Diario de un reportero

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LUIS VELÁZQUEZ

•Una matanza interrumpida

•Pelean barbies por unos perros

•Todos contra un animalista

 

DOMINGO

Una matanza interrumpida

El reportero Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso en Veracruz, bajaba las escalinatas del avión de La Habana (una semana persiguiendo jineteras VIP) a la ciudad de México y escuchó el repiqueteo del celular.

Era el domingo 12 de octubre en la mañana, miró el sol tímido asomándose a lo lejos, y leyó el mensaje: “Tengo un audio que te puede interesar”.

Leyó el nombre de una mujer, que desconocía, como remitente, y picado por la curiosidad marcó el teléfono.

–Hola, soy Noé.

–Hola, dijo la mujer en el otro lado del auricular.

–¿Qué onda con el audio?

–¿Si te lo envío lo publicarás en Proceso?

–Primero dime de qué se trata, y en segundo lugar, tampoco te lo puedo garantizar. Eso lo deciden mis jefes.

–Es un audio donde ordenan matar a los 700 perros callejeros de Xalapa.

–¿Quién dio la orden?

–Javier Duarte.

–¿Segura?

–Te lo mando y tú decides.

Noé es animalista. Mejor dicho, amigo de todos los animales; pero prefiere a los gatos, sus consentidos. Tiene, sin embargo, una perrita, una Beagle, de nombre Cocoa, que lo acompaña en su cuarto tamaño Infonavit cuando teclea y con quien platica de igual manera como los personajes de la novela “Corazón de perro”, de Mijail Bulgákov, platican con Sharik, el perro a quien trasplantan un corazón de hombre y se vuelve un malandro.

Y, por eso mismo, esperó el audiotan prometido aquella mañana dominical…

 

LUNES

PERRO ENLOQUECE A UNA BARBIE

En el viaje de la ciudad del México a Xalapa, el corresponsal del Proceso escuchó y volvió a escuchar el audio, tomó datos y en su computadora portátil redactó la nota deseando que la presunta matanza de perros callejeros pudiera ser frenada.

Y más, por lo siguiente: en la mañana del domingo, un editor de la agencia Apro es Juan Pablo Proal, un símbolo de la lucha animalista, quien tiene una mascota, un pitbull, que ama como a sí mismo, tanto que le puso de nombre Sabino Proal, es decir, su primer apellido.

Por eso, Noé calculó tiempo y forma y estuvo seguro de que la nota sería privilegiada en el trato editorial, como fue, cuando minutos después de enviarla a la sala de redacción fue trepada al portal de Proceso como una de las cuatro principales.

Y en Xalapa estalló la tercera fuerza mundial, de igual manera como un año anterior, un día la alcaldesa Elizabeth Morales, Elmo, enloqueció con Solovino, el perro consentido del parque Juárez que formaba parte del paisaje urbano, a tal grado que hasta desfilaba en las protestas sociales con un paliacate rojo y los boleros le daban de comer y, ni hablar, la tía de las barbies ordenó matarlo.

Pero calculó mal los daños y al mismo tiempo la mitad de Xalapa se levantó en armas salvando la vida a Solovino, que ahora vive en un albergue y según parece hasta una pareja le han buscado, pues está canijo que la noche llegue y la cama esté vacía…

 

MARTES

VIDEO SALVA AL REPORTERO

Al día siguiente, el jefe de prensa de Américo Zúñiga Martínez estaba furioso por la putiza del presidente municipal.

Incluso, le envió un mensaje al reportero donde quiso putearlo; pero el corresponsal de Proceso le contestó igual y hasta se dijeron sus cositas.

–Si quieres, dijo el tundetecleas al jefecito de prensa, un tal Valera, te envío el audio, pues me estás acusando de mentiroso.

Al ratito, Américo Zúñiga perdió el control y también habló al reportero a su celular y luego de un intercambio de dimes y diretes, una vez más Noé Zavaleta le habló del audio.

–Se lo mando, alcalde.

