¿Es posible que el presidente de Administración de la paraestatal no se dé cuenta de un megafraude? Dilma Rousseff, a tres semanas de buscar su reelección en Brasil, se enfrenta a una «bomba» que la señala con un grupo de políticos que se benefició por siete años de las ganancias del oro negro
«Podría haber algún daño especialmente a la candidatura de Dilma Rousseff. Aunque Eduardo Campos y su partido son mencionados en el supuesto escándalo, Marina Silva no lo es. Eso puede ser una ventaja”. Clóvis Rossi
analista político en Sao Paulo
COMPARACIONES CON EL «MENSALAO» |
Uno de los casos más graves de corrupción en el último tiempo en Brasil, el llamado «Mensalao» («gran mesada») fue un esquema de pagos por favores políticos, por los cuales el Supremo Tribunal Federal juzgó a 38 ex funcionarios, empresarios y banqueros involucrados en una red de compra de votos en el Congreso, orquestada entre 2002 y 2005 por el Partido de los Trabajadores (PT), en el gobierno desde 2003. Por este caso fueron encarcelados 25 responsables.
El fundador y líder del PT, Lula da Silva, fue excluido de la causa penal, y aunque el escándalo estalló un año antes de la campaña electoral de 2006, consiguió ser reelegido hasta 2010, pero su partido, que conserva el poder con Dilma Rousseff, perdió dirigentes históricos y la bandera contra la corrupción que alzó desde su origen. El juicio involucró a dirigentes de larga data del PT, incluidos tres ex ministros: José Dirceu (de la Presidencia); Luiz Gushiken (de Comunicación) y Anderson Adauto (de Transportes), y una docena de ex congresistas de cuatro partidos oficialistas. Para Clóvis Rossi, el escándalo de Petrobras podría ser peor que el «Mensalao». «Según las denuncias, se utiliza una empresa estatal para comprar apoyo para beneficios». El ex Presidente Fernando Henrique Cardoso consideró el episodio de Petrobras como «otra forma de mensalao» y afirmó que se trata de un «escándalo de grandes proporciones». |
A sólo tres semanas de las elecciones generales del 5 de octubre en Brasil, un escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras remece la campaña política y constituye una verdadera «bomba» contra las aspiraciones reeleccionistas de la presidenta Dilma Rousseff.
Su periodo como presidenta del Consejo de Administración de Petrobras, entre 2003 y 2011, la pone en el ojo del «huracán» por una denuncia de fraudes ocurridos entre 2004 y 2012 donde se habrían visto involucrados varios políticos de su partido y aliados, como lo denunció el ex director de Abastecimientos y Refinería de la paraestatal, Paulo Roberto Costa
Es el tercer «terremoto» que sacude la campaña de la mandataria que busca reelegirse. El primer revés se produjo entre 2013 y la Copa Mundial de Fútbol cuando multitudes salieron a las calles de las grandes ciudades a protestar por los altos gastos del Mundial (13 mil millones de dólares) y por el mal estado de servicios tan importantes como la educación, salud, seguridad e infraestructura.
El segundo golpe se produjo de forma inesperada, tras la muerte del candidato socialista Eduardo Campos el pasado 13 de agosto en un accidente aéreo y luego, que la ambientalista Marina Silva fuera proclamada candidata a la Presidencia en su lugar, iniciando una debacle en la hasta entonces virtualmente «segura» reelección de Rousseff.
Las encuestas de opinión realizadas tras la proclamación de Silva señalan que ambas candidatas empatarían en la primera vuelta, con cerca del 34 por ciento de los votos, y que la líder ecologista vencería en la segunda vuelta, el 26 de octubre, con una ventaja de cerca de 10 puntos porcentuales sobre la presidenta.
Marina Silva se concentra en una población harta de los malos servicios y con una economía caída en recesión, según informes oficiales difundidos este mes.
El CARTEL EN PETROBAS
El ex director de Abastecimientos y Refinería de Petrobras, Paulo Roberto Costa, actualmente encarcelado por corrupción, habría delatado a 49 diputados, a 25 senadores, además del ministro y los ex gobernadores, políticos pertenecientes al Partido de los Trabajadores (PT) que representa Dilma Rousseff , miembros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal aliado del gobierno y del Partido Socialista Brasileño (PSB) que postula a la ambientalista Marina Silva, favorita de los sondeos.
