Por Héctor González
Hace 15 años nació Producciones El Salario del Miedo. Con el objetivo de publicar crónica relacionada con la vida cotidiana y ajena a la coyuntura, el sello dirigido por el escritor J. M. Servín se ha erigido como un referente de la edición independiente mexicana.
A lo largo de tres lustros han construido un catálogo que incluye 43 títulos, el más reciente el Gonzine, una selección que incluye textos de autores como José Luis Martínez S. y Emiliano Pérez Cruz.
No obstante, y pese al prestigio, la editorial cuyo nombre hace referencia a la novela El salario del miedo, del francés Georges Arnaud, se ve obligada a hacer una pausa para intentar reinventarse.
¿Qué balance haces de los primeros 15 años de Producciones El Salario del Miedo?
En general es muy bueno. Somos una referencia como editorial basada en la crónica, cosa que no había en México. Hemos publicado óperas primas de excelentes autores, varios de los que empezaron son nosotros se han consolidado. En términos operativos nos rebasa el punch que tuvimos, digo que nos rebasó porque no tenemos dinero, todo el tiempo estamos quebrados y lo digo sin lloriqueo. A nivel nacional ya nos ubican y la mayoría de nuestros títulos son buenos.
Algo que los ha distinguido es su apertura de temas.
Cierto, publicamos todo tipo de crónica tratando de mantenernos lo más lejos posible de la grilla política o de lo que se conoce como periodismo de coyuntura. Nos interesa la vida cotidiana, como se entienda, con una pátina de lo que tiene que ver con la cultura pop urbana más contemporánea, aunque es verdad que muchas veces es imposible no referirse a la violencia y la desigualdad. Hemos evitado ser doctrinarios y dárnosla de héroes del periodismo.
¿Por qué no han conseguido hacer autosuficiente a la editorial?
Se requiere mucho dinero y no lo tenemos. Empezamos la editorial con la idea del do it yourself, sacamos las cosas como podemos e incluso con cierto desprecio a la profesionalización. Lo que es un hecho es que no tenemos fondos para seguir adelante, por eso con estos quince años y esta publicación conmemorativa y coleccionable, probablemente haremos una pausa que todavía no sabemos si será definitiva. No hay una sola editorial pequeña o mediana que pueda decir que tiene números negros, lo que pasa es que nadie habla de eso. Aceptamos que somos un fracaso financiero, en todo lo demás la hemos roto muy cabrón.
Anteriormente han publicado con esquemas de coedición.
Sí, ya no funcionan. En este país hay dinero para todo, menos para invertir en una editorial. Ya me cansé de hacer circo y maroma para convencer a las instituciones culturales de que somos serios y de fiar. La UANL nos ha ayudado muchísimo y sin ellos no podríamos haber hecho muchas cosas, pero ese apoyo ya quedó en lo mínimo. Ni el director de arte ni yo cobramos un sueldo, no es verdad que el artista viva del aplauso.
¿Es un tema de política pública?
La política pública ha apretado el pescuezo de todos los proyectos o editoriales pequeñas. Por otro lado, hay pocas librerías, y muchas te piden el 40 por ciento de descuento por tener tu libro arrinconado; el distribuidor cobra otro 40%, por si fuera poco, en el país se lee poquísimo. Hay un mundo de simulaciones donde todo se mueve en una zona de confort.
Han publicado poco más de 42 títulos en quince años.
43 si contamos el Gonzine, si te pones a analizar son pocos, tres o cuatro por años, pero es para lo que nos alcanza.
42 títulos hacen una biblioteca.
Cierto, varios de nuestros títulos están agotados y tenemos autores que comenzaron con nosotros y después se encarrilaron como Fernanda Melchor o Leonardo Tarifeño.
Hubo una época en que publicaron junto con Almadía…
Sí, eran coeditores, pero el proyecto es de nosotros. Una de las cosas que no funcionaron con ellos es que el pez grande siempre se quiere comer al pequeño y pues no; pese a que nuestro proyecto y creación, de pronto parecíamos arrimados.
¿Qué encontramos en esta publicación de aniversario?
Vamos a encontrar a algunos de los mejores cronistas de este país como José Luis Martínez S., Emiliano Pérez Cruz, Humberto Ríos Navarrete, Guillermo Fadanelli, Erika Rosete, Memo Bautista, Alejandro González Castillo, es un gran abanico de puntos de vista y de estilos narrativos, todo acompañado por una gráfica también muy variada.
¿Contracultural?
A contracorriente nada más o mejor dicho impugnador ante lo que se conoce como industria editorial. El medio literario mexicano es muy políticamente correcto.
¿Crees que se pierde algo con la corrección política?
Sí, se pierde la posibilidad de expresarte como tú quieras y el arte es expresión, además y por definición el arte es excluyente no inclusivo. Nosotros tenemos claro lo que no haremos, intentamos respetar un criterio y una visión sobre la literatura que te haga voltear a vernos. Somos por convicción, decisión y condenación, unos excluidos y así nos queremos mantener.
¿Qué van a hacer en este periodo de descanso para la editorial?
Necesitamos replantearnos si somos o no, autofinanciables. Aplicaremos a un apoyo llamado FIDERE, pero es una maraña de burocracia con la que no siempre podemos. Nuestra ruta ha estado llena de equivocaciones, pero quien no se arriesga no falla, y fallar también es ganar.
*ARISTEGUI NOTICIAS