Ampliación del puerto en Veracruz: Depreda aquí, depreda allá…

0
310

[youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=ZhhWIAEF0CUl» width=»500″ height=»300″]

Parte 1

San Andrés Tuxtla, Ver.-El proyecto de ampliar el recinto portuario de Veracruz con 30 nuevos puntos de atraque y el acceso a buques de gran calado no sólo exterminará el sistema arrecifal coralino de Punta Gorda y Bahía de Vergara, también dañara los pequeños arrecifes de Anegada de Adentro y de la Galerilla; aún más, también causará daños irreversibles en la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, también parte del bosque encino tropical de la zona costera de Alto Lucero ( éste, último, único en México, según el Instituto Nacional de Ecología) pues en estos dos últimos puntos, la Administración Portuaria Integral de Veracruz (APIVER.

Con el aval del gobierno de Peña Nieto y de la administración de Javier Duarte, busca extraer millones de toneladas de piedra basáltica para la construcción de un “rompe olas” artificial para la ampliación del recinto portuario y así contenga los embates de fenómenos meteorológicos. La extracción de este material petreo traerá daños irreversibles al medio ambiente en Los Tuxtlas y en Alto Lucero.

La construcción de este rompe olas arrancó en agosto pasado a cargo de las empresas Tradeco y Caltia Construcciones –quienes ganaron la licitación-, tan solo la construcción de esta valla de contención de fenómenos meteorológicos y de los embates del mar, se llevará –un estimado- de 17 meses, pues se planea terminar esta primera fase en enero del 2017, posteriormente vendrá la colocación de la tabla estaca, el dragado y la construcción de las primeras posiciones de atraque, según datos de APIVER.

El gobierno de Peña Nieto y el de Duarte ya presumieron que en dicho proyecto transexenal –programado a concluirse en 13 años- se invertirán 60 mil millones de pesos para la ampliación del Puerto de Veracruz, con lo cual –festinaron autoridades- se podrán generar 140 mil empleos (de estos, 100 mil son indirectos) y de paso detonar a esta región del Golfo de México, como la más importante del sureste mexicano, ello, aunque se sacrifiquen diversos espacios catalogados como Áreas Naturales Protegida (ANP).

Arrecifes, los días contados…

Con el arranque de las licitaciones para la colosal obra, los días de los arrecifes coralinos en Veracruz están contados, pues investigadores y ambientalistas advierten que el megaproyecto arrasará con especies únicas que habitan en esta zona costera (damisela, payasito, tijerilla, cirujano, perro cubano y lorita, así como la tortuga verde), afectando también zonas rocallosas con biodiversidad de zooplancton y fitoplancton, ideales para la práctica del buceo, pues se encuentran entre barcos hundidos. Además de que con la destrucción de la cordillera submarina dejará inerme y vulnerable a esta ciudad ante los huracanes que la azotan periódicamente.

El investigador de la Universidad Veracruzana, Leonardo Ortiz y Marco Antonio Muñoz integrantes del Frente Ciudadano por la Defensa del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano reprochan que en el cambio de poligonal de dicho parque, el gobierno federal de Calderón no contempló “el daño irreversible” que se le causaría al sistema arrecifal.

Este cambio de poligonal, hecho días antes de que el panista, Felipe Calderón dejará el poder, fue aprovechado por el gobierno de Peña Nieto y el de Duarte para aceitar de forma dinámica el proyecto de ampliar el puerto, pese a que hace 21 años, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari ordenó decretarla ANP.

Actualmente existe un litigio para proteger el Parque Nacional Marítimo, radicado en el expediente 1242/2012 del Juzgado Tercero de Distrito, amparo en el que ambientalistas ya obtuvieron “suspensión definitiva”, sin embargo, un Tribunal Colegiado de Distrito revocó la “suspensión definitiva” del proyecto y ahora todo quedará en manos del Poder Judicial de la Federación, para una última instancia resolutiva.

