Un viaje transformador a las entrañas del cine inspirado por Herzog

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Hace exactamente 46 años, Werner Herzog emprendió un histórico viaje a pie de Múnich a París. Al cineasta alemán le habían informado de que su mentora artística Lotte Eisner estaba gravemente enferma. Aquella crítica de cine y cofundadora de la Filmoteca Francesa que se había encargado de velar por la integridad de las películas que Hitler quería destruir, no podía morir. En un intento romántico cargado de fe por salvar a su amiga, Herzog cogió lo imprescindible y se echó a andar rumbo a la capital francesa convencido de que Lotte le esperaría con vida mientras él siguiera el camino a pie.

Por delante le esperaba un recorrido de 775 kilómetros que el director de Fitzcarraldo concluyó en 22 días. Y logró su objetivo, porque Lotte no solo se recuperó, sino que aguantó su aliento otros nueve años, hasta cumplir los 87. El resultado de esa hazaña experimentada entre bosques, lluvia y niebla lo plasmó en el libro Del caminar sobre hielo, que ha servido de guía para el director madrileño Pablo Maqueda en Dear Werner, un documental en el que sigue al detalle la misma ruta que su admirado Herzog.

El filme llega a las salas de cine este viernes tras su estreno mundial en el festival de Sevilla, donde obtuvo una buena acogida. Maqueda no pudo estar presente físicamente en el certamen por las restricciones, pero está feliz con la repercusión que está teniendo “una película muy pequeñita” que ha supuesto todo un “reto personal”, dice el cineasta en conversación con La Vanguardia.

Al igual que hizo Herzog, el madrileño se lanzó a caminar el pasado enero con su mochila y dos cámaras a cuestas. Se despidió de su pareja -la productora Haizea G. Viana, a quien dedica la película- para, de algún modo, ponerse a prueba en un ejercicio de libertad creativa y llevar a los espectadores por los mismos lugares por los que transita el libro en un periplo que abarcó cerca de un mes. La película nace de la frustración de los sinsabores de intentar levantar un proyecto durante siete años que se ha visto azotado por continuos problemas de financiación. “Dear Werner es un documental que hago totalmente hundido y en el que indago en mis ganas de hacer cine”, reflexiona. “Es inspirador como proceso saber que de las frustraciones pueden salir cosas muy bonitas, la verdad; y creo que puede animar a las generaciones jóvenes a poder hacer cine con lo puesto, sin esperar a tener grandes presupuestos”.

‘Dear Werner’ es un documental que hago totalmente hundido y en el que indago en mis ganas de hacer cine”

PABLO MAQUEDA Director

Esa película que lleva en su cabeza siete años y “con vocación de gran público” es La desconocida, un thriller con un presupuesto de un millón de euros que supone la adaptación al cine de Grooming, la obra teatral de Paco Bezerra que finalmente rodará en verano de 2021 con Manolo Solo, Laia Manzanares, Eva Llorach y Blanca Parés. “Después de recibir un golpe duro en la financiación de la película, casi tuvimos que volver a la casilla de salida. Así que necesitaba rodar, estar en comunión conmigo mismo, con la cámara, hacer cine y entonces me dije que no iba a volver a pedir permiso para hacer un proyecto tan íntimo como el de Dear Werner”. Un proyecto sin gran presupuesto ni una gran estrella, pero envuelto de “verdad y sinceridad” que se hizo “sin seguir una lógica comercial”.

Las fuerzas para recuperar la ilusión vinieron, cómo no, del texto de Herzog, como si de un guía espiritual se tratase. “Es un libro al que yo acudo siempre que necesito inspiración y motivación y que me ha acompañado toda la vida. La imagen de Werner caminando solo bajo el frío es muy poderosa, como una metáfora del camino del creador y me parece que en ese acto de amor por salvar a otra persona había una gran película”. Por eso, “en el momento en el que estaba tan hundido, me parecía que podía ser la motivación adecuada para recuperar esa ganas de contar historias”.

Para Maqueda, Del caminar sobre hielo es un libro muy especial, subrayado a conciencia, “casi como un libro de prosa, donde hay mucha reflexión poética y cada frase es diferente a la anterior”. Sin embargo, la tarea de intentar dilucidar ese itinerario que hizo el realizador alemán en 1974 “fue difícil porque es muy críptico, con una narrativa muy abstracta”. El director de Manic Pixie Dream Girl opina que fue como llevar a cabo “un viaje en el tiempo”.

