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Xalapa

Escenarios​: Hedonismo de Duarte

•Privilegios de Karime
•Grandes viajes de placer

LUIS_VELAZQUEZ1
El periódico Reforma (el reportero Benito Jiménez) sigue dando clases de periodismo en Veracruz.
A cada rato está ganando exclusivas sobre la vida pública en el tiempo de Javier Duarte.
El último campanazo fue asestado ayer martes 20. Entre otras cositas, las siguientes:
Karime Macías viajaba dos veces al mes en el avión oficial a la Ciudad de México (CDMX) para “sus tratamientos de manicure y peinados” a un salón de belleza en la Plaza Antara, en Polanco.
Con cargo al erario se financiaba su “hobby”, que era la equitación.
Incluso, Duarte “financió concursos de salto ecuestre” para que su esposa participara.
“Los constantes viajes a la CDMX para asistir a comidas, fiestas privadas, centros comerciales, al cine y shows.
Muchas veces se fue a Europa en el (avión) Tajín, y también a Estados Unidos y se llevaba a la familia.
“Diamante” y “Esmeralda”, las claves de Duarte y su esposa, en alguno de sus viajes acudieron a la obra de teatro “El Rey León” y compraron hasta 20 filas de lugares para familiares y amigos.
Iban mucho a la Plaza Antara. (Duarte) iba en la tarde-noche, cuando había menos gente”.
Los Duarte “iban a restaurantes de Polanco, en especial al Estoril. Incluso por las noches frecuentaban los tacos del Tizoncito de Moliere.
Los agentes aseguran que Duarte pagó constantes y largas noches de fiesta con sus operadores Moisés Mansur Cisneyros y Franky García González, en el departamento de Jaime Porres”.
También niegan que Duarte escapara de Xalapa en helicóptero, sino que “salió por tierra a la CDMX y estuvo hospedado en domicilios de Polanco y Santa Fe”.
La frivolidad, pues, del poder.
El hedonismo en su máxima dimensión.
El gobierno de Veracruz visto como una hacienda porfirista, donde Duarte fue todo. Dueño y capataz.
Y lo peor, ante el silencio del ORFIS, órgano de Fiscalización Superior, y de la Comisión de Vigilancia del Congreso y de los tres Contralores y de los seis secretarios de Finanzas y Planeación.

2
El 2 de noviembre, el reportero Luis Pablo Beauregard, de “El País”, publicó que Duarte había dejado un agujero de 837 millones de dólares… sólo correspondiente a la Cuenta Pública del año 2015.
Pero… falta la Cuenta Pública del último y sexto año de gobierno.
En el primer trimestre del año 2014, la Auditoría Superior de la Federación había detectado irregularidades por 35 mil millones de pesos…, y nada pasó.
Y todavía lo que falta por saber, y en que se incluye, por ejemplo, la vida sibarita que llevaba.
Por ejemplo, la lancha italiana de 9 millones de pesos que se compró para navegar en el Golfo de México y a veces desviarse en el río Papaloapan y atracar en Tlacotalpan, frente a la casita de Franky García, su cuate ex dueño del ingenio San Francisco, de Lerdo de Tejada, que dejara colgados a cientos de trabajadores con el pago de salarios.
Insólitas las fiestecitas en el rancho “El faunito” donde siempre estaban los amigos Jaime Porres, Moisés Mansur y Franky García, y a veces, se colaban como invitados los diputados federales, Érick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín, Alberto Silva Ramos y Adolfo Mota Hernández.
Las noches y amaneceres en Casa Veracruz en la sala de cine mirando películas con los mismos amigos atracándose de Pingüinos, Frutsis y alcohol.
Los días perpetuos en que Duarte solía levantarse a media mañana y a veces cuando existían emergencias el secretario del gabinete legal en turno llegaba a la Casa Veracruz y lo recibía en piyama y pantuflas, todo despeinado, dormitado, sin bañarse.
Las ocasiones en que con los amigos abordaban el avión oficial y/o el avión de Jorge Carvallo y viajaban a un centro turístico del país y/o del extranjero, en Estados Unidos, para una comida suculenta con alcohol de sobra para regresar en la tarde, todos quitaditos de la pena, alegres y contentos.
El poder corrompe dice el ranchero y el poder absoluto corrompe de manera absoluta agrega el filósofo.

3
Ahora que la Yunicidad ha llegado a Veracruz anunciando el reino de la justicia, la población electoral sólo espera, digamos, escarbe la denuncia publicada en Reforma en base a la historia confesa de los escoltas para aplicar la ley.
Y la ley ha de aplicarse, cierto, a Duarte y a la familia y a los amigos prestanombres, pero de igual manera a quienes con un cargo público de fiscalización guardaron silencio y según la ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos se volvieron cómplices por negligencia, entre otros delitos.
Unos, como Tomás Ruiz González, se “curan en salud” diciendo que renunció a la secretaría de Finanzas y Planeación cuando advirtió que no le hacían caso, pero al mismo tiempo, regresó como fantomas a la SIOP.
Otros, como Antonio Gómez Pelegrín, el sexto titular de la SEFIPLAN, se declaró inocente diciendo que “yo le decía que estaba mal desviar recursos y no me hacía caso”, y no obstante, Pelegrín siguió en el cargo.
Apenas van 21 días de la Yunicidad y hay un mundo de pendientes.
Y aun cuando el tiempo jurídico (un proceso penal que ha de llevarse) queda envuelto en el tiempo social (la ciudadanía que desea justicia ya, ya, ya) y a veces todo se descarrila con el tiempo político (la negociación en lo oscurito), todos esperamos que la ley se cumpla.

Las ideas y opiniones expresadas por el autor de ésta columna periodística, no reflejan necesariamente el punto de vista de Crónica de Xalapa ©️

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