Francisco cumplió su esperada visita a Canadá en donde se disculpó con los nativos por los abusos ejercidos por la Iglesia Católica durante décadas.
Después de la tan esperada disculpa del papa Francisco a los nativos canadienses por la ola de abusos y asesinatos por parte de la Iglesia Católica, una mujer se levantó entre los presentes y con lágrimas en los ojos y el puño en alto entonó “O Canada”, el himno de la nación norteamericana.
Ante los presentes, algunos de ellos sobreviviendo de los abusos que las escuelas católicas cometieron contra los indígenas canadienses entre 1899 hasta 1996, Francisco se expresó “profundamente arrepentido” por los hechos. Además, calificó como un “error desastroso” el abusivo sistema con el que pretendieron forzar la asimilación cultural.
Al terminar su discurso, el papa recibió un tocado tradicional por parte del Gran Jefe de la Confederación de las Primeras Naciones del Tratado 6, Wilton Littlechild.
Mientras Francisco recibía el tocado, una mujer indígena rompió el silencio sombrío de los asistentes y comenzó a cantar el “O Canada” en cree que se compone de varios dialectos originarios americanos pertenecientes a las lenguas algonquinas. Los ojos de la mujer se llenaron de lagrimas y su voz se cortó, mientras el papa la miraba fijamente.
Al finalizar una ola de aplausos y gritos acompañaron su canto.
“Esta tierra era un lugar puro”, dijo la mujer al papa.