De Herzog admira sobre todo “su espíritu de conquista, de aventura; es un espejo en el que siempre he querido mirarme y siempre he soñado con la idea de irme solo a la naturaleza, subir montañas, esperar a mitad de la noche a que amanezca…y este proyecto me lo ha dado”. Emprender su propia aventura “me ha hecho aprender y me ha cambiado muchas cosas de mi propia visión del mundo como cineasta a la hora de pensar en que en muchas ocasiones no necesitamos un gran presupuesto para emocionar, el simple hecho de poder rendirnos ante la naturaleza que es de por si más grande que cualquier obra construida por el ser humano, es un valor en cámara muy poderoso”.

Dear Werner está estructurada en diferentes capítulos bajo la emotiva música de José Venditti y se ilumina con fragmentos del libro de Herzog narrados con su propia voz y su inconfundible acento alemán. “Ha sido muy generoso. Ha visto la película y me ha dicho frases bonitas como que mi espíritu de joven cineasta le recuerda a cuando él homenajeó a Murnau con su versión de Nosferatu”. También le animó a que hablara más de sí mismo y, aunque le costó abrir su corazón por pudor, Maqueda acaba confesando directamente al espectador su experiencia como cineasta que ha tenido que lidiar con la frustración y el rechazo, pero lo hace con una narrativa “nada derrotista” donde transmite a las nuevas generaciones de directores que “no importa ir el primero sino seguir caminando”.

Por las imágenes del documental transitan calles solitarias, vías de tren, montañas y horizontes lejanos salpicadas por la aparición en la pantalla de retazos de los pensamientos de Herzog. Y en muchas ocasiones, el madrileño se coloca frente a la cámara. “La película la puedo ver casi como una suerte de autorretrato de mis inicios a la hora de levantar proyectos cinematográficos y lo planteé como una mirada hacia el futuro para que cuando yo pueda ver este documental con una trayectoria más amplia siempre pueda recorrer los caminos que yo transitaba cuando era más joven”.

La participación de Herzog

El documental se estructura en capítulos bajo la emotiva música de José Venditti y se ilumina con fragmentos del libro de Herzog narrados con su propia voz y su inconfundible acento alemán

Para Pablo Maqueda escribir el guion de Dear Werner “fue casi como quien reza a un Dios sin esperar respuesta. Todas las preguntas que yo le planteo en ningún momento pienso que vayan a tener una respuesta por su parte y me parecía bonito que el espectador fuera partícipe de todo ello, que mi propia mirada fuera no la del Pablo actual, de 35 años, sino la del Pablo que está arrancando en sus inicios, estudiante de cine, muy cinéfilo, que aún no conoce los mecanismos de esta industria. Quería que el Pablo que habla a los espectadores en el documental fuera ese primer Pablo que todavía está formando su mirada como director”.

En su trayecto tuvo suerte y le acompañó el mismo tiempo del que gozó el alemán hace más de cuatro décadas. “Hay niebla y lluvia y el libro solo podía ser adaptado en esa clave, con mucha naturaleza, paisaje desértico y solitario”. De alguna manera se sintió como un personaje del cine de Herzog, sintiendo epifanías tan suyas “como ir caminando en mitad de la Selva Negra y encontrarme esa cascada de más de 20 metros de altura”, un momento “muy emocionante que me animó a pensar en que podría alternar películas de grandes presupuestos con otras más pequeñas, más en comunión con mis pies y la naturaleza”, para que no se le olvide jamás ese lema herzogiano que reza: “en el mundo se revelan quienes caminan a pie”.

Objetivo como cineasta

Quiero alternar películas de grandes presupuestos con otras más pequeñas, más en comunión con mis pies y la naturaleza”

La lectura del libro le planteó asimismo desafíos físicos, como el pasaje en el que el autor de Aguirre, la cólera de Dios (1972), simplemente escribe “Hoy caminé 70 km”. Dice Maqueda que “prepararme para ese momento, caminar durante un día más de 16 horas hasta que las plantas de los pies están totalmente reventadas, los músculos agarrotados como si fueran tiza fue duro y lo viví con mucha emoción porque es un momento que lo haces casi por placer”.

De igual manera, supuso todo un reto en el terreno más personal del que ha salido más que airoso. “Me parecía que rendir homenaje, seguir las huellas de Herzog solo podía hacerse siguiendo esas locuras que él planteaba, igual que caminar en mitad de la noche por un bosque rodeado de sonidos muy apabullantes, muerto de miedo… la película me ha hecho vencer muchos miedos, a lo desconocido, a lo físico, a la oscuridad. Gracias a ella ahora me siento capaz de hacer cualquier cosa”, concluye orgulloso este intrépido director que no piensa parar de caminar por sus sueños.

Aprendizaje

Hacer la película me ha hecho vencer muchos miedos, a lo desconocido, a lo físico, a la oscuridad… Gracias a ella ahora me siento capaz de hacer cualquier cosa”

*LA VANGUARDIA