Mientras el staff presidencial alistaba una nueva mampara, un nuevo anuncio, un nuevo spot, otros 5 o 10 puntos para aparentemente resolver algún asunto, o un nuevo hashtag para colocarlo en las redes sociales, en diferentes partes del país, no dejó de escurrir la sangre.
En 2014 –segundo año de gobierno de Enrique Peña Nieto-, según las cifras oficiales, hubo17 mil 317 asesinatos dentro del territorio mexicano. Fueron 47 ejecuciones por día; prácticamente dos cada hora; uno cada treinta minutos.
Ni el 2007 ni 2008 ni 2009 –primeros años del gobierno de Felipe Calderón- fueron tan violentos como 2014, aunque los números no llegaron -como antes- a las primeras planas.
En el presente sexenio se acumulan más de 35 mil homicidios dolosos, cifra que corresponde a la mitad de todas las ejecuciones cometidas en el sexenio anterior (70 mil muertes, aproximadamente).
Eso sí, las cifras oficiales marcan una reducción de homicidios dolosos el año pasado, si se compara con los años 2010, 2011, 2012, siempre arriba de las 20 mil muertes violentas cada año.
Ocho territorios fueron los más violentos en 2014:
-Estado de México (2 mil 278 asesinatos)
-Guerrero (mil 514 asesinatos)
-Chihuahua (mil 289 asesinatos)
-Michoacán (mil 85 muertes violentas)
-Jalisco (mil 25 ejecuciones)
-Sinaloa (986 homicidios dolosos)
-Tamaulipas (947 asesinatos)
-Y el Distrito Federal (814 asesinatos).
En el resto de los estados, los homicidios dolosos fueron menos de 800 en el año.
También hubo zonas que no se tiñeron completamente de rojo.
Aguascalientes y Yucatán fueron los estados con menos asesinatos. En el primero hubo 44 muertes violentas en todo el año; en el segundo, 42, lo que lo convierte en el más pacífico de todo el territorio. Es decir, unas tres o cuatro muertes cada mes.
Otros estados que podrían separarse de la República de la muerte son: Tlaxcala y Campeche, donde se cometieron 66 y 67 homicidios dolosos, respectivamente. Cinco o seis muertes violentas cada mes.
En contraste, los dos estados más violentos vivieron hechos que provocaron conmoción en el resto del territorio nacional.
Los 2 mil 278 asesinatos contabilizados en el Estado de México deberían incluir a los 22 muertos en Tlatlaya, donde se realizó un operativo militar que terminó con la vida de esas personas, en circunstancias que aún siguen sin esclarecerse por completo. También deben incluir los feminicidios y las muertes en transporte público, durante algún asalto.
Mientras que los mil 514 asesinatos cometidos en Guerrero, seguramente incluirán a algunos cuerpos encontrados en fosas clandestinas, durante la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Y a los decapitados de Chilapa. Y a los sacerdotes ejecutados…
Sin embargo, las cifras oficiales no incluyen ni una historia, detrás de los 17 mil 317 muertos.