“De ábacos, pirinolas y silbidos” en el Congreso

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En maratónica sesión de 240 minutos, 34 diputados del PRI y partidos aliados aprobaron la reestructuración de la deuda pública del Estado, apoyados con acarreados de Antorcha Campesina y de Empleados de la Secretaria de Finanzas y Planeación procedieron a pasar la aplanadora sobre 9 legisladores de oposición.

 

José Ramón Gutiérrez de Velasco, diputado del PRI –ex militante del PAN- subió a tribuna apoyado con un enorme ábaco con el cual compararía la deuda pública del gobierno de Veracruz con el crédito hipotecario de una casa o automóvil. Entonados en la chistocracía, el legislador panista, Hugo Fernández aseguró que más que un ábaco, la ilustración de los pasivos públicos necesitaba de “una pirinola”, pues, la ecuación era muy básica: “En los ciudadanos, todos ponen…y el gobierno toma todo”.

Con 5 intervenciones en tribuna, el legislador panista e integrante de la Comisión de Hacienda del Estado, Julen Rementería resumió con una frase lo que se avecina para Veracruz con la reestructuración de la deuda, dejando una vereda para poder contratar más crédito: “Se avecina la tormenta perfecta, no se va a pagar la deuda, solo se va a sustituir en medio de la opacidad”, remarcó.

Del lado priista, Mariela Tovar solo subió a leer un resumen ejecutivo de los últimos boletines del gobierno de Javier Duarte, los cuales justifican la “liberación de partidas federales” en aras de reestructurar la deuda pública –dicen e insisten- para fortalecer las finanzas públicas a futuras. “Es por el bien de Veracruz”, atajó.

La contratación de financiamiento para reestructurar la deuda pública, con 5 mil millones de pesos como fondos, tendrá como “fuente de pago” el derecho y los ingresos de hasta el 25 por ciento del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas (FAFEF).

Además habrá una segunda posibilidad de empréstito de hasta un mil 700 millones de pesos, que tendrá como fuente de pago el derecho y los ingresos de hasta el 25 por ciento del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS).

Estos mil 700 millones de pesos, tienen como candado, -dice la Gaceta Legislativa- que deberán destinarse a inversiones público-productivas en materia de obras y acciones sociales básicas que beneficien a la población en pobreza extrema o a localidades con alto rezago social.

Las espinosas aristas de estos financiamientos derivaron en una maratónica sesión de 240 minutos. Al final, 34 diputados del PRI y partidos aliados (Nueva Alianza, Partido Verde, Alternativa Veracruzana y una del PRD) aprobaron la reestructuración de la deuda pública del Estado.

Para lograr dicho fin, se vieron apoyados por unos 350 acarreados de la organización Antorcha Campesina y de empleados de la Secretaria de Finanzas y Planeación quienes con silbidos, insultos y abucheos procedieron a pasar la aplanadora sobre 9 legisladores de oposición.

“Nadie les pidió que vinieran a la fuerza…si están aquí bajo su propia voluntad, la puerta es grande y cuando quieran se pueden retirar”, expresó Rementería, luego de ilustrar que la reestructuración de la deuda pública traerá una “severa afectación” para el próximo gobierno “sea del color que sea”.

Joaquín Guzmán Avilés, el diputado que invita zacahuil –platillo típico de la huasteca veracruzana- a los empleados legislativos, también subió a tribuna para criticar los nuevos “empréstitos estatales”, sin embargo, su nerviosismo o su dificultad para expresarse en público solo lo dejó en ridículo.

Otro más que hizo show y burlas, fue el priista, Marco del Ángel, el legislador famoso por desnudarse en las manifestaciones de los 400 pueblos, subió a tribuna para desarrollar un discurso incoherente sobre la restructuración de la deuda, en base a un sentir revolucionario, que incluso, contrapondría –dijo- al espíritu economista del presidente, Enrique Peña Nieto.

Francisco Garrido, el diputado de Alternativa Veracruzana (AVE) subió a tirar incienso sobre el dictamen de reestructuración de la deuda pública, después de criticar a quienes vieron el dictamen con “sesgos políticos”, Garrido se curó en salud al señalar que él “no es subordinado de nadie”.

En las cuatro horas de maratónica sesión, poco a poco, los diputados “levanta dedos” del Congreso fueron abandonado la sesión. Eduardo Robles hizo con Ana Belem Fernández y con Gabriela Arango “una bolita” a un costado del pleno, tal vez pensando en el altar de muertos o en la cena de fin de semana. Jesús Vázquez se cambió de curul, desesperado por encontrar un enchufe con corriente eléctrica para cargar su celular, Alfredo Gandara bostezaba una y otra vez aburrido, Jacqueline García de Nueva Alianza alternaba su tiempo entre su teléfono móvil y el espejo.

Nerviosa, la diputada, Mariela Tovar y el legislador Adolfo Ramírez Arana, rubricadores del dictamen que daba aval a la reestructuración de la deuda pública, hablaban con asesores y por celular para dar “puntos y comas” del desarrollo de la sesión.

Sobre las 3 y 30 de la tarde, los acarreados de Antorcha Campesina y de Sefiplan empezaron a salir del recinto, con la reestructuración de la deuda ya aprobada y con el deber de acallar a la oposición ya cumplido, pudieron reportarse con el hijo del Contralor General del Estado, Ricardo García Guzmán, para pasar a cobrar “una pequeña gratificación”.