, fotoperiodista en la agencia nacional Avc Noticias y colaborador de la agencia de fotografía estadounidense ZUMA Press y de la Agencia Francesas Agency France Press (AFP).

Su destacado e importante trabajo ha sido publicado en medios internacionales, además de haber sido corresponsal en países como Etiopía, Argentina, Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Polonia, India, Uruguay, Ucrania entre otros.

Quintanar combina su formación académica, mostrando las tradiciones, las fiestas, la cultura y las raíces de nuestro estado; Héctor es conocido por la magia y belleza que su lente nos muestra.

Participó con su exposición “La Guerra llegó en invierno”, en el Festival Internacional de Fotografía Distancia Focal , en su charla, presentó a los asistentes imágenes crudas que retratan ese lado desolador de este conflicto entre países vecinos, que tienen una historia de mucho años, pero que es protagonista de este 2022 cuando estalló formalmente.

Además de su exposición inaugurada el 29 de septiembre, este sábado 1 de octubre a las 11 de la mañana en compañía de su familia, amigos y colegas, participó en un conversatorio donde presentó algunos de sus trabajos más destacados y trascendentes. Presentado por su amigo, Óscar Martínez, dio paso a la ponencia.

Él mismo dice que es conocido por mostrar fotografías de las fiestas patronales que caracterizan el estado y otros lugares, sin embargo él decidió darle una vuelta a esto y revelar una cara de México que todos conocemos, pero ignoramos en igual medida.

Aquí te dejamos un resumen con los puntos más sobresalientes de su ponencia titulada:

«El viaje, las balas y las fotos»

“Regresando al lugar donde nací” 2018: Él es oriundo de Iztapalapa. Por ello en 2018 retrató con su lente la vulnerabilidad a la drogadicción. Hizo mención de la labor de sus padres, pues lo sacaron de ahí para evitar que tuviera esa vida. Esas imágenes fueron con el objetivo de reconocer el lugar donde él nació y vivió sus primeros años.

“Eso ya no sucede”: Es una serie de imágenes que reflejan la tan “típica” violencia en Xalapa y Coatepec, que afirmó desgraciadamente nuestras autoridades mencionan que no existe y que son los medios quienes exageran y muestran una realidad equivocada. Así que, cuando se habla de violencia, los gobiernos hacen alusión de esta frase, dijo. Esto hizo que tomara su cámara para retratar la realidad: “ Porque aunque duela, hay que verlo”.

“Buscadores” 2017: Fue imposible no quebrarse al ver esas imágenes; madres y familiares de quienes están desaparecidos, haciendo cosas indescriptibles para buscar a sus seres amados. Mientras describía algunos momentos capturados, las lágrimas corrieron por sus ojos.

“Tierra caliente” 2019: Los niños están listos para cuidarse ya que la autoridad no hace su trabajo. La situación en Guerrero, uno de los estados más violentos del país, fue retratada por Héctor, donde además de ver a los niños y jóvenes portando un arma, relata que los ancianos también deben y saben cuidarse. El cartel de los “ardillos” fue uno de los detonadores de violencia e inseguridad que orillaron a los habitantes a tomar un arma y proteger su vida. Policía comunitaria es lo que son, y no por nada tienen más experiencia que cualquier grupo o autoridad frente a la difícil situación.

“La casa de los que van a morir, Calcuta”: En la India tomó un curso de fotoperiodismo. Y ahí mismo, pudo capturar la casa de quienes van a morir. Una casa que fundó la Madre Teresa de Calcuta donde, literalmente, las personas van a esperar el día de su muerte. Enfermos de lepra, sida u otra enfermedad terminal, son algunos de los rostros que pudo observar y retratar en aquel lugar.

“Chaya cinema, donde los hombres pueden amar, Calcuta”: Mientras caminaba por la ciudad, encontró este lugar que le llamó la atención, no por sus carteleras de cintas pornográficas, sino por lo que describiría como algo “nuevo y extraño”. Dentro, había hombres fingiendo ver las carteleras, pero la realidad es que iban a tener encuentros sexuales. Ahí también había niños que se prostituían, ya sea para sobrevivir o para poder tener y disfrutar de su sexualidad plenamente.

“El Pueblo al lado del camino”: En Etiopía se encuentra una etnia de las más antiguas que, antropólogos dicen de ahí surgimos todos. El gobierno ha querido «normalizar” su vida, pero sólo les quitan sus recursos, ya que la selva que existía donde ellos habitan, se ha ido.

Otro problema grave en este lugar, es que las niñas se han convertido en madres, ya sea por cuidar a sus hermanos o ser progenitoras. Hay quienes son vendidas y casadas con hombres mayores. Según informes, al año muchas niñas se suicidan por el abuso que sufren.

“Los huérfanos de mil guerras”: Tres monjas mexicanas, misioneras, lo invitaron a ir al orfanato donde ellas viven y manejan, aquí hay muchísimos niños que están infectados de VIH o sida, porque sus padres se los trasmitieron, y son abandonados en este lugar. Además, por diversas creencias son señalados y alejados de su familia. Por ejemplo, el pequeño Jahanes, con labio leporino fue abandonado en un bote de basura, al ser considerado un monstruo por sus propios padres. Otro es el caso de Tamerun que nació con sida y tuvo el mismo destino. Actualmente, ese lugar ya no existe y se desconoce el paradero de todos los niños que vivían ahí.

Su más reciente trabajo detrás de la cámara, es el viaje que realizó para cubrir parte de la actual situación que marcara la historia del mundo entero: la guerra entre Rusia y Ucrania la cual, mencionó, es un conflicto que no tiene un desenlace cercano.

“La guerra comenzó en invierno Varsovia, Polonia”: la estrategia de iniciar una guerra en esta estación, es ideal para vulnerar a las víctimas, pues no se puede hacer mucho mientras se está a -30 grados. Las terminales son refugios, retratadas por su cámara que fue testigo de la crueldad, misiles, y el horror de no saber qué pasará con su futuro. Las infancias que vemos en sus imágenes no son niños ni adultos, son sobrevivientes.

Por las noches, Rusia ataca hasta con 30 misiles por noche, y mientras relata esto, se vuelve a quebrar conforme muestra algunas de las más crudas imágenes que pudo tomar como corresponsal.

En algunas de sus más impresionantes fotografías, observamos una en particular, donde un tanque de guerra está en medio de un campo lleno de girasoles: “Se siembran balas y crecen flores”, es una descripción apropiada para tal imagen. Pero en medio de estos campos también hay moscas, botas y un olor pútrido. “Los muertos no las necesitan y los lisiados tampoco”, le dijo un soldado ucraniano al preguntar por qué había cientos de estas.

Para finalizar esta ponencia, nos reveló su trabajo más sensible, o al menos así se sintió. “El peor día de un padre”, tendido en la calle, en Kharkiv, un joven de 13 años murió luego de que una bomba cayera en una parada de autobuses. Su padre llegó para cerrar los ojos de su hijo, al cual tomó de la mano, dio algunas oraciones y se quebró mientras una oficial lo abrazaba.

Al terminar su ponencia Héctor agradeció a su familia por el apoyo, a sus amigos por creer en él y al público que lo acompañó.

Para concluir se abrió el micrófono para que Juan Carlos Reyna, escritor, creador de contenido y músico mexicano, iniciara el conversatorio donde recopiló algunos de los puntos más importantes de la exposición y haciendo reflexionar a fondo a Quintanar sobre su trabajo, la profesión que lo ha llevado a diferentes partes del mundo y merecedor de tantos premios y reconocimientos.