Falta mucho para el 2016
- Pero la familia priista está más fracturada como nunca antes en la historia local, cada uno soñando con la silla embrujada de palacio que Eufemio, el hermano de Emiliano Zapata, confundió con una silla de montar caballos, por bronca y briosa
En realidad, de aquí a la nominación de los candidatos de los partidos políticos a gobernador de Veracruz y a la elección en las urnas falta mucho, demasiado, excesivo tiempo.
Y muchas cositas podrían ocurrir, incluso, hasta que alguno de los aspirantes y suspirantes perdiera la vida en un trance sexual, muriera, fuera secuestrado.
Es más, nunca antes como ahora una sucesión se había anticipado tanto tiempo, como si deseáramos que el gobernador en turno se fuera y/o estuviéramos hartos.
Acaso se debe a un vacío de poder. Quizá a un acelere. El caso es que hasta uno que otro secretario del gabinete duartista ocupa más tiempo en mirar Veracruz a partir del año 2016 que en su desempeño actual.
Y lo peor: la vida política cotidiana está ocupada en tales menesteres y una semana un aspirante ya está amarrado, y en la siguiente otro, y en la próxima otro.
Incluso, se ha caído en la más terrible especulación, porque algunos que eran amigos han roto su relación, cada uno tomando partido por su fans.
Por supuesto, el hecho ha servido para que las partes en pugna (duartistas contra yunistas, por ejemplo) se rafagueen más allá de la cordura, cuando, caray, faltan mínimo unos 15 meses, y más si se considera que el mundo fue creado en seis días según el relato bíblico.
Todavía peor: desde ahora, por arriba y debajo de la mesa se filtran recursos para ganar simpatizantes, hacer proselitismo, comprar espacios mediáticos y tirar incienso a quienes sueñan de manera legítima con la silla embrujada de palacio que para Eufemio Zapata, el hermano de Emiliano, era una silla de montar caballos, por bronca y briosa.
Los días y las semanas se han vuelto tan largos y extenuantes para los políticos que si, como afirma el maestro Carlos Ronzón, la política desgasta, entonces, de aquí hacia la primavera del año 2016 habrá quienes estén internados en el manicomio, a cargo de un psiquiatra, porque los nervios quedaron presos en un tsunami.
Peor todavía: con cargo al erario público, en varios casos, los aspirantes se promueven para amarrarse y merecer el favor del tlatoani que elige en cada partido político, olvidando, como afirma Jorge Uscanga, que en política lo que es hoy mañana cambia.
Pero, además, que en política te acuestas candidato y amaneces en la lona.
TRIBUS Y HORDAS DESGASTAN AL PRIISMO
La familia priista, por ejemplo, desde ahora está fracturada.
En un lado del ring, los duartistas, chicos de Javier Duarte (Érick Lagos, Adolfo Mota, Jorge Carvallo, Gerardo Buganza y Alberto Silva) y, en el otro lado, los senadores priistas, Pepe Yunes y Héctor Yunes.
Por añadidura cada uno ha formado su tribu, su horda, en que se incluyen un montón de desempleados apostando al futuro que viene.
Lo que es peor, actuando y operando como si su candidato ya hubiera triunfado en las urnas y estuviera formando el gabinete legal y ampliado, de igual manera cuando en el año 2004, declarado gobernador electo, Fidel Herrera se puso a llenar un gigantesco mapa cuadriculado con todos los cargos públicos por repartir que Javier Duarte le había colgado en su biblioteca en su casa de Xalapa.
En contraparte a Duarte aún faltan 25 meses de gobierno y aun cuando él mismo reveló que desde diciembre de 2010 está formando a su candidato nadie conoce su identidad, entonces cada uno de sus muchachos juega a ganarse sus neuronas, su corazón y su hígado.
Y en vez de dar resultados en su secretaría correspondiente, todos tienden a ganarse los favores del joven tlatoani.
Y, como es lógico, el mundo priista está dividido, incluso, hasta los medios que cada uno toma partido, pensando que apuesta a su destino, vientos favorables para los próximos años.
El desgaste, no obstante.
Un día alguien filtró la lista del enriquecimiento ilícito de Arturo Montiel (como gobernador del estado de México) camino a Los Pinos y la candidatura se le cayó en menos de lo que duró el programa de Brozzo, en Televisa.
Otro día, alguien filtró al presidente Luis Echeverría Álvarez la riqueza del joven gobernador de Sonora, Carlos Armando Biebrich, y la candidatura presidencial se le cayó en automático en menos de cinco minutos.
Manuel Carbonell de la Hoz, entonces poderoso, poderosísimo subsecretario de Gobierno de Rafael Murillo Vidal, apenas y duró 72 horas como candidato a gobernador cuando de pronto, zas, Jesús Reyes Heroles, presidente del CEN del PRI, declaró: “Yo, como veracruzano, no he votado por Carbonell” y el sueño se le despanzurró.
Con todo, las pasiones desordenadas están, como dice el clásico, “al rojo vivo” y mucha, demasiada enjundia y energía, tiempo y espacio productivo se está yendo por las sucias cañerías de la política.
Lo peor, en el terreno de la especulación.
Pero, al mismo tiempo, oh paradoja, ahí está el encanto de la pasión revolcada…