* Son de Comunicación Social
* Menosprecio del vocero
PASAMANOS: Una cosita es la alternancia partidista y otra la transición democrática.
Una cosita es respetar los derechos humanos de los demás y otra arrollarlos como búfalos en estampida.
Tal cual, por ejemplo, lo que está sucediendo con diez trabajadores de la oficina de Enlace de Comunicación Social del DIF estatal.
El primero de diciembre enviaron una cartita al gobernador. Le informaban del despido injustificado que se diera en las primeras horas del nuevo gobierno.
Incluso, desde antes cuando la llamada Entrega-Recepción, en que una yunista de nombre Sandra Irene Salas Maldonado les pidiera la renuncia como requisito insoslayable para seguir en el proceso de cambio.
Así, y considerando que unos burócratas tenían unos 15 años de antigüedad, pues iniciaron en el DIF desde Miguel Alemán Velasco y otros unos diez (desde Fidel Herrera) y otros seis (con Javier Duarte) planteaban dos opciones:
La reinstalación, y/o en todo caso, la indemnización de acuerdo con la ley.
Y más, porque les habían arrinconado a la, digamos, renuncia voluntaria bajo advertencia de que ningún reclamo, ninguna demanda en la Junta de Conciliación y Arbitraje ni menos, mucho menos, declaraciones mediáticas.
Es decir, la represión total y absoluta, y por añadidura, la suspensión de las garantías constitucionales.
Y más allá de lo peor, con prepotencia, insultos y gritos.
Por equis razón, nunca recibieron ni un acuse de recibo de la oficina del jefe del Poder Ejecutivo.
Pero en el DF, la maquinaria bulldozer siguió en contra de ellos.
Los primeros diez días del bienio gubernamental continuaron pa’lante hasta que de pronto se vieron fuera del DIF, sin oficina, sin empleo y sin liquidación, y en la calle, por tanto.
Habría, pues, de recordar la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, cuando unos burócratas acuñaron la siguiente frase bíblica:
“Nadie como Cárdenas nos ha tratado con tanto respeto y de manera tan decente”.
BALAUSTRADAS: Luego del oficio enviado al góber azul los días fueron caminando y los diez trabajadores de Comunicación Social del DIF se fueron a la oficina del vocero, Elías Assad Danini, y tocaron la puerta.
La secretaria les pidió el asunto de la audiencia solicitada y les dijo que esperaran.
Pasó una hora y otra hora y otra hora y otra hora, cuatro en total, y nunca, jamás, jamás, jamás, fueron recibidos por el señor director de Comunicación Social.
“Está muy ocupado” les decía la secretaria cada 60 minutos cuando recordaban el pendiente.
Nunca, pues, los recibió.
Desencantos del desprecio y el menosprecio de Assad Danini, se cansaron de esperar.
Y se fueron, igual como llegaron, con el desánimo por delante, como si fueran, digamos, ellos mismos, Javier Duarte, y en ningún momento trabajadores que en forma y tiempo fueron y han sido institucionales, que otra cosita, por ejemplo, es la circunstancia de los diputados Jorge Carvallo Delfín, Erick Lagos Hernández, Adolfo Mota Hernández, Antonio Tarek Abdalá, Edgar Spinozo Carrera, Vicente Benítez González y Juan Manuel del Castillo.
Y/o el caso de Arturo Bermúdez Zurita y Gabriel Deantes Ramos, ex secretarios de Seguridad Pública y de Trabajo y Previsión Social, acusados de tráfico de influencias y de enriquecimiento ilícito, tan frescos y campantes que andan.
Los ex burócratas de Comunicación Social del DIF están claros:
Si la alternancia partidista consiste en “quítate porque ya llegué”, entonces, ni modo de quejarse donde apestan.
Y si han de irse, la ley es clara con la liquidación correspondiente.
A cambio, ofensas y humillaciones, dueños que se creen del mundo y del destino social. Impolutos. Creídos. Petulantes. Soberbios.
De los “Niños fieles” de Fidel Herrera a los “Niños infieles” de Javier Duarte a los “Niños fresas” de la Yunicidad.
ESCALERAS: Cuidado, en el equipo de prensa que era del DIF hay gente ligada a los medios tanto locales como nacionales.
Y así como están las circunstancias en la mayoría de las secretarías del gabinete legal y ampliado (la barredora en su dimensión estelar), nada fácil sería documentar los días atroces y humillantes para un reportaje sobre el estilo personal de gobernar y ejercer el poder en el bienio que corre.
Si los ex burócratas eran, digamos, “aviadores” que la ley se aplique y sean obligados a “devolver el dinero robado”.
Si trabajan en el DIF desde, y por ejemplo, el tiempo de la señora Cristhianne Magnani de Alemán, caray, el derecho de antigüedad, y por añadidura, el legítimo derecho a la plaza laboral.
Y si en todo caso, los quieren lanzar de su paraíso laboral, entonces, la liquidación.
Pero de allí a seguir con el escarnio y la vejación y el atropello a la dignidad humana, desdice la buena vibra con que la Yunicidad ha deseado comenzar.
Se recuerda, por ejemplo, el tiempo aquel cuando Elías Assad Danini pedía se soltara “la espada en prenda” de su nombre porque todo mundo lo satanizaba.
Y cuando se quejaba de tener encima a la mayoría de los medios.
Y cuando se le publicaba un texto abrazaba al reportero en turno y al oído, como un murmullo, en un apretón de brazos, musitaba las gracias mil.
Ahora, negó el legítimo derecho de audiencia trepado como está “en los cuernos de la luna”, pero las reses que eran entonces se volvieron los carniceros de hoy.
La vida, sin embargo, da muchas vueltas.