Cómo vivir en Xalapa

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ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ

 

Ciudad de paisajes tapados

 

Mi ciudad, por estar situada encima de puro cerro, tiene miradores naturales incomparables. Yo vivo a unas cuadras del cerro de Macuiltépec y si bajo caminando al Centro Histórico puedo ir disfrutando de estos miradores, o podía, mejor dicho, pues la falta de un plan de desarrollo urbano que contemple la vocación paisajística de la ciudad ha permitido que cada quien construya y haga lo que se le dé la gana, obstruyendo con edificios, anuncios publicitarios y bardas, lo que bien podría ser un atractivo turístico a explotar.

Y es que mire, antes si usted se paraba a una cuadra de Américas esquina con Miguel Alemán, podía ver todos los montes que colindaban con la antigua fábrica de San Bruno, las laderas del vecino municipio de San Andrés Tlanehuayocan y hasta las cúpulas de su iglesia, hoy han construido tantos edificios que nomás se ven muros con impermeabilizante color ladrillo. Más abajo, llegando a la Cruz de la Misión la vista daba hasta las araucarias del parque Juárez; y si uno se paraba en Juárez esquina con Lucio podía ver hasta los cerros cercanos a Xico, hoy, gracias al progreso y desarrollo, y a un sinnúmero de violaciones a los reglamentos del INAH y de Desarrollo Urbano Municipal, atrás del palacio de gobierno estatal sólo se puede observar una mole de cemento y acero que poco tiene que ver con la arquitectura tradicional del centro de Xalapa.

Y en todas partes se agrede el paisaje urbano con la mayor de las desfachateces, usted nomás dese una vuelta por el parque Juárez y trate de ver algo por el balcón del parque que da a Zamora; no podrá, está lleno de puestos que la brillante administración de Elizabeth Morales permitió poner ahí. Y si baja a la calle y mira desde ahí hacia el parque la vista es terrible, en lugar de árboles verá cubos de metal llenos de publicidad de comida chatarra.

En la avenida Xalapa sucede un caso curioso porque pasa a ras de suelo. Si usted va de sur a norte antes de llegar al cruce de Américas verá un anuncio espectacular que canta loas al Ayuntamiento, éste tapa la vista de la escultura de Francisco Javier Clavijero y su hemiciclo, ahí se pierde el paisaje pero se gana una “joya” de la promoción municipal.

Y si de espectaculares hablamos todos los que afean el espacio aéreo de la ciudad deberían de ser retirados, pues algunos no sólo contaminan visualmente el entorno urbano, sino que resultan peligrosos para los ciudadanos, pues muchos han sido improvisados en las azoteas de casas o edificios que no fueron diseñadas para soportar su peso, mucho menos cuando las condiciones climatológicas obran en contra.

Xalapa es una ciudad cuyo espíritu provinciano poco a poco va sucumbiendo a la modernidad y sus avatares. El paisaje urbano se pierde en aras de la publicidad, de la necesidad de utilizar el espacio vertical, pero sobre todo, por el poco respeto que arquitectos y urbanistas han tenido para con él, pues pareciera que lo más importante es el edificio que se proyecta que la manera en cómo éste se podría integrarse armónicamente al paisaje.

Existen ciudades en donde la planeación, pero sobre todo la vigilancia oportuna y sin corrupción, han podido preservar el estilo y la vocación paisajística que tuvieron siempre, eso ha sido detonante del progreso económico vía el turismo, algo que aquí, por más que se dice impulsarlo, nomás se queda en el bonito y florido discurso demagógico.

Comentarios: motardxal@gmail.com