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Xalapa con X: De cómo "darse a respetar"

ROSA VÁZQUEZ

 

 

«Las mujeres se tienen que dar a respetar», es la frase que más veces he escuchado en la vida, incluso que la de «buenas tardes». La han dicho papás y mamás a sus hijas, novios y esposo, usuarios de Facebook culpando a una mujer que sufrió acoso sexual.

Por si algunas creencias religiosas no bastaran, si la cultura machista que atrapó a la familia y los profesores no terminaran de rematar, ahora también el mundo de internet, especialmente las redes sociales están saturadas, vomitando machismo por todos lados.

Hace algunos días me entristeció una nota, me llenó de coraje e impotencia, un taxista acosando sexualmente a una usuaria. ¿Ya ni pagando un servicio se puede vivir tranquila? Los hechos los confirmaron activistas e investigadoras por los derechos de la mujer.

Pero más rabia me dio leer los comentarios. La mayoría la culpó del hecho, ¿por qué le hiciste plática?, le cuestionaban como si ser amable con la persona que te presta un servicio fuera algo malo.

«Le hubieras pegado» le dijeron algunas mujeres, ¿golpear a un hombre que te lleva en un vehículo y con la enorme cantidad de personas que ahora traen un arma y matan a diestra y siniestra sin que la justicia al menos los persiga? No parece una buena idea.

Nadie le dijo a la chica que actuó correctamente, nadie la orientó para que pudiera denunciar el hecho, nadie le recordó que el acoso sexual es un delito penado por la ley, y que al ser un delito el taxista pudo haber pagado por su abuso.

En lugar de eso, mujeres y hombres se dedicaron a ofenderla, a menospreciarla, a culparla de haber hablado, de voltear a verlo, de no aventarse por la puerta con el taxi en movimiento cual protagonista de una película de acción. Y por supuesto, no faltó el que dijo «no te diste a respetar».

Consciente de la constante criminalización que existe hacia las mujeres por cualquier cosa, y no exagero, hablo realmente de ser acusadas por usar vestido con escote y falda corta, por sonreírle a un taxista, por darle los buenos días al chofer de un camión, por todo eso y más ofrezco algunos consejos personales para que las mujeres xalapeñas aprendamos a «darnos a respetar».

Lo primero que hay que hacer es conocer que existe una ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, que una agresión no es sólo una violación y que el acoso sexual no implica que la persona (hombre o mujer) tenga contacto físico contigo. El acoso va desde una mirada lasciva, lenguaje con contenido sexual, un piropo en la calle.

El segundo paso es comprender que como ser humano, nadie tiene el derecho a violentarte de alguna manera. No importa como vistas, como camines o lo borracha que puedas estar (de preferencia no lo hagan por su salud). Nadie puede tocarte sin tu consentimiento.

El tercer paso es agarrarse fuerte el valor y denunciar, nunca quedarse callada, denunciar a gritos si es necesario que el hombre del camión intentó tocarte un seno, denunciar legalmente cuando alguien cometió un delito, insistir y ser firme ante el enorme número de personas que te seguirán diciendo que es tu culpa.

El último paso para lograrlo, es mandar a la chingada (el pueblito de San gabriel, en Jalisco) o más lejos todavía, a la mamá, el papá, los hermanos, el cura de la esquina, el pésimo profesor, a todos esos que nos hicieron creer que hay que «darse a respetar» cuando en realidad el respeto es un derecho humano y no es sino el prójimo el que debe tenerlo en cuenta.

Correo electrónico: vazquezrosa03@gmail.com

Las ideas y opiniones expresadas por el autor de ésta columna periodística, no reflejan necesariamente el punto de vista de Crónica de Xalapa ©️

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