Alexis nadaba y pescaba en la laguna de El Farallón; ahora camina sobre fango porque ésta se secó

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La laguna tenía una superficie de 180 hectáreas y ahora no hay ni 60, de acuerdo con estimaciones de los pescadores y pobladores de la región costera. 

“Papá, ¿por qué me traes a mirar esto?, esto me da mucha tristeza, mejor vámonos”, fueron las palabras de Alexis, un niño de 13 años, que planeaba pescar con su padre en la laguna de El Farallón, municipio de Actopan, y presenció que el lugar estaba casi seco. 

Ambos caminan sobre las grietas que se formaron al consumirse el agua, hundiendo los pies en cada paso, como si se tratara de arenas movedizas en un tramo de 500 metros marcado con estacas como linderos, un espacio donde, hace cinco meses, atrapaban hasta seis kilogramos de mojarra tilapia solo durante dos o tres horas.

El calor es intenso, no hay árboles ni sombra. En poco tiempo, los rayos del sol provocan quemaduras leves en la piel de quienes recorren la zona. Los dispositivos marcan 37ºC, pero la sensación térmica es superior. 

La muerte se asoma entre la aridez. Algunas aves quedaron atrapadas en el fango cuando buscaban alimento. Los cuerpos inertes de dos pelícanos se observan entre la tierra agrietada que se formó por la falta de agua. 

Alexis muestra a su padre los restos de los animales. La sequía ha provocado la muerte de las especies, situación que alarma a los pobladores porque el cuerpo de agua podría desaparecer totalmente en los próximos meses durante esta temporada de estiaje.

Sólo se observa agua en el centro, acompañada de lodo y algas que le dan un aspecto verdoso y amarillento, lo que puede observarse desde la carretera federal 180, mejor conocida como Costera del Golfo, en el tramo Cardel-Nautla.

Se trata de un paso obligado de aves migratorias, donde aún se observan patos negros, gaviotas, garzas y algunos pelícanos. Pero los cocodrilos desaparecieron por la grave afectación a su hábitat. 

La laguna tenía una superficie de 180 hectáreas y ahora no hay ni 60, de acuerdo con estimaciones de los pescadores y pobladores de la región costera. 

LUGAR DONDE APRENDIÓ A NADAR 

El menor aprendió a nadar y pescar en el sitio gracias a su padre Antonio Vázquez Cervantes, un miembro activo de la Sociedad Cooperativa de Pescadores de El Farallón; sin embargo, ya no hay condiciones para esa actividad. La profundidad bajó de ocho metros a 60 centímetros en los últimos años. 

“Es lamentable que estén muriendo. No me lo esperaba, no había visto aves muertas así, pero en esta ocasión entristece más la situación, porque son animalitos que aquí han habitado, que le han dado vida, que le han dado atractivo, porque no nada más se considera una laguna de pesca sino un lugar turístico”, comenta el pescador. 

La zona luce desértica, desoladora. Aquel día de febrero pasado, Alexis y su papá salieron en moto a la playa de El Farallón -donde se encuentra el campamento de trabajadores de la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde-, buscaban pescado fresco para, como es costumbre, llevarlo a la mesa de su hogar, degustarlo frito, al mojo de ajo o enchipotlado y convivir con su familia.

Habían ido al mar porque la laguna continuaba secándose año tras año y cada vez había menos peces. No tuvieron éxito, la marea había subido y ni una mojarra sacaron. Regresaron al lugar de siempre, donde dicha especie había sido abundante desde hace más de 20 años. 

“Yo mismo le pedí a mi hijo que pasáramos a la laguna, igual y teníamos suerte y algo pescábamos para comer, pero la sorpresa fue al ingresar a la laguna y esas fueron sus palabras”, expresa con un nudo en la garganta que apenas le permite hablar con claridad.

Toño y Alexis intentaron ingresar a la laguna en una pequeña lancha de madera, pero quedaron atorados en el lodo. No podían salir, mucho menos pescar. Fue cuando se percataron de que era una sequía nunca antes vista en el lugar.

