FLAVINO RÍOS QUITA DISCURSO AL ARZOBISPO
Ante la llegada del Papa Francisco a México, el secretario General de Gobierno de Veracruz se está volviendo un político místico.
De seguir así, el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, él mismito que destapara a Érick Lagos como “gran diputado federal”, se encelará, pues le está quitando su discurso público.
Es más, el titular de la SEGOB jarocha estaría entrando a las grandes ligas de la oratoria católica, que significa el otro mundo, el reino de Dios, transgrediendo la línea constitucional que tanto respetara con hechos Benito Juárez, aun cuando, claro, permitió y asistió al bautizo de sus hijas.
A principio de semana, por ejemplo, el dos de palacio, como le llaman, se reunió con un grupo de mujeres empresarias y les dijo, entre otras cositas, que “si nos va bien en la familia y el hogar… también irá bien en Veracruz”.
Así, mientras en Poza Rica, el góber anunció al mundo jarocho que “vendrán tiempos peores… en que caerán las manzanas podridas”, el funcionario de marras aseguró a las señoras de la iniciativa privada que si la familia es feliz “las cosas van a mejorar”.
Claro, eso de la familia ha significado un fracaso para la secretaría de Desarrollo Social y para el DIF estatal, aun cuando, en contraparte, solo Chedraui ha logrado la posibilidad de una familia feliz.
Nadie dudaría que el paisano oaxaqueño de Flavino Ríos Alvarado, el político, filósofo, maestro y escritor, José Vasconcelos, engendraría en su corazón y sus neuronas, pues durante su vida fue un apóstata y renegado, y luego, hacia el final, regresó al cobijo de la Santa Madre Iglesia, y hasta un libro, “La flama”, escribió sobre su arrepentimiento.
DESINTEGRACIÓN FAMILIAR
Habla el titular de la SEGOB de que si en la familia y el hogar “nos va bien, Veracruz mejorará”.
Ta’güeno.
Algunos datitos de la realidad social que indigna y subleva:
El ene número de padres de familia con hijos desaparecidos, todos en la impunidad ante la ineficacia del Fiscal.
El número insólito de hijos y padres secuestrados, incluso, asesinados, todos en la impunidad.
El número inverosímil de mujeres asesinadas, de las que solo en los catorce meses de enero van cuatro.
Las madres migrantes de América Central (Guatemala, Salvador, Honduras y Nicaragua) buscando a sus hijos desaparecidos en su paso por México, entre ellos, Veracruz.
La espantosa, imperdonable, desigualdad social y económica en la tierra jarocha, donde 200 familias, entre ellas, de políticos pudientes que juegan golf el fin de semana, son dueñas del 60 por ciento de la riqueza estatal.
La terrible desintegración familiar originada por la migración del campo a los campos agrícolas del Valle de San Quintín, declarados haciendas porfiristas, y a Estados Unidos, lo que ha permitido, de paso, que las remesas hayan mudado en el sostén de la economía jarocha, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, el café y los cítricos.
La prostitución de mujeres indígenas y campesinas a partir de la desintegración familiar a la que han sido orilladas por sus esposos migrantes en EU, donde se han vuelto parejas de otras mujeres y con hijos.
La miseria y la pobreza que según el CONEVAL se traduce en lo siguiente: 6 de cada 10 habitantes de Veracruz están atrapados, y sin salida, en la jodidez.
Pero, además, un millón y medio de familias solo hacen una o dos comidas al día por el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.
La falta de oportunidades laborales, entre otras cositas, por la pésima calidad educativa, y ni se diga, la feroz calidad en la salud pública.
Y ni se diga, la inseguridad, la impunidad y la indolencia oficial, incluso, el valemadrismo, pues al llamado sexenio próspero solo ha ocupado y preocupado la prosperidad de la elite política.
Y, bueno, en tales circunstancias el hecho de que el titular de la SEGOB jarocha hable de que si “a la familia y el hogar les va bien…” a Veracruz “le irá mejor”.
¡Vaya pitoniso! ¡Vaya irrealidad! ¡Vaya demagogia!
EL MÍSTICO VASCONCELISTA QUE LLEGÓ DE OAXACA
El duartismo es un desastre.
Desastre administrativo: el lodazal en el manejo de las participaciones y los subsidios federales y de los recursos estatales que ha llevado a la Auditoría Superior de la Federación a replantear la denuncia penal en la procuraduría General de la República en contra de 19 duartistas por irregularidades.
Desastre financiero: la peor deuda pública en la historia política de Veracruz.
Desastre económico: miles de estudiantes y deportistas discapacitados extendiendo la mano pordiosera para el pago de la beca y el subsidio.
Desastre social: los pensionados apaleados en Xalapa.
Los 28 mil seniles descubiertos de que tenían dos pensiones luego de cuatro años del pago, ajá, correspondiente.
Las constructoras, prestadores de servicios y proveedores quebrados.
Los alcaldes mendigando el pago de las participaciones federales.
Otro desastre social: la denuncia del CONEVAL.
Otro desastre social: la desintegración familiar que en tantos problemas internos desemboca.
Pero, bueno, un Mesías ha aterrizado en la política estatal cuando vamos en el último año del desastre.
Y ha arrebatado su discurso a la iglesia de Veracruz: hablar de la familia y el hogar, y de paso, ofrecer el paraíso celestial aquí en la tierra porque “las cosas van a mejorar”.
El místico vasconcelista que llegó de Oaxaca… y que en Minatitlán tramitó un acta de nacimiento jarocha.