México derrotó a Corea del Sur en Austria

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México sufrió 66 minutos, para al final resolver el juego ante Corea del Sur en cuatro.

Victoria que le costó mucho trabajo conseguir al equipo de Gerardo Martino, que tuvo un primer tiempo brillante en juego y pésimo en contundencia, evidenciado al tridente de ensueño que se fue en blanco, para en la segunda parte soltarse en pelo y firmar una victoria de 3-2.

Así, el Tata en su juego 21 al frente de la Selección Nacional Mexicana, llegó a la marca de  18 juegos ganados; dos empatados y sólo uno perdido.

Pero al final lo que hay que señalar es que ante un rival que se vio más débil de lo esperado, poniendo aparte la amenaza de no jugar por el brote del Covid-19 que hubo en los asiáticos, México careció de pegada frontal, tuvo que recurrir al desgaste por el paso del tiempo para conseguir abrir una defensa que todos sabían, iba a jugar a tratar de ser de hierro, al final, se convirtió de aluminio.

La Selección ganó, pero hay que ser más serios a la hora de definir, porque al rival nunca hay que consentirlo, siempre hay que acabarlo.

Y fue por nota como jugó México durante el primer tiempo, pero le faltó el centavo para el peso. Le faltó el gol.

Siete oportunidades claras tuvo el cuadro de Gerardo Martino que utilizó al final “Tridente” de 129 millones de dólares, a los jugadores de ataque que son referentes en sus equipos en Europa: Hirving Lozano del Nápoli. Raul Jiménez del Wolverhampton y Jesús Manuel Corona del Porto. Ninguno la pudo meter.

El libreto fue claro desde el inicio, Corea del Sur se echó a la retaguardia, a cuidar el cero para después pensar en la portería contraria de la mano de  Son Heung-min del Tottenham.
Así se planeó y así fue.

México se enfrentó a un nuevo reto, a tratar de abrir el candado de un equipo que juega así por sistema e historia, que hace bien lo único que sabe hacer. El equipo de Martino no lo hizo mal porque generó, fácilmente hubo siete jugadas claras para anotar, algunas donde se estuvo cerca de anotar, otras donde se falló y algunas más donde fue ridículo.

Fueron 20 minutos de un dominio total, hasta que en una triuangulación Son Heung-min pasó para Hwang-U quien “machucadamente” remató a portería, Hugo González llegó, pero no detuvo el balón… Error del portero, error de toda la defensa.

Después del gol en contra, México siguió insistiendo, ya con menos imaginación pero igual claridad. El Chucky mandó un remate al poste; Jiménez quiso bombear en una descolgada y en otro centro de Lozano, Jiménez volvió a equivocar su remate.

A esto había que contarle dos remates más de Lozano y Raúl Jiménez, y una clarísima de Jesús Manuel Corona donde estuvo solo frente a la portería y falló en el remate y contrarremate.

La magia de México se acabó para la segunda parte. Corea le tomó la medida al Tricolor y Gerardo Martino acabó el “tridente de ensueño” a los 53 minutos, cuando Corona le cedió su lugar a Uriel Antuna.

Los minutos de adaptación a los cambios, fueron los más oscuros del equipo nacional, tanto que los coreanos se agrandaron, insistieron en salir jugando desde su área y se les derrumbó su fortaleza de mano, ahora, de Orbelín Pineda, que primero metió un centro a la pierna de Jiménez, quien al fin acertó (66’)  y dos minutos después (68’) le filtró un gran balón a Uriel Antuna que definió de gran forma.

Ya entregado el equipo de Corea, Carlos Salcedo de remate en el área metió el tercero (70’). Con el juego definido, la trama no cambió: más llegadas, no muy claras, pero las mismas fallas.

Cerca del final, Won en una pelota peinada en un tiro de esquina, metió el segundo coreano (87’).

TOMADO DE EL UNIVERSAL