San Marcos Atexquilapan, todo un pueblo de luto 

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El acceso es un camino de piedra que da un toque histórico al sitio, donde el 99 por ciento de la población es católica y se dedica a la siembra de maíz o la fabricación artesanal de zapatos.

 

“Deja cualquier cosa por Dios pero nunca dejes a Dios por cualquier cosa”, se lee en una de las bardas en la entrada de la localidad San Marcos Atexquilapan, municipio de Naolinco, donde el pueblo se unió para recaudar fondos y ayudar a los familiares de los tres jóvenes que murieron en la caja de un tráiler en San Antonio, Texas, Estados Unidos, el pasado lunes 27 de junio.

La localidad se encuentra a unos siete kilómetros de la cabecera municipal de Naolinco, en la región capital del estado de Veracruz. El pueblo da la bienvenida con citas bíblicas o mensajes dirigidos a Dios.

El acceso es un camino de piedra que da un toque histórico al sitio, donde el 99 por ciento de la población es católica y se dedica a la siembra de maíz o la fabricación artesanal de zapatos.

El zapatero Gerardo Olivares Ruiz, de 44 años, padre de Misael Olivares, de 16 años, una de los migrantes veracruzanos que fueron víctimas, recibe a unas jóvenes que botearon para ayudar a las familias que están de luto.

Le entregaron varios billetes de 200 pesos que serían utilizados para la compra de pan y la preparación de tamales, café y otros alimentos que son otorgados a las cientos de personas que los acompañan en su hogar durante los rezos y oraciones, en espera de los restos de los fallecidos.

Misael era primo de Jair y Giovanni Valencia Olivares, de 19 y 16 años, respectivamente: los tres artesanos zapateros, quienes se encuentran entre las 53 personas que fallecieron al interior del camión de carga de pesada.

EN ESPERA DE LOS CUERPOS 

Su vivienda humilde está sobre una pequeña loma. Afuera el piso es de tierra. Las gallinas corren entre las personas que se encuentran en el lugar y se cubren de la llovizna con lonas.

En la parte inferior viven los padres y abuelos de Jair y Giovanni, sobre una calle de concreto que se encuentra en la parte trasera de la iglesia de San Marcos.

El pequeño pueblo luce tranquilo. No se escucha música y hay muy poco ruido. La gente está de luto por los tres jóvenes que murieron asfixiados y que viajaban en busca del “sueño americano”.

Ahora están a la espera de la llegada de los cuerpos, lo que podría ocurrir en el transcurso de la semana; sin embargo, aún no tienen una fecha específica.

«Aún no tenemos el día pero faltan pocos porque el proceso legal ya se terminó, nada más es cuestión de la funeraria de San Antonio y ya de ahí entregarlos al Consulado de México para que se pueda hacer el procedimiento de repatriarlos a nuestro país”, expresó el papá de Misael.

Gerardo y su familia invirtieron 230 mil pesos para que Misael cumpliera su sueño, pero encontró la muerte junto con otros 52 migrantes al interior de la caja de un tráiler.

MENSAJES DE ESPERANZA 

En San Antonio, Texas, ya lo esperaban junto con sus primos para asignarles algún empleo. Todavía no sabían qué función desempeñarían, ni en qué empresas o negocios laborarían.

Ahora sus papás están endeudados, no tienen ni para los gastos del funeral, el sepelio y todo lo que implica esta pérdida. Todos los días rezan y piden por la paz eterna de los tres jóvenes.

En todo el pueblo se observan los mensajes religiosos, esperanzadores, entre murales que han sido pintados en bardas, principalmente por jóvenes creyentes.

“Dios eres el sol que le da esperanza a mi día”, se observa en otra de las bardas a un fondo blanco, entre nubes azules y una figura que representa al sol.

En este pueblo, muchos son misioneros. Desde muy jóvenes acuden con frecuencia a retiros espirituales de la Iglesia Católica.

Misael estudió hasta la preparatoria. Era un joven responsable que anhelaba superarse para mejorar su calidad de vida y la de su familia.

IDENTIFICACIÓN 

De acuerdo con director general de Atención a Migrantes en Veracruz, Carlos Enrique Escalante Igual, este joven fue el primer migrante veracruzano identificado tras la tragedia en Texas por el abandono de un tráiler con 67 personas al interior de la caja.

El funcionario estatal constataba que había cuatro carpetas de investigación por la desaparición de cuatro migrantes veracruzanos que se dirigían a San Antonio.

Posteriormente, se confirmó la muerte de los otros dos jóvenes de San Marcos Atexquilapan y de otras tres personas, también de la entidad.

“Estamos esperando que pueda avanzar un poco más la investigación, entendemos que la investigación ha ido un poco lenta por la participación de autoridades federales en los Estados Unidos”, expresa Escalante Igual.

El Director General de Atención a Migrantes asegura que se realizaría el proceso de repatriación del cuerpo de los fallecidos y que el gobierno estatal cubriría los gastos del trasladado.

También fueron identificados Jesús Álvarez Ortega, de Misantla, y su sobrino Pablo Ortega, de Tlapacoyan. Además de Julio Marcial Espinoza, originario de Santiago Sochiapa.

VERACRUZANOS REPATRIADOS 

Se estima que 15 migrantes veracruzanos mueren al mes en su trayecto a Estados Unidos o en países de los distintos continentes del mundo y en otros estados de la República Mexicana.

De acuerdo con Escalante Igual, la mayoría fallece en accidentes automovilísticos, pero también se dan casos por causas naturales.

“También hay muertes naturales por diabetes, problemas de corazón, donde no metemos mano es cuando se trata de hechos de sangre de delincuencia organizada”, expresa.

Los traslados de los cuerpos no solamente se realizan de Estados Unidos, sino también, de la frontera norte, de ciudades como Mexicali, Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa.

“Son zonas donde hay maquiladoras y hay mucho veracruzano trabajando en esa zona, sufren accidentes o mueren por causas naturales y hacemos los traslados de cuerpos”, agrega.

Se apoya únicamente a las familias de escasos recursos para la repatriación de los fallecidos, pues se realiza un estudio socioeconómico.

El traslado más complicado se realizó desde África, hace más de un año, donde un veracruzano laboraba en una plataforma de petróleo y murió por causas naturales; sin embargo, había dejado de trabajar en la empresa y ésta decidió no apoyar a su familia en la repatriación.