El niño brinca y deja hoyos en el fango mientras recorre las marcas que dejó el retiro de las cuatro mangueras que habían sido instaladas por los dueños de los ranchos para extraer el agua del lugar. 

Hace una semana, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PMA) supervisó las tomas clandestinas de agua e instruyó su retiro inmediato, de lo contrario, aplicaría sanciones a quienes resultaran responsables de dicha situación. 

Las mangueras eran de dos y tres pulgadas para abastecer de agua a los ranchos y potreros de la zona, pero fueron retiradas recientemente, toda vez que abonaron a la sequía de la laguna. 

TODA LA REGIÓN SIN AGUA 

Alexis vive con su familia en la comunidad Los Baños, una de las 56 congregaciones que forman parte de Actopan y cuyos pobladores padecen la escasez de agua. Este problema también ha sido notorio en las localidades San Juan Villa Rica, El Porvenir, El Ojital, La Luz, Palmas de Abajo, Palmas de Arriba, Desviación de Tinajitas y Tinajitas.

“Son comunidades que nos encontramos en la misma situación de la escasez de agua, la cual, haciendo hipótesis, creemos que hay un factor diferente a ser una sequía naturalmente en la laguna. Los pozos profundos que habían solventado a todas las comunidades ya no dan abasto, hay muchas comunidades que se encuentran escarbando, tratando de buscar una solución a la necesidad del vital líquido”, menciona Toño. 

Desde un costado de la laguna, cuya profundidad era de unos cuatro metros y ya no hay agua, el pescador señala hacia los cerros que rodean el sitio. Indica que allí, a aproximadamente un kilómetro de distancia, hay perforaciones por parte de las empresas canadienses dedicadas a la minería a cielo abierto en la región.

Su intención es la extracción de plata y oro, como parte del proyecto Caballo Blanco en el cerro “La Paila”, localidad de Palma Sola, municipio de Alto Lucero. Mientras que en el municipio de Actopan también existen estos trabajos en el cerro “La Bandera”, donde buscan extraer cobre. 

“Es cierto que ese tipo de perforaciones se encuentran en la cima o atrás de los cerros, es donde venían los afluentes de agua subterránea que conducían y se conectaban a estos mantos, ya que esta laguna no ha tenido un ingreso sobre los cerros, siempre se ha mantenido, pero lo que visualizamos es que el agua se está consumiendo, se está yendo demasiado rápido. Pero no solamente es el tema de la laguna, sino la situación que nos aqueja en todas las comunidades que ya mencioné”, añade. 

Los integrantes de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (Lavida) habían advertido desde hace unos años que estos proyectos mineros dejarían sin agua a toda la región, situación que ya está ocurriendo. 

La Laguna Verde, que está en la Planta Nucleoeléctrica, presenta también un descenso en sus niveles, cuando aquella no está siendo explotada. Ha estado inactiva, incluso, los únicos que tienen acceso son quienes cuidan la zona. 

“No hay manera de extraer el agua y también ha disminuido su nivel. Entonces, haciendo un análisis, creemos que hay un fenómeno mucho más grande que la propia seca, así le decimos en el pueblo, o la falta de lluvias, esto siempre ha sido lo mismo, cada año vivimos temporadas de seca, estiaje, y posteriormente en los meses de agosto y septiembre es temporal de lluvias, pero el agua se esfuma”, refiere Vázquez Cervantes. 

En la región hay cuatro lagunas: El Farallón y Laguna Verde, ambas de agua dulce, y La Mancha y El Llano, de agua salada. Las últimas dos no presentan sequía, toda vez que reciben agua del océano cuando la marea sube. 

PÉRDIDA DE TRADICIONES 

María Luisa Oliva Morales, de 64 años, viajaba con canastas colgadas de un burro desde su comunidad, Tinajitas, para lavar su ropa en la laguna de El Farallón, donde acudió este fin de semana y quedó sorprendida por la sequía extrema del lugar. 