Hacia la noche, en la oficina de Comunicación Social del Ayuntamiento parecía que el río Papaloapan estaba desbordado con estragos insuperables, porque habían expedido cinco boletines, no más para desmentir y evidenciar al corresponsal de Proceso.

En contraparte, Noé se mantuvo firme. Tenía el audio en sus manos.

 

MIÉRCOLES

BARBIE QUISO APAGAR EL FUEGO…

Para entonces, los animalistas de Xalapa buscaban hasta en el Medio Oriente al escritor Fernando Vallejo, aquel que cuando obtuviera un premio internacional de novela donara 15 mil dólares para un albergue de perros en Xalapa, y los otros 15 mil dólares para un albergue, parece, en el estado de México.

Y es que la Barbie de barbies, Corintia Cruz Oregón, diputada local suplente, buscaba a las sociedades protectoras de animales como un puente para hablar con el gobernador, en cuya defensa el alcalde Américo Zúñiga había declarado que Duarte amaba a los perros, pues tenía seis mascotas en casa y le constaba el amor que les profesaba.

Así, cuando la Barbie tuvo enfrente a los animalistas en el hotel María Victoria, donde los citó, preguntó a boca/de/jarro: “¿En qué plan vienen con el gobernador?”.

En su twitter, el senador Fernando Yunes Márquez habría expresado la respuesta, sin rodeos, con la crudeza del hecho: “Criminal que el Ayuntamiento de Xalapa busque realizar redadas de perros callejeros para matarlos. Me opongo a esta forma de maltrato animal!”

JUEVES

GUERRA DE BARBIES

Para entonces, el reportero había seguido la pista al audio.

Desde luego, reconfirmó su autenticidad, pero con el video que le filtraron habría ocurrido un episodio semejante a la novela “El arlequín”, de Morris West, donde un par de magnates se enfrascan en un pleito sin tregua hasta que uno y otro se matan en un duelo y un tercero sale ganador.

Así, el trasfondo parecía un conflicto entre dos barbies. La primera, la coordinadora de Salud del Ayuntamiento, Gaby Colosia Hernández, y la segunda, la directora del Centro de Salud Animal, Gabriela García Jiménez.

Una y otra enfrentadas en una guerra tipo Caín y Abel, quizá, acaso, más allá de la belleza, por el poder político.

VIERNES

REPORTERO Y PERRITA JUEGAN EN EL GOLFO DE MÉXICO

Los animalistas hablaron con el gobernador y el alcalde. Y luego, recordando al héroe de todos los perros callejeros de Xalapa, Solovino, aquel al que tanto odió la princesita morena, Elizabeth Morales, lograron que Américo Zúñiga apartara un parque público sólo para el festín, el paseo y el reposo de los perros.

Pero, bueno, como desde Adolf Hitler con sus campos de exterminio la costumbre y el hábito quedó, de pronto, en Acayucan, con el alcalde Marco Antonio Martínez Amador, reprodujeron el modelo de Américo y expidieron la orden para matar a los perros callejeros. Eutanasia le llamaron los científicos.

El corresponsal de Proceso, ni modo, escribió la nota.

Pero ante tanta cizaña contra los animalitos, prefirió olvidar los días apocalípticos y tomó a su mascota y se trasladó al hotel Cocoaventura, en Antón Lizardo, donde tienen una guardería para perros, como si fueran unos bebés, y en donde a la entrada hay un letrero bíblico, que dice: “Bienvenidas mascotas. También aceptamos humanos bien portados”.

En la playa, mirando las gaviotas tirarse de panza al Golfo de México, durante la mañana jugó con su mascota. Luego, compró unos camarones para pelar y un par de cervezas. Una para él y otra para su perrita, pues también tienen derecho a refrescarse.

Luego, le leyó una página más de la novela “Corazón de perro” de Bulgákov. Cuando volteó a mirarla para ver si escuchaba, Cocoa estaba con la cabeza encima de sus patas extendidas hacia adelante como si fueran las 3 de la madrugada, la hora cuando los gatos fisgones apenas se retiran a dormir…