“El amparo radica en la tesis de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la SCT violaron tratados internacionales en materia de conservación ambiental está vigente”, insiste Marco Antonio Muñoz

“La roca no se toca”

De acuerdo con el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) que APIVER ingreso a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) –dependencia que ya dio luz verde al proyecto (a fines de mayo pasado), se extraerán 5 millones de toneladas de piedra basáltica en un rango de 3 hectáreas en el ejido Balzapote, ubicado en la zona costera de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas.

A decir del director de Apiver, Juan Ignacio Fernández Carbajal la extracción aunque “sí impacta al medio ambiente”, la afectación será mínima: “Estamos hablando de una punta de alfiler, es como nada, y con eso es suficiente, no vamos a destruir la parte que está pegada, como dicen: Dinamitar la bahía, eso no es cierto, es puro bla ba bla”, justificó.

En contraste, lugareños de San Andrés Tuxtla, aseguran que si hay proyectos de hacer “implosiones” en los bancos de piedra basáltica, lo cual impactará a fauna marina y de la propia selva de los Tuxtlas.

Fernández Carvajal fue más allá, expuso que APIVER ya comenzó a buscar otros “bancos” de piedra basáltica, tanto en los municipios de Alto Lucero, como en la zona montañosa del corredor Córdoba-Orizaba, para extraer más millones de toneladas de piedra.

Tan sólo en Alto Lucero, los bancos a los que alude APIVER se encuentran dentro de un remanente de bosque encino tropical único en México, pues se encuentra rodeado de humedales.

En abril del 2012, el grupo canadiense Golden Group recibió una negativa de la Semarnat para llevar a cabo un proyecto minero denominado “Caballo Blanco”, pues consideró que por lo frágil del ecosistema y por la cercanía de humedales, el proyecto no era viable; en ese entonces, el director del Inecol, Martín Aluja Schuneman justificó que la zona montañosa de Alto Lucero es «el peor lugar que se le pudo ocurrir» para desarrollar proyectos que incluyeran explosivos y remoción de las piedras.

En San Andrés Tuxtla, ya surgió un colectivo denominado “La Roca no se toca”, esta resistencia civil pretende evitar a toda costa la destrucción de los cerros en el ejido de Balzapote, bajo el argumento de que darían al traste con un muro de contención natural contra fenómenos meteorológicos y dañarían a la fauna que ahí cohabita.

Incluso activistas de la zona ya realizaron un documental denominado “Balzapote la roca que golpea la ola” disponible en la dirección https://www.youtube.com/watch?v=ZhhWIAEF0CU, auspiciado por la agencia de noticias Informantes en Red y realizado por el periodista y activista, Edgar Pucheta.

Armando Aguilar Herviz, activista a favor de la protección de Balzapote alude que el planteamiento de la queja que harán los pobladores a las autoridades va fundamentado en un derecho a un medio ambiente sano y a probar el interés legítimo ciudadano de conservar esta parte de la biósfera de Los Tuxtlas.

Hugo Ponce, ex director de Protección Municipal de San Andrés Tuxtla y hoy franco opositor al proyecto de extracción de piedra basáltica señala: “Balzapote es un enorme rompeolas natural, un muro de contención en época de huracanes, es inadmisible lo que quieren hacer”.

Ponce asegura que Balzapote ya fue “castigado” décadas atrás, pues se extrajo roca basáltica para la ampliación del puerto de Dos Bocas en Tabasco. Lili Rosa, estudiante de ingeniería ambiental en el Instituto Tecnológico asegura que en Balzapote hay arrecifes de coral, los cuales se encuentran en inminente riesgo con la posible utilización de explosivos para extraer piedras.

“Hay un descontento general entre los pobladores de San Andrés que conocemos de la riqueza ambiental y la protección que nos dan estos cerros de piedra, lo que ahora queremos hacer es comenzar con conferencias ecológicas en el centro del municipio y concientizar entre los estudiantes del Instituto Tecnológico del ecocidio que se quiere cometer”, apunta.

Otros activistas del colectivo “La Roca no se toca” han recabado firmas electrónicas y realizado juntas informativas en la cabecera municipal de San Andrés en busca de establecer un “campamento” como sucedió en Jalcomulco, donde pobladores lograron detener –por el momento- la construcción de una presa en Jalcomulco, la cual, a decir de los pobladores daría muerte pesquera y agrícola a la región.