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Xalapa

Barandal: Alberto Silva, enemigo en casa

  • Por su ardor hablará su espíritu

  • Narciso Mendoza de Héctor Yunes

LUIS_VELAZQUEZPASAMANOS: Igual que Carolina Gudiño Corro con su carrera meteórica en menos del sexenio fidelista (directora del Instituto de la Mujer, efímera diputada local y federal, que dejara inconclusas, y presidenta municipal, y fallida candidata a la curul federal…camino, dijo ella, a la gubernatura), Alberto Silva Ramos se elevó a las alturas con Javier Duarte.

Presidente municipal de Tuxpan, secretario de Desarrollo Social, vocero, presidente del CDE del PRI y diputado federal, «El misógino aberrante» (así bautizado por la secretaria General del CEN del PRI), también se soñó candidato a mini/gobernador.

Y como quedó fuera del paraíso porque nunca, jamás, levantó en la encuesta popular ni en el ranking social, ahora se venga.

Y como buen aldeano, recurre a la intriga, se ignora si con permiso del Jefe Máximo de la Revolución hecha Gobierno Priista.

Por ejemplo, «El cisne» cacarea que en el búnker de Héctor Yunes Landa se han vuelto unos mercenarios de la política, pues unos aspirantes a diputados locales aceptaron la nominación, pero sujeta a la siguiente circunstancia:

“Y si pierdo, ¿que nos darás en el gabinete legal y ampliado?”.

Según las versiones, en una que otra ocasión el Yunes rojo ha contestado como acostumbra, con un chiste negro, diciendo, por ejemplo, «y si yo pierdo la gubernatura, ¿tú qué me darás?”.

Así, cada parte jugando al mejor postor están mirando el árbol olvidándose del bosque, y con tanto general en el partido tricolor, el triunfo electoral en las urnas lo ven más distante.

En la lógica del tuxpeño, allí donde naciera César «El tlacuache» Garizurieta («Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error»), pero también Jesús Reyes Heroles, el último ideólogo de la revolución, se trata de torpes decisiones.

Y más torpes, porque el Yunes rojo lo estaría permitiendo.

Por lo pronto, el PRI ya registró a sus precandidatos a la 64a. Legislatura y todavía restan los elegidos, muchos de ellos priistas, de los partidos Verde, Panal, Ave y Frente Cardenista.

Y si la mayoría está condicionando su nominación, conscientes y seguros de que si la población electoral sale a votar el 5 de junio con el deseo de madrear al PRI y sobrevenga un susto apocalíptico, entonces, el Yunes rojo estaría durmiendo con el enemigo.

 

BALAUSTRADAS: Según Alberto Silva, los políticos hectorizados arrastran otras características, piedrotas en el camino para la victoria electoral:

La primera, mucho, demasiado, excesivo ego, quizá, acaso, con la misma egolatría que ha identificado a «El cisne» en su vida pública.

Y con tanto ego, dice, «están haciendo todo para perder».

Y más, segunda, porque andan sin lana, dada la fama pública de que Javier Duarte mantiene cerrada la llave al Yunes rojo.

Y en rara y extraña coyuntura, ególatras y sin dinero, creen que ya ganaron la elección, y como la mayoría de ellos llevaba uno o dos sexenios en la banca, entonces, «están sedientos de venganza» en contra de las tribus y hordas priistas, sobre todo, aquellos que fueron entronizados con Javier Duarte, Fidel Herrera Beltrán (quien se brincó dos generaciones en la sucesión) y hasta Miguel Alemán Velasco (toda vez que algunos de los suyos fueron resucitados, entre ellos, y por ejemplo, Ramón Ferrari Pardiño, titular de la SEDARPA; Ricardo García Guzmán, otra vez Contralor, y Octavio Gil, director del Instituto de Pensiones).

Y aun cuando parte de la elite roja coincida, digamos, con Silva Ramos, la realidad es que varios hectorizados han sido resucitados, como Jesús a Lázaro.

Entre ellos, Jorge Moreno Puga Salinas, el coordinador general de la campaña hectorizada.

Harry Jackson Sosa, a quien Fidel Herrera lanzara de su gabinete, famoso porque el presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, Juan Carlos Molina Palacios, lo acusó de bloquear a los campesinos.

Felipe Amadeo Flores Espinoza, a quien Javier Duarte, JD, lanzó de la Procuraduría General de Justicia, aun cuando también existe la versión de que renunció por su voluntad luego de tanto descrédito.

Crisóforo Hernández Cerecedo, quien desde Patricio Chirinos no había dado golpe político.

Edmundo Martínez Zaleta, el director de Tránsito de Agustín Acosta Lagunes y Arturo Bermúdez Zurita, y quien aun cuando ha tenido varios cargos han sido menores dada su capacidad y experiencia política.

Yolanda Gutiérrez Carlín, secretaria de  Protección Civil, quien nunca perdonará a Fidel Herrera Beltrán que Reynaldo Escobar Pérez la haya exhibido por trastupijes en la Comisión Municipal del Agua.

Todos, en la lógica de Silva Ramos, con grandes resentimientos, porque, digamos, tanto el góber fogoso como Javier Duarte prefirieron a ex panistas peleados con Miguel Ángel Yunes Linares en el gabinete legal y ampliado.

Y por tanto, con una profunda, creciente y multiplicada sed de venganza, la misma, quizá, acaso, que en el fondo arrastra el Yunes azul y que lo ha llevado a decir que en cuatro meses encarcelaría a Duarte y compañía en caso de aterrizar en la silla embrujada del palacio de Xalapa.

 

ESCALERAS: Muchas cositas han desfilado en la pasarela priista en las últimas semanas al grado que resultan inverosímiles.

Que JD cerró la llave al Yunes rojo y el Yunes rojo anda sin lana, cabildeando apoyos económicos por todos lados.

Que uno que otro empresario le ha expresado su deseo de participar en «la charola», pero al mismo tiempo que como JD los ordeñó con el pago de sus pendientes, lo sienten, pero andan sin liquidez.

Que JD está dejando solo al Yunes rojo, porque Héctor lo sigue rafagueando a tiro por viaje.

Que él mismo JD le pidió a Héctor que lo madreara, porque es injusto que cargue con sus errores como cruz a cuestas camino al Gólgota electoral.

Que los cuatro fantásticos de JD (Jorge Carvallo, Erick Lagos, Adolfo Mota y Alberto Silva), derrotados en la contienda interna, se desmarcaron de Héctor y ni hablar, allá que se las arregle.

Que JD está molesto, porque Héctor vetó a uno que otro de sus precandidatos a la curul local, entre ellos, su consentido indígena, Gabriel Deantes Ramos, el político «que defraudó mi confianza» y a quien luego rehabilitara como secretario de Trabajo y Previsión Social, camino a la diputación por Zongolica, dado su extraordinario parecido físico con los compitas.

Que por culpa del mal gobierno de JD, Héctor perderá y/o mínimo, se les verá difícil en las urnas.

Verdad o mentira, medias verdades o medias mentiras, Alberto Silva, emberrinchado con su derrota anunciada, sigue torpedeando al candidato priista a mini/gobernador.

Además, está claro, solo es indio el que se venga, por más delicadito que pretenda mostrarse con sus selfies tipo Truman Capote a los 20 años de edad cuando publicara su primera novela, «Otras voces, otros ámbitos».

Las ideas y opiniones expresadas por el autor de ésta columna periodística, no reflejan necesariamente el punto de vista de Crónica de Xalapa ©️

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