La señora también hacía pícnic con su familia en el lugar desde hace 51 años, cuando la profundidad del cuerpo de agua alcanzaba los 13 o 14 metros y muelles de madera estaban activos, pero ahora solo se encuentran a la intemperie. 

“No me explico qué cosa sucedió, aquí veníamos de día de campo, cuando era chamaca veníamos a lavar ropa, con las canastas colgadas en los burros. Siento mucha tristeza ver que se está secando, ¿qué está sucediendo?”, cuestiona. 

La pobladora recuerda que hace un año la Laguna aún tenía vida. El agua aún alcanzaba sus niveles normales y era frecuente la llegada de turistas. Ahora solo queda una pequeña poza al centro de la laguna. 

El problema es grave, porque en su localidad tienen agua un día a la semana durante esta temporada de estiaje y, en ocasiones, deben solicitar pipas para abastecer sus viviendas; lo mismo en las demás localidades.

Además, las tres sociedades cooperativas de pescadores de la región: La Mancha, integrada por 108 elementos; El Farallón, con 40; y Tinajitas-El Viejón, con 67 personas dedicadas a la pesca, se quedaron sin actividad desde hace un año por la misma sequía. 

Se habla de 215 familias que se han quedado sin sustento ante el proceso de muerte de la laguna de El Farallón, comenta Juan Alberto Muñiz Oliva, presidente de la Sociedad Cooperativa Tinajitas-El Viejón.

“Al no haber pesca, algunos trabajan en el campo y yo en lo personal soy maestro albañil, me dedico a construir”, añade. 

“MINERAS REALIZARON EXTRACCIÓN BRUTAL”

Manolo Acosta Domínguez, presidente de la Sociedad Cooperativa El Farallón-El Llano, recorre la zona donde las mangueras habían sido colocadas para extraer agua. 

Cree que la falta de lluvias y la extracción de agua para los ranchos y las perforaciones de proyectos mineros a cielo abierto ocasionaron que la laguna de El Farallón se secara en un 90 por ciento. 

“La extracción brutal de agua para unas minas que estaban perforando, hacia allá, pozos cercanos. Me imagino que estas lagunas son alimentadoras de los mantos acuíferos. Al no llover y al extraer brutalmente el agua de esa forma, su nivel disminuyó brutalmente”, refiere. 

Los pescadores habían reportado a las autoridades estatales y federales dicha situación desde el año pasado; sin embargo, no se llevaron a cabo acciones para detener la problemática.

Acosta Domínguez externa su preocupación, debido a que más de 100 familias de la cooperativa que encabeza se han visto afectadas por la pérdida de la pesca en la laguna. 

Los pescadores requieren la urgente intervención de las autoridades competentes para evitar la pérdida total de la laguna, toda vez que continúa la temporada de estiaje en el estado y podría prolongarse hasta junio.

BUSCAN RELLENARLA 

La gente analiza la posibilidad de que la laguna de El Farallón sea rellenada con agua del mar o de algún otro lugar para evitar su desaparición.

De acuerdo con Víctor Manuel Zavaleta López, agente municipal de Tinajitas, será presentado un proyecto a la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) para regresar el agua a la laguna. 

“El clima está muy mal y estamos viendo si el agua tratada de la planta nuclear se pueda verter hacia la laguna o el agua del mar. Es una idea de pescadores y estamos a la espera de una respuesta de las dependencias”, menciona. 

El gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez, revela que será investigada la extracción ilegal de agua en dicho lugar por parte de la Procuraduría Estatal de Medio Ambiente. 

Además, se solicitará a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que realice un reporte técnico sobre la disminución de hasta 90 por ciento en los niveles del

Agua. 

“Hubo extracción de agua en estas lagunas, presumimos de manera ilegal y se va a atender. Se encontraron indicios de que estuvieron extrayendo agua con mangueras, suponemos no tienen los permisos, no podría asegurarlo, pero sería ilegal”, fueron sus palabras al respecto. 

Sobre lo que algún día fue el fondo de la laguna, ahora hay ganado y se encuentra entre una cerca con alambres electrificados para mantenerlo en ese sitio.