POR FADIA MORENO / FOTOS: CAROL SUÁREZ.
Trabajadores del Registro Civil trabajan en oficinas que están a punto de caerse, autoridades municipales no han mostrado interés en componer el edificio, sin importar que pudiera ocurrir alguna tragedia
A puerta cerrada trabajan funcionarios del Registro Civil de Xalapa, con un desastroso estado de las instalaciones desde hace algún tiempo, agravadas luego del reciente temblor que cuarteó paredes y puso en entredicho la integridad del inmueble.
Este periódico solicitó una entrevista con la oficial del Registro Civil Municipal, Marga Leticia Morgado Osorio, sin embargo su secretaria informó que se encontraba en una reunión, que tardaría y que mejor regresará luego, además, empleados del lugar se negaron a responder algunas preguntas argumentando que no tenían permiso de contestar “no tenemos autorización, la invito a que espere a la oficial”.
Con la estructura del edificio a punto de derribarse, en el pasillo donde diariamente visitantes realizan pagos, tramites de matrimonios, divorcios, nacimientos y defunciones; alrededor de 15 maderas “provisionales” empotradas en aberturas, sin miras de que este en mantenimiento o se vaya a restaurar la estructura del recinto, sostienen la construcción para evitar que el techo se caiga en el pasillo de la sala de espera, no obstante todos los maderos, con su respectiva cinta de precaución, avisan a los visitantes que caminen con cuidado, pues en cualquier momento se les viene encima.
Donde antes eran las oficinas de Tránsito Municipal, ahora deterioradas y deprimentes, algún trabajador tomo la precaución, también, de advertir con un letrero en uno de los asientos de la sala de espera que “no sirve”, pues las patas ya no se sostienen por su oxidación.
Las “modernas oficinas” que en el 2012 fueron presumidas por la entonces alcaldesa Elizabeth Morales García y que ahora son ignoradas por las autoridades municipales que desde el pasado julio, argumentaron que el temblor había pasado sin daños considerables, presenta severas cuarteaduras que levantan el cemento y la pintura de la pared; además de humedad y uno que otro cristal roto del techo en la entrada del recinto.
Unos felices usuarios que acababan de firmar su acta de matrimonio, bajaban del segundo piso con preocupación y cautela, pues dijeron que tenían miedo de que “en pleno casamiento el suelo se derrumbara”.
En el parque vehicular del registro, unas patrullas de Seguridad Pública abandonadas, algunas cubiertas por la hierba que crece, al igual que crecen los defectos en el inmueble, demuestran la indiferencia por reparar el lugar.
A expensas de que el edificio ya no dé para más, a que el peso del archivo general en el piso superior lo destruya o en su caso, que otro temblor lo termine de colapsar, los usuarios y empleados, realizan sus actividades, “con mucha precaución”.