•Del fuego cruzado y los muertos y los desaparecidos y las fosas comunes, ahora secuestran a las personas en sus propias casas y desde ahí operan el rescate, y si no pagan, ahí mismo los asesinan
Los malosos se reinventan.
Dueños del día y de la noche, propietarios de las vidas ajenas y la vida oficial, en el año 2011 comenzaron con el fuego cruzado entre ellos para quedarse con la plaza Veracruz.
Pasaron al secuestro de civiles. Y a la mutilación. Y a las fosas clandestinas. Y a cobrar un rescate por los raptados y, no obstante, sacrificarlos.
Ahora, la novedad que parece multiplicarse: introducirse en los domicilios particulares, secuestrar ahí mismo a los habitantes, y ahí mismo exigir el pago del rescate y, bueno, si la familia carece de recursos y/o es incapaz de la colecta inmediata, ni modo, el crimen.
Peor tantito, el asesinato impune.
Por ejemplo, el 3 de diciembre los malandros se metieron a la casa del licenciado Enrique Manrique Pintado, en la colonia Lomas del Río Medio 3, en el puerto jarocho, donde vivía solo con su esposa.
Exigieron un rescate, claro, millonario. Y como en 24 horas fueron incapaces de juntar el dinero, entonces en el garaje de su misma casa le pegaron cuatro balazos.
Y huyeron.
Una semana antes, de igual manera en el puerto jarocho, en la colonia 21 de abril, también se metieron a la casa del profe del Instituto Tecnológico Regional Ernesto Salazar.
Pidieron un rescate a la familia. La familia fue incapaz de juntar el dinerito para el rescate y lo mataron.
El 6 de diciembre, en Córdoba, tres malandros se introdujeron en la casa de la señora Irma Ana Machorro, de 80 años.
Le exigieron dinero. Y como la pobre anciana ningún centavo tenía, fueron, digamos, misericordiosos: la golpearon y ataron de pies y manos y le dijeron: “Cooperas o te mueres”.
Y huyeron.
Fue un día después cuando en Amatlán de los Reyes, a un ladito de Córdoba, la sede de “Las Patronas” que alimentan a los migrantes en su paso por el pueblo camino a Estados Unidos, el hijo del líder cañero, Carlos Alberto Figueroa Suárez, de nombre Alexander, de 19 años de edad, fue secuestrado.
Y se lo llevaron de su propio domicilio particular.
Así, pareciera, entonces, que los carteles se están reinventando en las horas que vivimos y padecemos cuando según las versiones, además de los Zetas, volvió el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cartel del Golfo, pues aquí, en Veracruz, han redescubierto un territorio fértil para sus operativos.
Por eso mismo, y como ha dicho el activista social de migrantes Rubén Figueroa, los señores de la droga tienen aquí el mejor armamento, el mayor número de casas de seguridad, el equipo humano más amplio y los mejores de entre ellos.
Cierto, cierto, cierto, por un lado, la Gendarmería peñista anda por aquí en estos días de la Cumbre Iberoamericana respaldando a la Fuerza Civil duartista, con dos mil policías, el primero de los cuales fue ejecutado en Poza Rica.
Y por el otro, los carteles se reinventan.
PROHIBIDO HABLAR…
En contraparte, resulta inverosímil; pero revise el lector los periódicos de la última semana, la última quincena, el último mes, el último bimestre, etecé, etecé, y advertirá que ninguno de los 50 diputados locales…
Ni tampoco ninguno de los 30 diputados federales de Veracruz…
Ni menos, mucho menos, ninguno de los tres senadores, un par tricolor y uno azul…
Ni tampoco, claro, ninguno de los secretarios del gabinete legal del duartismo… se ocupan de la inseguridad.
Menos los partidos políticos (Elizabeth Morales, Rogelio Franco Castán, Pepe Mancha y los otros), los líderes sindicales y la elite eclesiástica con su arzobispo y los obispos de la tierra jarocha.
En su discurso el tema está prohibido, pues las buenas conciencias, la gente VIP, la gente bonita, han eliminado de su vocabulario el infierno tan temido que padecemos los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Los cárteles y cartelitos, como les ha dado en llamar el procurador de Justicia, aquel del “Ya me cansé”, Jesús Murillo Karam, se han adueñado del día y de la noche en la tierra jarocha, la que también abrió la puerta a Hernán Cortés y al ‘’Pirata’’ Lorencillo…
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