De acuerdo con la denuncia de Costa, los políticos recibían el 3 por ciento de comisión sobre el valor de cada contrato firmado durante su gestión al frente del departamento de Abastecimiento y Refinería de la estatal, donde, según sostuvo, las empresas contratistas formaron un cartel que actuaba en casi todos los departamentos de la empresa petrolera.
Los fraudes habrían ocurrido entre 2004 y 2012, período que coincide en gran parte con los años en que la actual mandataria, Dilma Rousseff, presidió el consejo de administración de Petrobras, entre 2003 y 2011.
Según el diario Folha de Sao Paulo, el ex funcionario de Petrobras acusó de integrar una red de corruptela en la petrolera estatal brasileña al tesorero del PT, Joao Vaccari Neto, e incluso a los presidentes de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves, y del Senado, Renan Calheiros, ambos del PMDB.
Otros mencionados por Costa son el ministro de Minas y Energía, Edison Lobao; el ex gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral; la actual gobernadora de Maranhao, Roseana Sarney —todos del PMDB—, y el ex candidato socialista Eduardo Campos y ex gobernador del estado de Pernanbuco, muerto en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto, hecho que causó conmoción en todo el país.
Todos los políticos citados por la prensa negaron su implicación en el caso y desmintieron tajantemente haber recibido cualquier pago de Costa.
¿QUIÉN ES COSTA?
El ex ejecutivo está detenido desde junio pasado, en el marco de un operativo policial que desmanteló una banda de lavado de dinero que movió en los últimos tres años unos 4 mil 250 millones de dólares.
Costa hizo estas revelaciones a la Policía Federal a cambio de que se le reduzca la pena por participar en los fraudes, delitos que le podrían costar hasta 30 años de cárcel.
El pasado martes, tras una conferencia en Nueva York, el aún influyente ex Presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003, del Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB), dijo que los multimillonarios esquemas de posible apropiación indebida de Petrobras revelaron que la corrupción en el gobierno del PT «es casi una regla».
Después de la presentación de un nuevo informe de la Comisión Global de Política de Drogas, del cual es director, Cardoso declaró que el Estado «cayó en manos de la política partidista».
Mientras, el candidato presidencial opositor Aécio Neves —también del PSDB y tercero en las encuestas con un 14 por ciento de apoyo— exigió responsabilidades por lo que consideró «las más graves denuncias de corrupción» de la historia reciente de Brasil, incluso peor que el escándalo de sobornos «Mensalao», que entre 2005 y 2006 hizo tambalear al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Neves acusó al PT de «atracar» a las empresas públicas para garantizar «el mantenimiento de su proyecto de poder» y responsabilizó indirectamente a Rousseff, porque «controló con mano de hierro» Petrobras en los últimos doce años, primero como ministra y luego como Jefa de Estado. Sin embargo, evitó atacar a Marina Silva porque se dice que le daría su apoyo a ella en caso de una segunda vuelta.
Por su parte, Silva defendió ayer la inocencia de Campos y afirmó que quien incluyó su nombre en la lista de supuestos corruptos hizo una mera «deducción». Igual exigió una profunda investigación de estas anomalías.
La actual presidenta de Brasil, Rousseff ha prometido reiteradamente que tomará «las medidas oportunas» sobre el caso de corrupción cuando disponga de informaciones oficiales.
«Hasta ahora las denuncias no pasan de ‘especulaciones’, puesto que el interrogatorio al ex directivo de Petrobras se realiza en secreto… no sabía nada sobre irregularidades», aseveró la mandataria en declaraciones a periodistas en Sao Paulo.
Cardoso criticó duramente a Rousseff por esas apreciaciones y señaló entonces que «no es una administradora competente».
«El caso de Petrobras no es solo uno, ya hay muchos, no es una práctica, es una constante, no es una distracción, es casi una regla, y creo que la mandataria necesita explicar en forma más consistente», añadió.