Miguel Bosé: Un show inolvidable; un sismo y una conexión eterna con México

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Miguel Bosé regresó más fuerte que nunca. Su nueva gira Importante Tour es un reflejo de lo que es hoy como artista, no dejó ningún cabo suelto, se comió el escenario, enloqueció a 10 mil asistentes en un show de poco más de dos horas y vivió por primera vez la advertencia de un sismo en la Ciudad de México.

Veinte minutos antes de las nueve de la noche cada uno de los músicos y acompañantes de Bosé tomaron su lugar en el escenario del Auditorio Nacional y, en medio de todo, ataviado con un traje blanco acompañado de un abrigo que flotaba con cada movimiento, y sus tenis clásicos Adidas, ahí estaba Miguel Bosé, quien sin el menor preámbulo, comenzó a cantar Mirarte.

Con todo perfectamente calculado, la luces, las distorsiones de imagen en las pantallas, la ubicación de cada uno de los coristas y los músicos —con él y en diferentes sitios de la escalinata que se encontraba en el escenario— Bosé tenía todo pensado y todo había salido de su mente después de ocho años de reconstrucción personal.

El momento había llegado. El hombre reconciliado con el artista se había conjugado una vez más para volver a ser ese monstruo artístico que ha sido en los últimos 50 años. Duende encendió el coro de los presentes que emocionados cantaban al lado de Bosé y recordaban esa coreografía con las manos, mientras el escenario encendió con luces rosa en cada nivel de la escalinata y él junto con sus músicos y coristas disfrutaban viendo lo que provocaban en los chilangos.

Una pantalla con líneas oscilantes que emulaban olas, un baile y dos plataformas de luces que cambiaban de blanco a azul y púrpura, acompañaron en este viaje a El hijo del Capitán Trueno en la que la tentación de levantarse de la butaca para sentir mejor la música, la letra, la producción y al mismo Bosé, fue imposible de evitar.

Nena… ese clásico que enloqueció a todo mundo de habla hispana en 1986 sacó los mejores pasos de pasarela de Bosé. Él camina, baila, se enorgullece de ese universo que solo creo y lo presume sin reparo, y en ocasiones se le escapa esa pícara sonrisa al darse cuenta que su historia… es la de todos.

 

 

Buenas noches, México. ¿Cuánto tiempo ya de no vernos? Años, pero aquí estamos y estamos para retomar todos juntos ese viaje que dejamos colgado en el tiempo, un viaje que nos pertenece a todos lleno de recuerdos, que según vayan apareciendo las canciones van a ir saliendo.

Hay dos cosas que hay conservan la memoria que captaron la atención, un perfume atrapa lo que pasa en ese momento y lo que suena y es ahí cuando se abre la Caja de Pandora. Esta noche vamos a sentir otra vez, todos, este viaje no es sólo mío. Empezamos por mar y ahora lo vamos a seguir por Madrid”, dijo a su público.

Y así como lo prometió, los recuerdos comenzaron a surgir en la mente de los presentes, no importaba la edad, había historias con cada canción como fue Aire soy, que desgarró algunas gargantas al cantar la canción que sólo le dio paso a una de las rolas más emblemáticas y que en el momento de su lanzamiento alteró las buenas consciencias de ambos lados del Atlántico: Bambú, que ayer hizo vibrar al público hasta la entraña más íntima.

En este viaje por el mundo de Bosé, lo espectacular no sólo era la iluminación o los gráficos o esa balanceada y delicada armonía en el escenario… esos temas que consolidaron al artista sonaron impecables y renovados con arreglos que no robaban la esencia de las canciones, sino que, al contrario, le daban un nuevo aire, así como el que emanaba Bosé al cantar Este mundo va.

Y fue en medio de su interpretación que la alerta sísmica comenzó a sonar. Bosé y sus músicos continuaban, pero el público comenzó a reaccionar ante el ya conocido sonido; la seguridad del recinto subió al escenario e indicó a Bosé y compañía que pararan.

Los que salieron al lobby del lugar fueron desalojados hasta la calle, mientras que aquellos que permanecieron en sus asientos esperaron a sentir el movimiento que nunca llegó. 15 minutos después, y tras la revisión del recinto y toda la producción, Bosé, músicos y coristas regresaron a su lugar para reanudar el show.

La alerta sísmica es un sonido que altera a cualquier persona que ha vivido un temblor en la CDMX y casi como si Bosé supiera que pasaría —que evidentemente no— Sereno Hacer por hacer surtieron ese efecto calmante en el público que ya había retomado sus lugares.

*EXCELSIOR