Zapatos, llaveritos de cuero y otras artesanías es lo que comercializa Daniela en su carreta de madera que aparca enfrente de la iglesia y que estuvo suspendida por año y medio esta labor debido a la pandemia. Hace apenas una semana Daniela y los artesanos han vuelto para poder trabajar y como lo asegura en la mejor y más importante temporada para el pueblo mágico Naolinco la temporada de “Todos santos” la temporada que más atrae turismo local e internacional por la manera en que el pueblo festeja a los fieles difuntos.
Nunca se había suspendido el festejo pero por culpa del Covid dejaron de hacer la tradicional Cantada y los laboriosos altares que atraen año con año a personas que hacen largas filas en la carretera para admirar el trabajo realizado por artesanos y familias de este pueblo.
Todo este tiempo que se detuvo el flujo de visitantes a este pueblo, a decir de Daniela proveniente de una familia de artesanos zapateros les ha servido para reinventarse y perfeccionar lo que quieren mostrar y lo que quieren que se lleve el visitante.
Muestra un trabajo de coronas realizado con de fomy que ella y su suegra realizan con calor y mucha paciencia para poder dar la forma de las hojas hasta formar ramos completos que formen coronas que puedan usarse en las ofrendas de todos santos y que además puedan servir para años posteriores.
“La ventaja que tiene Naolinco con otros lugares es que nuestro trabajo no es desechable, realizamos trabajo de calidad y durabilidad. Nuestros zapatos son parte hechos a mano y parte elaborado ya de fábrica, pero, eso asegura que el calzado es duradero, nosotros no creemos en la moda desechable que tanto contamina y hace gastar al cliente. Nuestro trabajo esta hecho para la persona que trabaja rudo en el campo y para la persona que quiere lucir un atuendo elegante con la misma calidad y durabilidad”.
Daniel asegura que el visitante siempre encontrará la opción de reparar antes de desechar, pues siguen vigentes nuestros “zapateros remendones”.
Los costos también han sufrido modificaciones, pues han estado tanto tiempo esperando a que reanuden actividades.
“Estamos felices de que nos visiten, que hemos bajado nuestros costos para que puedan llevarse una gran experiencia de esta visita. Los costos de corona varían desde 80 a 150 pesos. En esta plaza en donde se instalan los artesanos puede encontrar los típicos dulces de leche y animalitos de pipían, de almendra y cacahuate. Las servilletas bordadas a mano que es una actividad cada vez más difícil de encontrar ya que la industria de la ropa ha desplazado el bordado a mano por abaratar los costos”.
Los famosos vinos y toritos, y el tradicional pan de panela y volcanes. Artesanía en barro de San Miguel Aguasuelos. Naolinco está de pie esperando con los brazos abiertos al turismo.