Por Ignacio Carvajal/Liberal del Sur
Un hombre que en 2010 dio muerte a una persona a la que sorprendió atacando sexualmente a su hija, apeló a la justicia federal para que el juicio al que fue sometido por autoridades veracruzanas, y por el cual recibió 30 años de cárcel, sea anulado.
Margarito Marcial Montejo, interno en el penal de Coatzacoalcos, señala en su escrito de petición de juicio de amparo que el magistrado y el juez del Poder Judicial del Estado que vieron su caso, no aplicaron no tomaron en cuenta las circunstancias en las cuales cometió el homicidio y cometieron numerosas violaciones a sus derechos humanos.
En el documento dice que el juez que en ese entonces le tocó su asunto, Ignacio Ochoa Jiménez, no valoró el hecho de que no contó con la debida defensa, pues no tuvo defensor de oficio ni abogado. Los testimonios de su familia tampoco se consideraron.
Acusa que «en el expediente se verá que mi hija no fue tomada en cuenta y en la realidad, tampoco le dieron ningún tipo de ayuda sicológica para superar el trauma por el que pasó».
El homicidio se cometió el 14 de octubre de 2010 en la colonia Guadalupe de Coatzacoalcos, cuando Alberto Gómez Basilio, de 26 años, sometió con un cuchillo a la hija del sentenciado.
«El sujeto ya la tenía desnuda, encerrada para penetrarla, y fue cuando llegué y lo evité».
El hombre se declaró confeso, «no maté por gusto, lo maté defendiendo la vida y el honor de mi hija, eso me hace más asesino».
La tesis de su defensa, es que le anulen el juicio original para que se caceas otro proceso legal y en donde pueda tener una sentencia menor, incluso conmutara por los años que ha estado preso, «simplemente actué por miedo en protección de mi hija, de mi familia».
En la apelación, el caso quedó en manos del magistrado Víctor Manuel César Rincón de la Quinta Sala Superior de Justicia del Estado -compadre del juez Ochoa Jiménez-, y de nuevo confirmó la sentencia.
Hasta ahora lo que ha logrado la defensa es que se le redujera la pena de 30 a 28 años, lo cual aún siguen siendo una de las más altas en el sistema penal.
En su escrito, se señala que el magistrado también cometió muchas irregularidades, como el solapar que el juez Ochoa Jiménez hubiera pasado más de un año sin aplicarle la sentencia después de haber sido internado en el penal regional.
«Después de un año cuatro meses de inactividad el juez tercero de primera instancia de Coatzacoalcos dictó una sentencia a prisa sin estudio para evitar una sanción administrativa, que fue ocultada por el magistrado Víctor Manuel Cesar Rincón, violando mis derechos elementales», dice.
En las declaraciones presentadas por su hija, «tampoco hubo personal del Instituto Veracruzano de la Mujer asistiendo, ni del DIF, pese a que era menor de edad».
El día del intento de abusó -cuenta- fue lo más lejos que había llegado el finado después de una serie de agresiones contra su hija, «ha se habían dado problemas con él, ya la había tocado y le decía cosas, una vez le intentó tocar un seno, pero nunca desnudarla para violarla».
«No soy asesino, son un padre que defendió a su familia de una canallada, pero que ser por eso ser violador lo protegen más», dice el escrito dirigido al Poder Judicial de la Federación en donde espera que su caso sea escuchado para que su juicio se haga de nueva cuenta y respetando todos sus derechos.
El escrito enviado por la defensa ante la autoridad federal ya fue admitido, y está en fase de estudio, de ser concedido el amparo, se debe hacer un nuevo juicio y aplicar sanciones al juez y al magistrado ponente.