Los políticos folklóricos
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El gobernador que manda a todos a chingar su madre
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Alcaldesa declara a Leonardo Di Caprio héroe patrio de México
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Edil se llevó a su casa el kiosco del pueblo
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Presidente municipal regalaba lechones para comprar el silencio del ORFIS
En el anecdotario de la picaresca política hay cositas que develan la calidad de los funcionarios públicos. Por ejemplo:
Juan Sabines, hermano del poeta Jaime Sabines, fue gobernador de Chiapas. Y en el último informe de gobierno, creyendo que los micrófonos estaban cerrados y cuando casi casi terminaban los aplausos, pronunció la siguiente frase bíblica:
“Ahora sí, a chingar su madre todos”.
Y el público se puso de pie y le lanzó el más frenético, intenso, loco y fascinante aplauso de la tarde/noche, porque la mentada de madre retumbó en el recinto declarado oficial.
LEONARDO DI CAPRIO, HÉROE PATRIO
En Alvarado, en el tercero y último grito patrio como presidenta municipal, la politikaza de todos los tiempos, Sara Luz Herrera Cano, encarcelada en el penal de Amatlán por sus amistades peligrosas, de pronto, en medio de la nostalgia, se le olvidaron los niños héroes.
Entonces, cuando el pueblo esperaba el vitoreo en el parque, de pie, lanzó el grito patrio tan soñado y dijo:
“¡Que viva Leonardo di Caprio!”.
Y es que Di Caprio era uno de sus héroes que solía ver en películas en las tardes cuando chambeaba como trabajadora doméstica en la casa de Delia Pensado, que se desempeñaba como presidenta municipal.
¡QUE VIVA LA DE LA PEINETA!
En Cosamlaoapan, Juan Chiunti fue alcalde. Y en otro grito patrio también se le olvidaron los nombres de los héroes de la Independencia, entre ellos, en el turno, de Josefa Ortiz de Domínguez.
Entonces, para evitar que la laguna mental se convirtiera en océano, dijo:
“¡Que viva la de la peineta!”.
Y en el zócalo el pueblo generoso y misericordioso lanzó una sonora carcajada.
LA NOCHE PATRIA, UNA CHUNGA
En Tierra Blanca, Miguel Ricardo atravesó la misma maldición en noche patria.
Un apuntador, su secretario particular, le pasaba los nombres de cada héroe patrio y más o menos iba bien.
De pronto, el apuntador le pasó una tarjetita donde decía “¡Viva México tres veces”, que así creyó ser explícito para que el alcalde repitiera tres veces el ¡viva México!
Y el alcalde lo entendió de la siguiente manera tal cual la pronunció cargando y ondeando la bandera nacional desde el balcón del palacio:
“¡Qué viva México tres veces”.
Y la noche patria se convirtió en una chunga.
LA BARDA DEL PANTEÓN
En Carlos A. Carrillo, el alcalde rindió el segundo informe de gobierno.
Entonces, en un aplauso una voz gritó desde el fondo del salón:
“¿Dónde está la barda que ofreciste para el panteón?”, expresada por un vecino que vivía por tales latitudes en el pueblo.
Y el presidente municipal desvió la lectura del informe y dijo:
“¿Para qué quieres la barda? Los que están en el cementerio no pueden salir, porque están muertos. Y los que están afuera, vivos, ninguno quiere entrar”.
Y el pueblo cuenqueño le lanzó el mayor vitoreo del informe.
LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS
Claro, la mejor noche patria de todos los tiempos ocurre en la película “El infierno”, de Luis Estrada, con Damián Alcázar.
El cacique del pueblo, Ernesto Gómez Cruz, con su esposa, María Rojo, salen al balcón para la ceremonia del grito.
Están rodeados de los actores políticos y sociales del pueblo, blindados y custodiados todos por sus sicarios, entre ellos, el par de oaxaqueños desalmados que había contratado.
En medio de la gente, Damián Alcázar camina con una R-15 en la mano, escondida en el abrigo largo, con la cabeza escondida en el sombrero caminando cabizbajo y cuando está a unos metros del presídium rafaguea a todos y los mata, incluidos los pistoleros.
EL ALCADE SE LLEVÓ EL KIOSCO A SU CASA
En el pueblo, Soledad de Doblado, el alcalde priista daba el grito patrio; pero en nombre de la austeridad suspendió el baile popular de gratis que “La Sonora” del pueblo, incluso, ofrendaba con mucho gusto con un pago honorario.
Pero más que la austeridad, el presidente municipal canceló el baile popular porque el parquecito había quedado sin el kiosco rodeado de árboles y flores, con bancas regaladas por la misma población.
Y es que el señor alcalde se había llevado el kiosco, que tendría unos cien años, al patio de su casa para que allí sus hijos se empaparan de la historia jugando a los encantados y en donde les ponía música disco para que aprendieran a bailar.
Y como los ediles sucesivos fueron generosos y compartidos, ninguno reclamo la devolución del kiosco al pueblo…
EL ALCALDE “TOMA/TODO”
Dante Delgado Rannauro, gobernador, Gustavo Arróniz Zamudio era alcalde en Cosamaloapan.
Entonces, mereció el apodo “El toma/todo”, por su fama pública de “ordeñar la vaca”.
En defensa, solía decir: “Me apodan “El toma/todo”; pero hay otros que toman más”, y movía los ojos como relámpagos en la oscuridad lluviosa señalando a uno que otro interlocutor y levantando las cejas tupidas donde esconde una mini grabadora.
Un día, el jefe de Glosa, Mario Tejeda Tejeda, le habló por teléfono para informarle de un faltante en la cuenta pública.
Y desde entonces, cada mes, Gustavo Arróniz llegaba a la oficina de Glosa con un lechón recién asado de regalo para el jefe y otro para los burócratas que arrastraban el lápiz detectando sus pillerías…