Familias enteras, madres, padres, hijos, -incluso bebés de brazos-, son el nuevo panorama de la migración centroamericana, ya no sólo huyen del desempleo, ahora también de la violencia.
FOTOREPORTAJE: RUBÉN FIGUEROA
Cámara en mano, el activista de los derechos los migrantes, Rubén Figueroa, documenta el día a día del albergue «La 72», en Tenosique, Tabasco: un oasis de paz y tranquilidad para los migrantes que aún están por recorrer un país sembrado de peligros, antes de llegar a Estados Unidos.
En los últimos meses, debido a la violencia que se vive en sus países de origen sobre todo en Honduras, niño migrantes empezaron a ser vistos con mayor frecuencia, viajando acompañados o solos.
Además de darles aliento y un techo donde descansar, en «La 72» los migrantes también son enterados de que tienen derechos universales que van más allá de las leyes de cualquier país.
Familias enteras, madres, padres, hijos -incluso bebés de brazos-, son el nuevo panorama de la migración centroamericana, ya no sólo huyen del desempleo, ahora también de la violencia
Según datos del gobierno de Estados Unidos, más de 50 mil niños han llegado a la frontera en los últimos meses, una buena parte de ellos viajaban solos. Es desconocido el número total de niños que emprendieron el viaje.
El que las mujeres salgan de los países incluso con sus hijos en brazos, es un síntoma de la gravedad de la violencia que azota a las naciones centroamericanas.
El viaje para los adultos, de por si peligrosa a causa de las extorsiones, secuestros, asesinatos y accidentes en el tren, es aún peor para los niños.
