Desde el 9 de febrero de 2025, Arte Abierto alberga la exposición Long Last Happy del renombrado artista suizo Ugo Rondinone. En esta muestra inmersiva, los visitantes son transportados a un entorno en el que la luz, el color y las formas dialogan con las fuerzas naturales: el sol, la luna y el arcoíris. A través de esculturas de gran escala y un proyecto de participación comunitaria en desarrollo, Rondinone aborda temas como el consuelo, la regeneración y la conexión espiritual.
Conocido por su uso de colores vibrantes y formas orgánicas, Rondinone investiga la relación entre el ser humano y su entorno, abordando cuestiones de identidad, percepción y el paso del tiempo. Entre sus proyectos más emblemáticos se encuentra The Seven Magic Mountains, una instalación de enormes piedras de colores en el desierto de Nevada que capturó la atención del público y ha generado un diálogo significativo sobre el arte en el espacio público.
En esta conversación con M Revista de Milenio, Rondinone comparte su visión sobre el papel del arte en la sociedad contemporánea y cómo su práctica desafía las convenciones establecidas.
¿Cómo refleja tu trabajo la experiencia humana?
Mi arte profundiza en las complejidades de la existencia humana, buscando conectar el mundo externo con nuestros paisajes internos. Al crear entornos que fomentan la introspección, invito a los espectadores a conectar con sus propias emociones y vivencias. Esta interacción convierte la obra en un espejo que refleja la esencia de quien la observa.
¿Consideras que el arte debe experimentarse en lugar de solo observarse?
Sin duda. Para mí, el arte va más allá de la simple contemplación. Se trata de crear espacios inmersivos que permitan a los espectadores sumergirse en la obra, generando un diálogo personal con ella. Esta aproximación transforma el arte en una vivencia que deja una huella duradera en la memoria y la percepción de quien lo experimenta.
Tu audiencia es casi cocreadora de la experiencia artística. ¿Cómo influye en tu proceso?
La participación del público es una parte esencial de mi proceso creativo. Al diseñar una instalación, pienso en cómo las personas interactuarán con el espacio y en las emociones que este puede evocar. Busco generar narrativas abiertas, donde la interpretación y la conexión con la obra varíen según la experiencia de cada espectador. Este intercambio hace que cada encuentro con la pieza sea único.
¿Por qué es importante democratizar el arte con instalaciones en espacios públicos?
Elimina barreras y lo hace accesible a una audiencia más diversa; permite encuentros fortuitos con el arte, ofreciendo una experiencia que no requiere la formalidad de un museo o galería. Esta apertura fomenta un diálogo cultural más amplio y transforma el entorno cotidiano en un escenario de reflexión e inspiración colectiva.
¿Cómo contribuye tu obra a la concientización sobre el cambio climático?
Aunque mi trabajo se enfoca principalmente en la condición humana y nuestra relación con la naturaleza, también busca resaltar, de manera sutil, la belleza y fragilidad del mundo natural. Al centrarme en formas y paisajes orgánicos, espero generar una apreciación más profunda del entorno y, con ello, un mayor sentido de responsabilidad hacia su preservación.
¿En qué estás trabajando? ¿Tienes algún proyecto en puerta?
Sigo explorando la interacción entre la naturaleza y la experiencia humana a través de nuevas instalaciones. Mis próximas exposiciones incluyen la Galleria d’Arte Moderna en Milán, en abril, y el Pilane Sculpture Park, en Suecia, en mayo. Cada una ofrecerá una perspectiva distinta de mi obra y ampliará el diálogo sobre el arte como medio de transformación del espacio y la percepción.
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